Era uno de esos demonios. Era alto y fuerte y con un aspecto bastante maligno y asesino. Su alma estaba repleta de ira y malicia. Pensé que ese era mi final.
—¿En serio creían que iban a escapar? A nosotros no se nos escapa ni una, pequeño idiota—dijo este con una voz penetrante. —Hemos matado a muchos oradores por nuestro gobernante. Ahora sereis los siguientes... Empezando por ti...—dijo levantándome con un dedo la barbilla.
—¡N-no!—dijo Zhivot sacudiéndose, que lo habían atrapado otros dos idiotas. —¡Empezad por m-mí si queréis, p-pero dejad a mi hermano!
—¿Te importa mucho, tu hermanito mayor?—dijo poniéndome una navaja en el cuello. —Le puedo degollar el cuello en un abrir y cerrar de ojos ¿sabes? Soy capaz de hacerlo ahora mismo. He matado a cientos de oradores y no me voy a echar a atrás solo porque seáis unos putos mocosos insignificantes
—¡Déjalo Zhivot!—dije mientras tenía los ojos llorosos. —No quiero verte sufrir.
—¿No quieres verlo morir?—me dijo haciendo una sonrisa perversa.
—N-no... ¡A qué viene eso!—grité con fuerza mientras mis lágrimas no se contenían y brotaban de mis ojos. Este soltó una amarga carcajada.
—Entonces te sacaré los ojos para que no lo veas y te cortaré las orejas de mocoso que tienes—dijo mientras agarraba la navaja de otra posición y lo acercaba despacio a mi ojo izquierdo. —Quizás si te los corto haciendo una cruz, será más fácil quitártelos...—dijo mientras ponía el filo de la hoja un poco más arriba de mi ojo.
Empezó a hacer un corte hacia abajo lo más lento posible para que lo pasara mal. Gritaba, lloraba y pataleaba de dolor, pero de nada iba a servir, me iba a sacar los ojos.
Cuando estuvo cerca del párpado, oí la voz de Zhivot decir:
—¡NOOOOOO!—dijo mientras intuí que les pisó el pie a los dos demonios y vino corriendo hasta mí.
Escuché el sonido de una llameante y poderosa bola de fuego. El sonido se acercó velozmente y sentí algo cerca que estaba cálido. le había lanzado una bola de fuego.
El demonio, adolorido, retiró la mano, pero hizo que el cuchillo me cortara por encima el párpado superior y el inferior. Se echó hacía atrás creo que muy enfadado.
Escuché el sonido de una patada y reconocí que Zhivot, al parecer, le había pegado una hostia y este cayó al suelo, inconsciente. Creo que para hacer algo así, tuvo que coger muchas fuerzas para haber hecho todo eso por su hermano mayor.
Solté un ruido entre dolor y llanto. Me puse las manos rodeando el ojo el cual goteaba sangre. Agaché la cabeza para que mi hermano no viera tanto.
—¡Hazel, tu ojo...! ¿Está bien?—dijo mientras trataba de quitar mis manos de mi ojo.
—Estoy...Agh... Estoy bien...—dije con un hilo de voz. Este me retiró las manos y me levantó delicadamente la cabeza.
—Déjame verte, hermano. Quiero ayudarte—dijo mientras trataba de ver si podía ver algo. De su bolsillo, creo que sacó un pañuelo. Lo estiró y me lo puso tipo parche pirata. —¿Así mejor, hermanito?—dijo preocupado.
—G-gracias Z-zhivot... Tranquilo, no he perdido l-la vista. Tan solo ha sido c-como un pequeño r-rasguño ¿s-sabes?—dije para tranquilizarlo un poco.
—A vale, entonces ya me quedo más tranquilo—dijo poniéndome su mano en mi cabeza.
—Zhivot, guíame hasta el bosque. Ahora mismo no puedo abrir el único ojo que no me han rajado—dije poniéndole la mano en el hombro. —Allí estaremos a salvo.
—Está bien, hermanito—dijo mientras me ayudaba a caminar. Después de todo, me había caído de morros al suelo y tenía el cuerpo todo ensangrentado y hecho unos zorros.
Llegamos más o menos al corazón del bosque por la tarde, para estar a salvo de los demonios aquellos. Podía abrir los ojos, pero me mataba mantener abierto el ojo el cual me habían hecho un tajo.
