A falta de un lazo, un listón decorado

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—Desde el día en que supimos de tu diagnóstico, hemos tenido el temor de la dificultad que podrías enfrentar para vivir tu vida, al menos de una forma normal —dijo su madre cruzada de brazos, mirando a su hijo sentado frente a ella con una expresión de culpa—. Saber que había un tratamiento que pudiera darte una buena calidad de vida nos dio una luz al final del camino.

—No es una enfermedad terminal, madre —se atrevió a interrumpir, estaba cansado de ser tratado como alguien que estaba por morir; ahora la idea de ser forzado a casarse le impulsaba a saltar desde el hueco dónde se sentía para salir a la luz y persuadir a su madre.

—Tienes razón, no padeces una enfermedad terminal —sonrió levemente, casi como si prefiriera que se tratara de una enfermedad terminal en lugar de su verdadero diagnóstico. No era así, Jinyoung lo sabía, pero eso pensaba casi en automático al ver ese gesto—. No obstante, ese no es un motivo válido para no tomar tus medicamentos y ponerte en riesgo tanto a ti como a otras personas.

—Puedo controlarme perfectamente —volvió a interrumpir. Trataba de no sonar retador, siempre ha sido un hombre tranquilo y pacífico del que los conflictos se alejan ante su serenidad. Mucho menos quisiera provocarle un disgusto a su madre, pero no podía dejar pasar como si nada el hecho de que quisiera hacerle contraer matrimonio.

—¿Y por cuánto tiempo más podrás controlarte? ¿Debo recordarte las consecuencias de tus dos diagnósticos, Jinyoung? Por favor, sabes muy bien que jamás haría algo que te perjudique, soy tu madre y te di el suficiente tiempo para que tomaras tus propias decisiones. Decidiste dejar de lado tu tratamiento y has hecho no sé qué tantas barbaridades —miró a su alrededor, gesto heredado a su hijo—. Es tu cuerpo, es tu vida; pero también eres mi hijo y estás colocando tu integridad en riesgo. No voy a permitir que desbalancees tu vida de esa manera por tener un libertinaje que al final te afectará más de lo que pueda beneficiarte. Sabes lo que dijo el psiquiatra, sabes las alternativas que tienes y lo supiste desde un comienzo. Si el medicamento no fue lo más óptimo para ti según tu criterio, la siguiente solución será establecer un lazo que te orille a controlar tus feromonas e instintos. 

La conversación que tuvo con su psiquiatra y con su urólogo años atrás venía a su cabeza. Dictándose perfectamente como si recordara los diálogos de alguna película que vio hace tiempo, palabra por palabra, cada mirada, cada sentimiento reflejado en el rostro de sus padres.

—¿No hay supresores para ello? —inquirió su madre desde la ignorancia y el miedo.

El urólogo, delatado por su subgénero, la miró con ironía.

—Desgraciadamente, los supresores sólo son para omegas, señora Park. Sin embargo, la satiriasis puede tratarse con terapia cognitiva-conductual dependiendo de la gravedad. Necesita evaluarse si no es derivado de algún trastorno psicológico. Acorde al estado del joven Park, dudamos mucho que se requiera el uso de medicamentos tranquilizantes.

—¿Qué hay de su celo? —añadió la madre—. Su emanación de feromonas, ¿tendrá dificultades para formar un lazo?

—Es un alfa dominante, formar lazos no es problema para él —dijo el psiquiatra—. Su naturaleza de por sí le da la posibilidad de relacionarse con omegas sin formar lazos al primer error. Lo que es posible que suceda es que al formar un lazo dependa ligeramente sexualmente de su compañero como los omegas normalmente lo hacen. Todo dependerá de cómo sea su progreso con las terapias.

La familia Park dudaba que las terapias fueran suficientes. Sobre todo su padre que siquiera entró al consultorio dado a sus pensamientos respecto al estado de su hijo.
Nunca antes hubo algún miembro de la familia Park diagnosticado con satiriasis o ninfomanía, por lo que el frío sudor que salía del calor de su ansiedad se mantuvo la mayor parte del eterno momento en el que se encontraban junto a los doctores.

Just tonight we'll go to heaven and back [GOT7 fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora