Me estremecí y caí al suelo, adolorido. Era un dolor demasiado intenso. Casi no podía soportarlo. Deseaba morirme en aquel instante, pero quería que desapareciera ese dolor infernal. Sí, exacto, Heartbite me pegó en la entrepierna.
—¿¡A qué vino eso!? —dije mientras me retorcía de dolor.
Heartbite miró la bolsita que no sé de dónde había sacado y luego me miró mientras negaba con la cabeza.
—¿Cocaína, es enserio, Rage? —dijo mientras fruncía el ceño.
—Pero... —metí la mano en mi bolsillo. Efectivamente, no estaba. Supuse que me la había quitado cuando me estaba acariciando... —¡Serás...!
—Y yo que pensaba que tenías más luces... No sé ni por qué estamos pactando... Mi padre tiene razón; eres un completo idiota y tan solo eres un simple borracho que ahoga sus penas con alcohol... —dijo enojada.
Mis ojos se llenaron de lágrimas, lágrimas que querían salir, pero me contuve. Sus palabras me dolieron incluso estando drogado. Quería morirme en ese momento. Me levanté como pude e hice un portal.
Miré al suelo mientras una lágrima me cayó mejilla abajo.
—Nos... Nos vemos mañana... O quién sabe... Si necesitas algo de mi, buscame en algún bar... —sentí como ella abría los ojos al darse cuenta de que me habían dolido sus palabras.
—¡Espera Rage-! —entré al portal mientras la ignoraba.
Cerré el portal y miré a mi alrededor. Necesitaba buscar a Sham, ya que me estaba desesperando por la desaparición de mi amigo. Así que decidí volver a mi casa para escribirle una carta. Aunque ya era de noche.
De camino a casa, las palabras de Heartbite no paraban de resonar por mi mente. No me dejaban en paz. Quizás, ella tenía razón. Bueno, tenía la razón. Pero tan solo... tan solo si ella supiera el trauma que me causó ver a mi familia morir... Incluso a veces tengo pesadillas con eso, y acabo atormentándome y culpandome. Me sequé las lágrimas con la manga de mi bata de hechicero y suspiré.
Abrí la puerta con suavidad. No había ningún ruido, así que Sham no había vuelto aún. Me quedé parado ahí mientras intentaba razonar el por qué había pactado con la hija de Mefistòfeles. Al fin y al cabo, su padre me quería muerto, tanto como hace años como ahora. Y de seguro le iba a decir a Heartbite de que intentara matarme.
Las lágrimas comenzaron a invadir de nuevo y agarré el pomo con fuerza. Intenté contenerme, pero comencé a sollozar en voz baja. Ya no estaba tan drogado. Era consciente de que intentar besarla fue un error.
Me abracé a mi mismo mientras sollozaba un poco más fuerte, mientras las lágrimas me rozaban la mejilla. Necesitaba consolación, necesitaba explicarle a alguien... pero nadie estaba ahí para mí.
Unos brazos me envolvieron suavemente por detrás. Me sobresalté al instante, pero en vez de pegarle o algo por estilo, me giré y abracé a la persona con fuerza, mientras hundía mi rostro en su hombro. La persona me acarició suavemente la cabeza. Una trenza color magenta me rozaba un poco la mejilla. Era Sham.
—Ahora qué te pasa, Rage... —dijo mientras me separaba de él para mirarme a los ojos.
—La he cagado... —dije mientras apretaba los dientes. Lo miré a los ojos. Habían cambiado, ahora eran fucsias. —¿Y a ti que te ha pasado? Tus ojos ya no son blancos, y tus escleróticas de tus ojos ya no son negras, sino blancas. ¿Qué has hecho ahora?
—No te preocupes por mí... Y ya, tranquilízate... —dijo mientras me volvía a abrazar. Aunque... noté como su abrazo era como algo frío. Normalmente, él era más cariñoso y comprensible conmigo, y siempre me animaba, pero ahora lo sentía algo distante. Me hizo un pat pat. —¿No te importa si he traído a la zorra hija de puta a casa?
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Rage y los hechizos del mal
SpiritualUn chico junto a su hermano siendo felices en su casa perooo... Un día llegan un par de ''gente'' y arrazan con la vida de todos, menos Hazel, nuestro protagonista. Antes de que lo fueran a matar, un tipo aparece y decide cuidarlo, pero en sus tierr...