○Noha○
Conserve la calma ante los insultos y las amenazas de Max, estaba totalmente descontrolado, sin embargo con nada de esfuerzo me lo quite de encima, empujándolo nuevamente, pero él insistía en querer golpearme. Me gustaría decir que soy un pacifista y que evitó los problemas, pero no. Fue cuestión de tiempo para que me enfadara con Max y le respondiera con violencia a sus insinuaciones.
Y ahí estábamos sobre el asfalto del estacionamiento a los puros puñetazos y patadas. Max tenía un cuerpo robusto pero sus golpes no eran acertados, eran débiles y su falta de foco le jugaba en contra, no fue difícil sacarle ventaja en una pelea. Evidentemente jamás había participado en una.
—¡Noha!, ¡ ya basta! ¿Qué está pasando? — La voz de Joan hizo que frenará con mis ataques y dejara de pelear con Max, quien estaba recostado de espaldas en el piso.
Me separe de inmediato de él, sin dejar de mirarlo con rabia. Max se levantó rápidamente y por atrás apareció su gemelo para ayudarlo.
—¿Qué es todo esto?, ¿Puedes explicarme porque estabas golpeando a ese muchacho de esa manera?— me regañó Joan.
—Él me atacó primero — le conteste entre dientes.
—¡Este imbecil secuestro a mi hermana!— me señaló con rabia Max, queriendo atacarme nuevamente. Alex lo frenó tomándolo de su muñeca, tratando de calmarlo.
—¿Qué?— manifestó confundido Joan. —Noha, quiero una explicación ya— dijo serio.
—Eso es mentira— le respondí. —Lo que dice no es cierto, yo no la secuestré.
—Mientes, los vieron irse de la escuela juntos. ¡Mi hermana está desaparecida, y él tiene que ver en esto! y si no me dices donde está te juro que te matare — Grito Max.
Joan me miró serio y por la expresión de sus ojos supe que había entendido todo, y que sabía de quién se trataba todo esto, así que se giró hacia Max y Alex para hablarles con calma.
—¡Oye tranquilo!, estoy seguro que debe haber una explicación para todo esto y que podemos arreglarlo sin violencia.
—¡Ah! pero si tú eres ese cantante... — respondió Max, al percatarse de Joan. —Ya veo que es lo que pasa aquí... Seguro que así atraen y engañan a las chicas, para luego hacer con ellas lo que les plazca. Todos ustedes son iguales, me dan asco... ¿Qué mierda hicieron con Sam?... ¡Eres un hijo de perra ! — Manifestó con odio en sus palabras.
—¿De qué hablas?, lo que dices son tonterías — le respondí a Max con gritos. Si no fuera por Joan que estaba entremedio de nosotros lo hubiera golpeado con todas mis fuerzas, aquella acusación me hacía hervir la sangre de tal manera que sentía como la rabia se propagaba dentro mio. ¡Cómo se le ocurre pensar algo así!
—No es lo que piensas. Nosotros no le hicimos nada— dijo Joan.
Max comenzó a gritarnos insultos y acusaciones totalmente falsas, aunque entendía su enojo y preocupación, Sam se había ido y sin darles una explicación, pero aun así no tenían ningún derecho a acusarnos de ese modo, menos sin pruebas.
—¡Max, ya basta!, déjalos hablar... —dijo de repente Alex, acallando el bombardeo de palabras de su gemelo.
La voz de Alex sonaba adolorida y cansada, su tono y la expresión de su rostro era preocupante.
Max al percatarse de la condición de su hermano, volteo a mirarlo, olvidándose de que estábamos allí.
—¡Oye!, Alex ¿ te sientes bien?— le preguntó Max, mientras lo tomaba de los hombros, Alex parecía desorientado, como si no dimensionara el lugar en el que estaba parado, como si no escuchara o viera lo que sucedía a su alrededor.
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ARGANIA : HEREDEROS DE UNA MALDICIÓN
FantasíaLa vida de Sam sufre un vuelco inesperado cuando por cuestiones del destino debe mudarse, dejar su casa en la gran ciudad, para instalarse en un antiguo castillo perdido en el bosque de un extraño y misterioso pueblo, llamado Santa Clemencia. El aj...