᭙𝑖𝑛𝑡𝑒𝑟 𝑓𝑎𝑙𝑙𝑠 • ᭄ꦿ ʰʸᵘⁿˡⁱˣ [En corrección]

𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 29

Estudiar la carrera de gastronomía a escondidas de sus padres fué más dificil de lo que penso. No se dieron cuenta cuando Felix no hizo tramites para convertirse en un gran abogado, hasta bastante tiempo despues. Ahora lidian con una hijo amante de la cocina, que cada que puede, les prepara los mejores platillos Australianos y de más países, que los hace querer comer más y más por el increible sazón que estas poseían.

Sentado frente al escritorio, saco los planos en una enorme hoja. El restaurante que pensaba contruir en Corea no sería uno chico, quería algo grande donde cientas de personas puedan ir a disfrutar de esos platillos, con musica de todo tipo a un volumen moderado para que tengan la mejor experiencia. Sonrió cuando el arquitecto acepto la propuesta. Si, gastaría una buena cantidad de dinero que tal vez puedo haber gastado en cosas más insignificantes pero su sueño de tener un restaurante a su nombre era más grande que cualquier otra cosa.

Levanto su temblorosa mano, observando el anillo que comparte con su novio de la adolescencia. Ahora, no tenía idea de lo que era Hyunjin, perdieron contacto hace ya mucho tiempo, ni siquiera sabía si él seguía usando el anillo que juraron nunca quitarse. Aun así, le gustaba tenerlo puesto, recordando - cada que lo veía - con nostalgia cada momento vivido juntos.

Suspiro caminando de regreso a su casa, con las manos en sus bolsillos. Amaba salir de aquella casa y poder respirar correctamente. Se sentía liberado de una prisión, porque por más enorme que sea la casa de sus padres, siempre se sentirá asfixiado en ese ambiente tan toxico en el que viven desde siempre.  

Recostó su delgado cuerpo en su cama, no se molesto en sacarse lo zapatos, cayo rendido, quedando dormido en poco tiempo. Su respiración se calmo una vez haber entrado en un profundo sueño, el sonido de la lluvia lo hacía sentir paz de alguna manera, disfrutaba del clima fresco en temporadas de lluvia. Dos golpes en la puerta lo hicieron cortar el lindo sueño que estaba teniendo. Se levantó adormilado, tallando sus ojos mientras camina a paso lento hacía la puerta, abriendo esta una vez haber llegado a ella.

La imagen de su madre con un semblante serio -como era de costumbre- se apareció frente a él, mirándole fijamente, dió un fuerte golpe en la cabeza de su hijo y otro en la mejilla.

— Felix, ¿es encerio? — Regañó entrando al cuarto tras su hijo de brazos cruzados. — ¿cuándo pretendías decirme que en vez de estar estudiando te encontrabas internado? — Preguntó con enojo y unas inmensas ganas de golpear al chico frente a ella.

— Lo siento, pero es algo a lo que no le tomarían mucha importancia, por eso no les dije nada. — Respondió aún sobando su mejilla, ahora sentado en su cama.

— ¿y quien te hizo eso?

— El chico de siempre, Jeon.

...

Las calles eran oscuras y el silencio abundaba por todas las partes, apenas las pisadas del chico se podían escuchar. El viento arrasó, llevándose a su paso la basura del piso, y con ella, el papel que le menor portaba en su delicada y pequeña mano, donde se encontraban las coordenadas de donde se construiría su futuro restaurante. Miro como la hoja volaba hasta parar en un bulto de hojas de árbol secas, algo lejos de donde él se encontraba. Suspiro, no podía perder esas coordenadas. A pasos rápidos llegó al lugar y se agachó a recoger el papel, doblandolo y metiendo este a la bolsa de su pantalón.

Un sorpresivo golpe en su espalda lo hizo caer de nuevo al estarse levantando. Volteó con miedo sólo para encontrarse con esos ojos de maldad de Jeon. Comenzó a temblar y no tardó mucho en comenzar a llorar con desesperación.

— Cuánto tiempo sin vernos, Felix. Un gusto. — Sonrió.

Un fuerte puñetazo llegó a la cara del menor, soltando un quejido de dolor cayó de rodillas al suelo y, posteriormente, después de una fuerte patada en su estómago, terminó por pegar la mitad faltante de su cuerpo al frió piso lleno de tierra y hojas. Respiró rápidamente, mientras intentaba recuperar aire, otra patada a su estómago fué dada.