Allí le pude contar lo que sucedió con nuestros padres en la casa. Este, inmediatamente rompió a llorar. Lo consolé y me prometió que no iba a permitir que me mataran, ya que había sufrido una escena espantosa y que haría cualquier cosa por mi.
Al caer la noche, nos habíamos alojado en una rama de árbol bastante resistente, la cual habíamos construido una casita de árbol.
Antes de dormir, este me preguntó:
—Oye hermanito ¿Crees que nos estarán buscando aquellos demonios feos?—dijo mientras se tapaba como si fuera una manta con su bufanda gorda y extensa que portaba.
—No se habrán rendido y seguro que nos estarán buscando. Pero mientras estemos unidos, nada nos podrá separar—dije haciéndole una pequeña caricia en la cabeza.
—¿Cómo aquella marca que hemos escrito nuestros nombres en la piedra de abajo para estar unidos por siempre?—dijo con un pequeño brillo de ilusión en los ojos.
—Si, prometo que yo te cuidaré y estaremos juntos pase lo que pase por siempre, herman...—dije dedicándole una agradable sonrisa, pero al instante, oímos árboles moviéndose por el fondo.
—Hermano, es hora de irse—dijo Zhivot mientras se levantaba de un salto y bajaba del árbol.
—Pero espérame, Zhivot—dije deslizándome por el árbol para bajar.
Los dos corrimos porque nos asustamos mucho al ver a estos cerca nuestro y nos habían localizado. Estos corrían ferozmente hacía nosotros, con ganas de decapitarnos o otras opciones mucho peores que eso.
Hice un par de muros de hielo para ganar un poco de ventaja, pero fué inútil. Estos lo destruyeron sin ningún problema, haciéndolos añicos de un solo gesto.
Probé detenerlos un poco, poniendo un par de obstáculos, piedras inmensas y un par de árboles juntos, pero también fué en vano. Esos no se detenían por nada aquellos tipos tan pesados...
Zhivot notó como estaba muy nervioso y angustiado por aquellos hijos de su puta madre que nos perseguían. Entonces, se le ocurrió una idea.
—¡Hermano, hermano! Tengo una idea—dijo colocándose a mi costado, ya que estaba más adelante mío por salir corriendo antes que yo.
—A ver, dime—dije mirando hacía atrás para ver cuanta distancia nos tomaban aquellos tipos.
—Podría quedarme peleando contra estos y podrías salir de aquí—dijo dudando de cada palabra que decía.
—¡Tú estás loco!—dije histérico. —Ni siquiera sabes pelear. Yo al menos sé manejar más o menos una espada y hacer algún hechizo básico, pero tu Zhivot... Tan solo sabes hacer hielo y fuego... No puedo dejar que libres una batalla tu solo, hermano—dije mientras unas lágrimas me rozaban lentamente por las mejillas.
—¡Pero te prometí que te iba a proteger, burro!—dijo mientras también le caían lágrimas. Por un instante no sabía por qué llorábamos, pero me dí cuenta que queríamos mantenernos a salvo mutuamente. —Hermano yo...—dijo mientras bajaba la cabeza.
—¿Sucede algo, Zhivot?—dije observándolo con curiosidad a sus palabras. Lo agarré de la mano para darle seguridad a sus palabras.
—Te quiero, recuerda. Y también recuerda que soy el más guay de aquí—dijo haciendo una sonrisa mientras sus lágrimas caían más rápido.
—¿Qué quieres decir con eso? ¿Qué vas a...—dije sin comprender qué decía.
Entonces, me soltó de la mano, quedándose atrás. Lo peor es que venían los demonios y Zhivot estaba más cerca de ellos. No podía dejar que le hicieran daño...
—————————————————————————
Hola. He querido llamar así el capítulo porque bueno, al principio de la historia de Rage, hay MUCHÍSIMA SANGRE. Así que bueno, espero que disfruten con esta historia (mientras escribía alguna parte del capítulo 3, me he puesto muy triste y me he preguntado que por qué soy tan cruel :''c)
Chauu

ESTÁS LEYENDO
Rage y los hechizos del mal
SpiritualUn chico junto a su hermano siendo felices en su casa perooo... Un día llegan un par de ''gente'' y arrazan con la vida de todos, menos Hazel, nuestro protagonista. Antes de que lo fueran a matar, un tipo aparece y decide cuidarlo, pero en sus tierr...