Recuerdos de aquel día

Capítulo 12.

A la mañana siguiente me voy a casa de mi hermana a comer. Vive con su marido y su hijo, Xandre, en una casita de planta baja con un jardín espectacular, pero tampoco muy lejos del centro, donde trabajan. Meto a Prada en el coche y voy hacia su casa.

—¡Tita Abril! —grita Xandre al verme entrar por el portal. Viene corriendo hacia mí por la zona sin césped que se dirige hacia el garaje interior con los brazos abiertos para que nada más que cogerlo en brazos sea posible.

Y eso hago. Lo cojo en volandas y lo llevo en el colo¹ hasta llegar a junto de sus papis y abuela. Está guapísimo, tiene el pelo castaño, pero muy clarito tirando a rubio y los ojos verdes cortesía de mi hermana. Lleva puesto un pantalón corto verde con una camiseta de manga corta azul oscuro de algún dibujo animado de esos que le gustan a él. En los pies lleva unas sandalias de agua transparentes.

—¡Hola, Xandre! ¿Qué tal?

—Mooooii beeen. —me responde en gallego y alargando mucho las palabras para exagerarlo.

—Alégrome moito—le digo haciendo que sonría con vergüenza. —Hola a todos. —esta vez me dirijo a los demás. Mi madre está sentada en la mesa de fuera hablando con mi hermana y Víctor está de un lado para otro colocando todo en la mesa.

—Ey, hola pequeñaja. ¿Qué tal? —me saluda Víctor. Él tiene 32 años, tres más que mi hermana, y siempre ha actuado como un hermano mayor para mí.

—Bien, ¿y tú?

—Perfectamente. —me sonríe y me guiña el ojo antes de desaparecer por la puerta de entrada hacia la cocina.

—Abril.

—Lea. —le respondo a mi hermana de la misma forma que ella me ha saludado.

—Ven, siéntate, que te cuento.

Dejo en el suelo a Xandre, que sale corriendo hacia un camión pequeño de juguete que había dejado en el jardín con Prada pisándole los talones y me voy a sentar con ellas para ponernos al día de nuestras vidas y respectivos trabajos.

Me paso el resto de la tarde en casa de Lea después de haber comido una riquísima paella y darle los regalos a Xandre, cosa que ha hecho que sus padres dijeran que lo tengo muy malcriado. Pero me da igual.

—Por cierto, ¿sabéis quien es mí nuevo jefe en la empresa? —les pregunto a todos mirándolos uno a uno para hacer un poco de drama y suspense.

—No, ¿quién? Dilo ya, mujer.

—Austin.

—Pero que dices. ¿En serio? Como puede ser eso, si iba fatal en el instituto. —suelta mi hermana.

—Pues ya ves. Pero lo mejor de todo es que el Bojan y él ahora se odian.

—Bah, ese tontaina chulito. —comenta mi madre refiriéndose a Bojan.

—Mamá, Austin tampoco se queda atrás eh.

—Bueno, parece que ha cambiado. Bastante. —le comento a mi hermana.

—¿Estás segura? —me responde con cara de estar muy poco convencida.

—A ver, no he estado mucho con él, pero por lo que hablamos...

—Ya.

—Tranquila.

—¿Quiénes son esos dos? —pregunta Víctor.

—Antiguos compañeros de clase de Abril. —le responde Lea. Sé la razón de porqué esté un poco reacia a este descubrimiento, pero por ahora no tiene de que preocuparse. Que se pusiera un poco cortante solo hace que la ame más por quererme e intentar cuidarme todo el rato.

—Bueno, se me hace tarde y mañana tengo que madrugar. Creo que será mejor que me vaya.

Me levanto de la silla y cojo mis cosas.

—¿Me acercas a casa?

—Claro, mamá. Vamos. Prada, corazón, arriba que nos vamos. —le digo a mi perrita que estaba acostada debajo de la mesa, durmiendo después de estar toda la tarde de un lado para otro y jugando con mi sobrino.

—Bueno, ya nos veremos en otra ocasión. Adiós, cariño. —me dice esto último mientras me da un abrazo de hermana oso que recarga pilas.

—Hasta pronto, Leiña.

—Adiós, pequeñaja.

Acabamos de despedirnos entre todas y nos vamos al coche con Prada detrás. Xandre se ha quedado dormido y es mejor no molestarle.

Dejo a mi madre en su casa y nosotras nos dirigimos a la nuestra cansadas, pero felices.

       

¹Colo: del gallego coger en brazos.