♡Sam♡
Fhia me ayudo con mi atuendo para la reunión de tonus, después de varios minutos termine por elegir un hermoso, largo y delicado vestido blanco, teniendo en cuenta el comentario de mi acompañante, aunque tenía detalles dorados en sus mangas y corset, el blanco destacaba de una manera elegante y sentaba muy bien sobre mi piel. También había peinado mi cabello en forma de moño, dejando caer dos mechones ondulados a los costados. Realmente me gustaba como me veía, nunca antes me había preparado para una fiesta o para una situación así, estaba muy emocionada y también nerviosa.
Cuando llegó la hora acordada, abandoné mi habitación y me dirigí hacia la entrada principal del castillo donde me encontraría con Ivar para ir juntos.
Al cruzar el corredor me encontré con el rey Herne quien también iba de salida.
—¡Pero qué veo!, una princesa en estos pasillos—comentó con ánimos y yo no pude evitar sonreír. — Te ves preciosa Sam,eres igual de bonita que tu madre.
—Gracias.
—¿Vas de salida? — asenti. — Entonces déjame escoltarte por las escalinatas.
El rey me tendió su brazo y yo lo tomé con cuidado, comenzamos a caminar por lo que restaba del corredor hasta que llegamos a las enormes escalinatas que estaban en la entrada del castillo. Aquella escena me hizo recordar a las películas de princesas que solía ver de niña, todo aquello era un sueño, el palacio, el rey, Ivar, los tonus y la magia, Argania era mi mundo soñado, perfecto y había veces que hasta dudaba si todo esto existía en realidad y no había sido un invento descabellado de mi locura, por lo que me solía pellizcar a menudo pensando que se trataba de un sueño.
—¿Vas a la reunión de tonus?— preguntó el rey mientras descendiamos las escaleras lentamente.
Asentí con una sonrisa.
— Me alegra saber que te estás integrando.
—Si, Romuana y Lyria fueron muy gentiles al haberme invitado.
El rey se detuvo unos escalones antes de llegar a la planta baja.
— Oh, me temo que ellas ya se fueron— comentó algo preocupado. — Pero puedo pedir un corcel para que te lleve a la reunión. — me negué.
—No, está bien, de hecho yo les pedí que se adelanten y que se vayan sin mi.
—¿Si?, ¿iras solas? — pregunto confundido.
Estaba apunto de responder cuando la voz varonil y calidad de Ivar irrumpió en nuestro diálogo.
—No, irá conmigo— dijo mientras se acercaba caminando elegantemente hacia los pies de las escaleras.
Yo sonreí al verlo. Se veía bastante guapo, su cabello platinado brillaba más de lo normal, dos mechones del mismo caían sobre su frente decorando sus ojos intensos del color del sol. Llevaba puesto un elegante traje color blanco con una camisa dorada, la cual le quedaba perfectamente amoldada a su cuerpo, los últimos botones de esta estaban desabrochados por lo que dejaba a la vista parte de su pecho.
—¿Ivar? ¡Pero qué sorpresa!— Exclamó el rey al verlo., luego me miró sorprendido. Estoy seguro que recordó nuestra conversación porque disimuladamente susurró. — No se como lo hiciste, pero gracias — sonreí.
— Digamos que tiene un gran talento para persuadir — comentó Ivar que al parecer había oído esto último.
—Bueno, si es así, me alegro de que vaya contigo — añadió el Rey. — Sé que haces un buen trabajo protegiendo a quien te encomiendo.
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ARGANIA : HEREDEROS DE UNA MALDICIÓN
FantasyLa vida de Sam sufre un vuelco inesperado cuando por cuestiones del destino debe mudarse, dejar su casa en la gran ciudad, para instalarse en un antiguo castillo perdido en el bosque de un extraño y misterioso pueblo, llamado Santa Clemencia. El aj...