CALÍOPE.
Hemos permanecido despiertas durante todo el tiempo en que Vania ha estado en cirugía. Siento que es lo menos que puedo hacer por ella en esta situación y con Catleya aún rondando por el pasillo de la sala de espera como si estuviera diseñando en esa cabeza suya alguna especie de plan macabro, me ha dejado con menos ganas de cerrar mis ojos por siquiera unos cinco minutos.
Tita después de que fuimos arrastradas del hospital general fue a casa y estuvo llamando durante el transcurso de las horas para saber algo sobre el estado de mi pequeña niña. No hemos tenido novedades y debo considerarme afortunada por eso en estos momentos, quiero suponer.
Son casi las cinco de la mañana, puedo ver la hora en el pequeño reloj de la pared que se ha mantenido en movimiento para preservar mi cordura en este lugar con su peculiar 'tic-tac' sonando. Los hombres de vestimentas oscuras siguen manteniéndose en la entrada de la sala de espera donde nos encontramos, no han dejado de vigilar y los he visto de reojo mientras uno de ellos parecía hablar a través de su celular.
Sigo intranquila por todo lo que hay a mi alrededor en estos momentos. Es un cambio abrupto que jamás habría pensado siquiera que pudiera ocurrirme a mí. Tal vez en las películas o en los libros, pero ¿a mí? Por favor, estoy segura de que lo mío será para un libro de suspenso o un thriller de asesinato.
La asesinada sería yo, tarde que temprano, claramente.
Cierro mis ojos por unos minutos, no puedo saber cuántos hasta que escucho la puerta de la sala de cirugía ser abierta junto a unos pasos.
Me levanto casi de golpe, de manera que un mareo me llega y siento a mi amiga a mi lado sujetándome antes de que pueda caer al suelo.
—Por esto te insistí en tomar algo —dice entre dientes, pero la ignoro cuando veo al cirujano caminar hacia nosotras.
Toda mi esperanza sé que se refleja en mi mirada cuando veo una sonrisa apacible surgir en los labios del hombre.
—Todo salió bien.
Escuchar esas palabras hace que la tensión abandone de forma automática mi cuerpo y siento por fin en la noche que ya más nada importa aparte de escuchar esas tres palabras.
Todo salió bien. Me repito en mi cabeza llena de alivio. Puedo sentir el sollozo de Catleya a mi lado, sé que es un sollozo de felicidad y eso llena de fortaleza mi cuerpo para poder aguantar el resto de las horas que me esperan.
—La cirugía tomó más tiempo del esperado, pero afortunadamente no fue demasiado tarde para ella —asiento a sus palabras, aunque la bola de culpa que tenía entre el manojo de emociones que se revolvían en mi interior, vuelve a hacer aparición—. Aún le tomará un tiempo despertarse de la anestesia y la mantendremos en observación durante un tiempo por cualquier posible cambio. Les recomendaría regresar a casa, tomar algo y luego regresar para la hora de la visita.
—¿A qué hora sería eso?
—A las once de la mañana —asiento de forma desganada a las palabras del hombre.
—... Está bien, muchísimas gracias por salvarle la vida.
—Ese es mi deber como cirujano —las dos asentimos hacia él cuando se da la vuelta para seguir su camino hacia la salida.
Ambas nos sentamos de nuevo en los asientos, Catleya abrazada a mí y yo apoyando mi cabeza en ella mientras tratamos de calmar la emoción que sentimos en nuestros corazones al saber que todo había salido con bien. También no pasa desapercibido para mí cuando uno de esos hombres de negro extiende un teléfono móvil hacia el médico cirujano y este lo toma para hablar a través de el.
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Vasily.
RomanceCalíope estaba llena de sueños rotos por el destino, un destino que la llevó a enfrentarse al cruel mundo sin una guía adecuada que pudiera explicarle que el sufrimiento, hacía parte de todo. Perdiendo a su madre a la edad de 17 años y haciéndose ca...