CALÍOPE.
Mi carácter en comparación a las demás chicas italianas de las que me conversaba mi madre, era demasiado pasivo y nunca tuve la necesidad de gritar para expresar mis descontentos. Siempre evité el conflicto, no quería acercarme a una situación en donde la ansiedad solo se acrecentará sobre mi pecho por tener a otra persona gritando en respuesta a mis palabras. Mamá siempre me decía que no sabía de dónde me había sacado teniendo en cuenta que el hombre que era mi padre también era italiano y que, desafortunadamente, me hizo experimentar lo peor del carácter de un hombre italiano. Mamá también tenía esa chispa, como si por su sangre corriera gasolina y como si el primer grito fuera la cerilla para encenderla.
Yo nunca pude responder de la misma manera y preferí ocultarme tras las sonrisas o la aceptación de una situación que no podía cambiar incluso si respondía de la misma manera. Hoy fue mi primera vez gritando con real frustración.
Y ahora tengo un problema realmente gordo con un hombre de la mafia. ¿Cómo se supone debo expresar mis pensamientos con alguien como él? No hay una guía, o al menos desconozco la existencia de algún libro que tenga como título: 'Cómo tratar con un mafioso. Guía sobre cómo sobrevivir a la Mafia Rusa'. Pero si en realidad existe, agradecería poder encontrarlo.
El sol de la mañana ya mostraba su esplendor a través de la tenue capa de nubes que adornan el cielo. El ambiente en todo el lugar parece imperturbable, con una calma rara que podría ser descrita perfectamente en un libro de terror antes de algún suceso terrorífico. Una vez más, pienso en las farolas que apenas se mantenían funcionando afuera de casa y que fueron la premonición de lo que se convertiría mi vida. Todo fue para terminar arrastrada hasta este momento, este lugar y terminar atrapada en lo que parece la guarida de un león.
No pude dormir. La idea era descansar hasta que se acercara la hora justa para salir en dirección al hospital, pero esta cama nueva, con sábanas nuevas y lo increíble de las vistas nuevas, no me permitieron hacerlo. ¿Cómo se supone debo descansar en esta situación? Pero si me permití tomar un baño y cambiar el vestido rojo por unos pantalones negros desgastados que me brindaban la seguridad que me hacía falta en realidad para vestir de nuevo un vestido.
Ahora pensaba también en que, en otras circunstancias tal vez estaría amarrada en un sótano siendo torturada por ese hombre si tenía en cuenta que no he pagado mi cuota. Pero bueno, qué sorpresa, la cuota me la corrieron justo para estas fechas y ahora estoy aquí. ¿Acaso todo había sido a propósito? No solo la cena, sino también lo que sucedió con Vania, si era así, no creo poder contenerme realmente.
Llevé una respiración profunda a mis pulmones y divisé una vez más ese vaso de vidrio con agua que él dejó en la habitación para mí. No me atreví a tocarlo, no solo porque pensaba en el riesgo de que pudiera tener algo dentro, aunque no tendría mucho sentido si consideraba que me había hecho firmar unos papeles en los que me reclamaba como su esposa y dudo que fuera solo para matarme, era más porque, simplemente, él lo tocó.
Y dicen que la maldad se riega a través de quienes están consumidos por ella y él es la representación perfecta de alguien consumido por la oscuridad. No conozco su mundo, tal vez no sepa demasiado, pero si sé que es cruel, que hay sangre y que la vida humana no vale más que un centavo de dinero, algo minúsculo y sin importancia. No importaba la vida humana, pero importaba lo que los humanos podían ofrecer y eso era la misma depravación, los deseos y la codicia por tener más de lo que realmente se tiene. Y, ahí, es cuando ellos aprovechan a exprimir cada minúscula pisca de lo que podría ser valioso en tu vida.
Pero ahora, ¿qué podría salvarme de ese destino? Ya codicié al hombre una vez, ¿qué podría hacerme inmune ahora? Quería concentrarme en pensar en Vania, en su recuperación, en que debo vivir para asegurarme de que estaría a salvo, quería solo centrarme en eso, pero al hacerlo todo pensamiento me traía de nuevo hasta ese hombre.
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Vasily.
RomanceCalíope estaba llena de sueños rotos por el destino, un destino que la llevó a enfrentarse al cruel mundo sin una guía adecuada que pudiera explicarle que el sufrimiento, hacía parte de todo. Perdiendo a su madre a la edad de 17 años y haciéndose ca...