Capítulo 12 | La Pesadilla

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♡Sam♡

Podía sentir su respiración agitada, algo nerviosa, Noha se veía tan vulnerable frente a mí, que pensé que estaba alucinando, no podía comprender cómo aquel chico arrogante y presumido, que en más de una ocasión me había hecho temblar de rabia y de los nervios, ahora parecía no poder lidiar con la presión de tenerme tan cerca. ¿Acaso Noha Valenty se había olvidado de cómo ser un imbécil ?.  

Cerró los ojos, huyendo de mi mirada, me pregunté qué estaría pasando por su cabeza en aquel momento, qué pensamientos o sentimientos lo consumían. Noha era una persona muy difícil de descifrar, hoy se había comportado muy gentil, cuando ingresé al salón de clases, su sonrisa amable y cálida me hicieron sentir más confortable, su abrazo protector, de cierta manera me había reconstruido. Había pasado toda la tarde con él y ni siquiera había hecho el intento de ser el Noha que conocí, arrogante, presumido, extrovertido, ahora era un chico tierno, amable, atento y eso me gustaba, además se veía tan lindo que no pude resistirme y lo bese. Le había robado un beso a Noha Valenty, y él me había correspondido, como si lo hubiera estado deseando todo este tiempo.

Al instante me arrepentí, ¿Que acababa de hacer?, ¿Como se me ocurre tomar esta iniciativa?, seguramente me estoy volviendo loca. Pensé.

— Quiero que me acompañes a Argania —. Le dije cuando caí en cuenta de lo que había hecho, tomando distancia de él, tratando de evadir la situación. 

Noha inmediatamente abrió sus ojos, estaba sorprendido, pero no por lo que le acaba de decir, estaba más admirado por aquel beso que le había robado. Y ahí estaba de nuevo su sonrisa divertida, presumida y alardeante. 

— ¿Qué fue eso?— me dijo picaramente.  

— Nada, solo un beso… — le dije fríamente, sin darle importancia, no quería que piense que de repente me gusta o algo por el estilo. Sacudí la cabeza tratando de desterrar la imagen de Ruth besándolo. Pero, ¿Cómo se me ocurre?, no podía creer que me había dejado llevar por su cara bonita.

— Yo no diría eso… — dijo divertido.

Lo mire fastidiada.— Ya relájate, no es para tanto…. ¿Me acompañaras a Argania ? — le pregunté insistente, queriendo cambiar de tema. 

Noha chasqueo sus dientes, pensativo, colocó sus manos en sus caderas e inclinó su cuerpo hacia atrás. Se quedó en silencio por unos minutos, mirándome con sus ojos intensos y azulados, parecía analizar cada detalle con precaución, me hubiera gustado poder saber en ese momento lo que realmente pensaba, que ocurría dentro de él. 

— Creí que querías cerrar el portal, ¿Que te hizo cambiar de opinión? — dijo finalmente.

La respuesta de aquella pregunta quería guardarla para mí, no quería que Noha conozca el verdadero motivo. Realmente quería cerrar el portal, era mi propósito y no había cambiado de objetivo, pero hoy, justamente hoy quería huir, desaparecer, no quería regresar a casa, quería sentir lo que es tener un lugar seguro a donde volver, donde me esperen con los brazos abierto, así como el rey Herne, quería caer en un abrazo, escuchar la voz cálida y pacífica de Ivar, y sentir que la vida tenía su lado bueno, que valía la pena luchar por uno mismo, creer que era invencible, queria reirme a carcajadas y que el único dolor que sienta, sea el de mi panza por no poder para de reir. 

Pero, lo único que sentía era el ardor de las heridas vivas y palpitantes en mi cuerpo, mis brazos y mis piernas estaban llenas de moretones y sentía como con cada respiración mis costillas se quebraban, en mi pómulo izquierdo se había comenzado a inflamar un golpe, lo había tapado con maquillaje para que no se note y al parecer había funcionado, por lo menos por ahora. Anoche, mi padre me golpeó, estaba enojado porque me había desaparecido todo el día y cuando se enteró que volví a salir, y que me trajo un muchacho a casa, se enfureció más, y lo peor de todo, que no fui la única a la que castigó, Alex me había defendido en un primer momento por lo que tuvo que responder por mi cuando yo no estaba.  Cuando Noha me dejó en el castillo, todo fue un caos, la violencia y el abuso cobraron vida y se encarnaron en la figura de mi padre. Después de aquello, no quería regresar a casa, tenía mucho miedo con lo que me podía encontrar allí, en el estado físico y emocional que me encontraba no aguantaría otro castigo más. Necesitaba escapar de mi realidad y Argania era mi lugar especial. Sin embargo nada de eso le dije a Noha, me daba mucha vergüenza que conozca mi infierno, mi pesadilla, que vea mis heridas, que vea en mí una figura abominable y destruida, así que me limite a dar detalles. 

ARGANIA : HEREDEROS DE UNA MALDICIÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora