Capítulo 9: Escapada mortal

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Rage (Hazel)

El demonio negro de tres cuernos era bastante violento, que tuve que ayudar a Sham a pelear. El demonio negro dió una orden y me agarró un demonio que parecía estar algo confundido.

El demonio se alejó de Sham y abrió un portal. Sham miró horrorizado la escena.

—¡Dejadlo en paz!—gritó Sham. —¡Es a mi quien queréis, él no tiene nada que ver!

—Lo que decía. Sham ahora es un blandengue. Swine, llevatelo y matalo—dijo el demonio negro.

—¡NO!—grité pataleando con aquel demonio que al parecer se llamaba Swine. Swine me agarró más fuerte.

Swine se metió en el portal y lo cerró al instante. Solo pude ver la mano estirando de Sham para ver si me lograba sacar de allí.

Llegamos a un descampado del mundo humano donde sólo una hierba seca había de vida. Tragué saliva cuando Swine me soltó de malas maneras.

—Por favor, te lo ruego, déjame ir—le supliqué.

—Ni te muevas...—dijo sacando un machete enorme. Cerré los ojos y al instante me acordé de un hechizo que ví en el libro que Sham no me dejaba leer porque era suyo, quizás.

—¡Μαύροι σύμμαχοι. πήγαινε γι' αυτόν!—grité. Al instante, aparecieron unos seres de vacío y lo agarraron con fuerza.

—¿M-magia p-prohibida? ¿Tu t-también?—dijo atónito.

—¿Qué es eso, se come?—dije extrañado.

—¡La magia prohibida! ¡Es algo muy peligroso! Me extraña que un orador sepa de esto...—dijo intentando salirse de las garras de aquellos seres.

—Dáme un portal—dije sintiéndome superior.

—No, buscate la vida.

—¡Ah, ya sé! En mi casa creo que debe haber algo...—dije algo emotivo.

—¡No, no lo voy a permitir!—dijo Swine. Sonreí maliciosamente no sé por qué. De mi bolsillo, saqué un libro negro. —Eso no es...

—Si... Es uno de los libros de aquella magia que practica Sham... si...—dije sin controlar lo que me pasaba. Abrí una página y pronuncié ciertas palabras. —αναίσθητο κάθαρμα...—al instante, Swine cayó en un sueño profundo en el que tardaría un poco en despertar.

Me guardé el libro y salí corriendo para llegar a mi casa. Trataba de darme prisa ya que Sham estaba en problemas y no lo iba a abandonar porque todo lo que estaba sucediendo era por mí y él me estaba defendiendo de todo.

Una hora más tarde, llegué a mi casa, la cual estaba hecha mierda y llena de sangre por todos lados. Tragué saliva y estuve decidido a entrar pasara lo que pasara. Eso sí, me sentía extraño desde cuando utilicé aquellos conjuros del libro de Sham.

Entré y todo estaba patas arriba o roto. Me dieron ganas de romper a llorar, pero algo hizo que continuara caminando, buscando la forma de hacer un portal donde Sham y así ayudarlo.

En ese entonces, me empecé a marear y sentía la voz de Sham pidiendo ayuda. Traté de aferrarme a las paredes que me rodeaban pero caí al suelo y me golpeé la cabeza. Y ahí, todo se tornó oscuro.

Me desperté en una sala pequeña, donde al parecer, parecía la habitación de alguien. Salí de aquel lugar y me topé con una celda, que en el interior, había un diablo familiar...

—¡Sham!—dije aferrándome en los barrotes para verlo. —¿Qué demonios te pasó?—Sham, que estaba en el rincón de la celda me miró. Lo ví con una cara de pena, pero al instante se reanimó.

Rage y los hechizos del malDonde viven las historias. Descúbrelo ahora