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┊╰  capítulo trece ‧₊



     Los placeres de la vida: una siesta, dinero, comida, agua, el amanecer, hacer el amor

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Los placeres de la vida: una siesta, dinero, comida, agua, el amanecer, hacer el amor...

¿A caso no puedes abstenerte de un placer de la vida por la persona que se supone que amas?

Todo parecía ser un remolino. Mis mocos que se mezclaban con mis lágrimas sin secar, recostada en posición fetal mientras cerraba los ojos, recordando una y otra vez.

Las manos de Mikaela, acariciando mi pelo, maldiciendo su nombre...

¿Esto era posible? ¿había posibilidad de olvidarlo?

—Todos los hombres son iguales —se quejó.

—Pero al menos el tuyo no te ha puesto los cuernos —solloce, casi sin poder respirar.

—Pero porque el mío no es un rapero famoso, a esos les caen los culos como el dinero —afirmó.

—¿Por qué a mi? —pregunté agarrando el último pañuelo del tercer paquete, otro más agotado.

—Esa no es la pregunta, la pregunta debería de ser por qué razón lo hizo.

Yo simplemente seguí en mi ignorancia, mi mente retorcida haciendo auto sabotaje, me compadecía de mi misma, ¿acaso no estoy hecha para estar con hombres?

—Me parece increíble que los únicos dos novios que he tenido me hayan hecho daño.

—Ya sabes lo que dicen "después de un cucaracha, viene un buen muchacho" —recordó Mikaela.

—¿Pero cuántos cucarachas faltan? —ella rio.

—Cielo —me limpio las lágrimas con sus pulgares—, no tienes la culpa de nada, eso que quede claro, tenemos que averiguar bien que pasó exactamente.

—¿Sera algún tipo de broma? —o solo podría ser mi ignorancia.

—Por su bien espero que sea broma, porque si no, yo acabare en la cárcel  —se me escaparon algunas lagrimas mientras carcajeaba.

     En un punto nuestra relación era privada, es decir, muchas personas saben que estamos juntos gracias a los paparazzi, pero igualmente respetábamos nuestra intimidad, sobre todo Oakley respetaba que decidiera que nuestra relación fuera de bajo perfil, una de las razones era por mi trabajo y el odio junto con las faltas de respeto que yo podría llegar a recibir.

—Tienes muchos mensajes y llamadas perdidas de él.

—Apágalo y guárdalo, ahora no estoy para contestar excusas —escuche el sonido de un cajón cerrarse detrás de mi.

[ ... ]

     Siete días, no me había levantado de mi cama ni para ducharme, comía lo que Mikaela me traía, típica comida que se le dan a las personas que pasaban por una ruptura, pero yo no había roto con Oakley, ¿o si?

stripper. central ceeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora