CAPÍTULO 12.

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Me retuerzo en la superficie de la cama por el toque de sus manos. Manos masculinas que acarician cada pulgada de mi cuerpo por debajo de las cobijas y un gemido ahogado se me escapa desde la profundidad de mi garganta. Puedo verlo a través de mis ojos entrecerrados, su mandíbula dura con la leve capa de su barba recién afeitada, sus ojos oscuros viendo directo a los míos sin querer perderse ni una pulgada de las expresiones de mi rostro mientras sus manos se deslizan dentro de mi ropa interior. Sus manos están desnudas, libres de esos guantes gruesos y se siente jodidamente caliente cuando uno de sus dedos toca mi pequeño botón de placer. Puedo sentir los cayos de lo que son las manos de un hombre que trabaja con ellas y me retuerzo cuando un jadeo ronco sale de mi boca.

Estoy soñando. Sé que esto no es más que una oscura fantasía con el hombre por el que he estado suspirando las últimas semanas y mis gemidos solo aumentan a medida que la tensión se envuelve alrededor de mis paredes internas. Él presiona uno de sus dedos en mi abertura, lo siento deslizarse lentamente y mi espalda se arquea ante su intromisión. Lo escucho suspirar cerca de mi oído y el sonido me hace temblar por la excitación.

Tan estrecha... —lo escucho decir con su voz una pulgada más ronca y profunda. Sé que se siente tan bien como yo de estar haciéndome esto, de estar acariciándome y viéndome retorcerme bajo su toque. Aunque esto solo sea un sueño.

Se siente tan real. La tensión en mi cuerpo va en aumento cuando su dedo comienza a moverse en mi interior a la par de su pulgar que hace movimientos circulares contra mi clítoris. Él aparta las cobijas de mi cuerpo y el frío dejó de importar. Puedo sentir mis pezones duros rozando el top que uso para dormir y escucho de sus labios algo parecido a un gruñido de placer. ¿Los hombres gruñían también? Mi cuerpo está caliente por él y mis caderas comienzan a seguir el ritmo de su dulce tortura.

Y tan malditamente hermosa —suspira contra mis labios.

Siento su aliento caliente chocando con mi boca. Quiero sentirlo. Quiero besarlo y tragarme su exhalación. Quiero que diga mi nombre.

Más —suplico.

Siento la liberación cerca y él hace lo que le pido. Su dedo se enrosca en mi interior tocando un punto que ni siquiera sabía que existía y mis ojos ruedan hacia atrás. Sus labios me besan y se traga mis gemidos. Se siente tan increíble sentirlo en mi boca. Su beso es duro, salvaje como él y lleno de lo que sé es su deseo por mí. Amortigua mi grito en su boca cuando me vengo contra su mano y él me acaricia en unos cuantos movimientos más mientras me siento derretir.

Abro los ojos.

Mi respiración es agitada. Me siento confundida y extasiada por lo que pude sentir con un sueño. Mi zona intima palpita por las ansias de sentir algo contra ella y yo me retuerzo contra mi almohada sin poder creer lo que acabo de soñar.

Nunca había fantaseado con un hombre que no fuera un chico imaginario de algún libro literario de romance o inclusive con algún artista musical que me gustara. Fantasear con alguien que iba a ver en unas horas, era algo completamente diferente. Dios, definitivamente debo estar loca y frustrada sexualmente como me dijo Catleya que lo estaba.

Me levanto de la cama rápidamente y puedo sentir la humedad que se desliza entre mis piernas. Es una sensación desagradable que me genera una mueca de disgusto y al instante me quito mi ropa de dormir de la parte de abajo mientras voy de camino al baño. Debía deshacerme de la presión chillona de mi vejiga.

Mi ropa interior definitivamente estaba mojada. Sintiendo el calor sobre mis mejillas y negando hacia mí misma, me meto a la ducha y me baño. Necesito desechar ese calor y esa sensación tan vívida de su mano tocándome. Cuando salgo de la ducha, me envuelvo en la toalla y camino hacia la habitación. Afortunadamente estaba sola. Vania llevaba horas ya en su guardería, pero pronto sería mi hora de recogerla y tendría que alistarme entonces para mi salida a cenar.

Vasily.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora