[EDITANDO]
La vida de Sam sufre un vuelco inesperado cuando por cuestiones del destino debe mudarse, dejar su casa en la gran ciudad, para instalarse en un antiguo castillo perdido en el bosque de un extraño y misterioso pueblo, llamado Santa Cleme...
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●Noha●
Sam veía el atardecer como quien mira el nacimiento de una nueva era , un nuevo comienzo, lleno de anhelo y esperanza. Sus ojos claros parecían brillar aún más frente a los rayos del sol que se ocultaban, esos fulminantes rayos de sol que buscaban su mirada de una manera natural, le correspondían por naturaleza .
—Esto es bellísimo, Noha, es lo más hermoso que he visto— me dijo sin apartar la vista de aquel paisaje pintado de un rojizo anaranjado , que la tenía hechizada.
— Si,yo igual— le respondí sin dejar de mirarla , no había podido apartar mi vista de ella en todo el momento que llevábamos ahí, ella se perdía en ese atardecer y yo... yo no podía hacer otra cosa que no fuera contemplarla. Era lo más hermoso que había visto en mi vida y no hablo del atardecer.
Estoy seguro que no se dió cuenta que ni siquiera me molesté en ver aquel paisaje plagado de montañas que iban cubriendo el sol.
Desde el momento que la conocí mis ojos comenzaron a corresponderle, actuaban de manera involuntaria, me había atrapado a mi mismo observándola casi un millón de veces, tanto que ya me conocía de memoria la curvatura de su nariz, el lunar en su mejilla izquierda, y la forma en la que se mueve sus labios cuando dice mi nombre.
Y no podía comprender el por qué , ¿Por qué con ella?, ¿Por qué me tenía que pasar esto con ella?, ¡Justo con ella!, me maldecía cada vez que la tenía cerca y recordaba mi papel en todo esto, no podía dejar que le hagan daño, aunque su destino y el mio ya están marcados, sentía la enorme necesidad de salvarla antes de que sea tarde.
Me veía en el reflejo de sus ojos y de alguna manera me sentía tan nervioso y vulnerable, que trataba de alejarla, de marca una distancia entre nosotros, no la quería cerca porque tenía miedo que descubra la sombra que habita dentro de mi alma, no quería que me vea con esos ojos asustados y huya de mí, pero otra parte de mi quería aferrarse a ella y a su luz.
—Noha— dijo con su voz inocente y cálida. — Me tengo que ir.
— Si, vamos — asentí y desprendí mi mirada de ella para retirarme de aquel lugar.
Mi casa quedaba del otro lado de la calle, de lejos parecía ser sacada de una pintura de Monet, trazada con delicadas pinceladas y relieves , sus paredes con colores vivos , su estructura inmensa con amplias ventanas y balcones. Una obra de arte digna del impresionismo.
Antes de cruzar la calle en dirección a mi casa pude notar unas luces encendidas en uno de los cuartos del piso de arriba, y cuánto más me iba acercando un sonido retumbante se colaba en mis oídos.
Miré de reojo a Sam y vi como su cabeza se tambaleaba de lado a lado al ritmo de la música, le gustaba, disfrutaba de ella.
— Ya veo porque no te gustan las fiestas de tu hermano — comentó mientras caminábamos hacia la casa. — Es porque escucha la música de Joan Nizar , ¿Verdad?