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┊╰ capítulo tres ‧₊



     Entre en aquella habitación cubierta por una tenue luz roja y un olor exquisito olor a melocotón por el humo de la cachimba

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     Entre en aquella habitación cubierta por una tenue luz roja y un olor exquisito olor a melocotón por el humo de la cachimba. Él me miraba de arriba a bajo mientras soltaba el humo de la cachimba.

Algo en mi interior se removía, yo con escasa ropa y el sentado con aires de superioridad en aquel sillón de terciopelo negro. No me sentía mal, en realidad me sentía poderosa cuando a mi mente se me venían todo tipo de pensamientos de como hacer que me obedezca al igual que todos los hombres lo hacían.

Mi cuerpo se envolvió en la barra de la habitación y comencé a dar vuelta al rededor de esta de manera lenta pero sensual. Había música, lenta pero muy excitante. Lo tenía hipnotizado, él seguía cada uno de mis movimientos con la mirada, no lo voy a negar, al principio me puse nerviosa.

Me canse de estar en la barra y me baje de ella lentamente para no romper el ambiente tan sensual que había creado. Me puse en cuatro para caminar hacia él, mi cara estaba a centímetros de su entre pierna mientras mis ojos no se despegaban de los suyos.

Estaba nervioso, lo podía notar en su respiración. Me fui levantando poco a poco mientras movía mis caderas como si fueran olas sin separar en ningún momento mis ojos de él. Lo estaba volviendo loco.

Yo pasaba mis manos por todo mi cuerpo, esto hizo que que se comenzara a morder el labio eso me éxito. Di una fugaz mirada a sus manos cubiertas de venas y a su entre pierna ya dura. Si fuera por mi, ya me lo habría follado.

—¿Puedo tocarte? —me reí ante su pregunta.

—No, no puedes... digamos que soy una especie de fruta prohibida.

Me di la vuelta sin dejar de mover mis caderas pero esta vez con algo más de fuerza, me doble abriendo levemente mis piernas para mover mejor el culo. Podía sentir su respiración cada vez más pesada sobre mis nalgas. Mi cabeza estaba procesando lo que estaba ocurriendo en este momento.

Le estaba bailando al mismísimo Central Cee, al puto Central Cee. Dentro de mi sentía satisfacción.

—Y ¿Si te pago más podría? —dijo con una voz tan ronca que podría haberme corrido en ese mismo momento.

—No, podre ser lo que quieras, pero no te dejare tocarme... de momento —él se río ante mis palabras.

Tocaron la puerta, eso significaba que esta encantadora sesión se había acabado. Pare de bailar y me di la vuelta para poder mirarle a la cara. Él se levanto, era notablemente más alto que yo, incluso con tacones.

—No quiero que te vayas —dijo con cara seria.

Le agarre del brazo para ver la hora en su reloj con miles de diamantes incrustados.

—Tu precioso reloj marca de que ya es hora de que me vaya, tendrás que venir otro día —yo mientras examinaba lentamente su cuerpo y él sacaba el pago de la sesión.

Él se relamió los labios para luego sonreírme. Me gire para salir de la habitación pero él me paro.

—¿Al menos me das tu número?

—Como ya te he dicho antes, tendrás que volver a venir —dije y me fui.

Mientras caminaba por el pasillo de espejos, me pare en seco a mirar mi reflejo, sin controlarlo comencé a sonreír y pegar saltitos, por momentos así amaba mi trabajo, seguí mi camino hasta el back-stage mientras contaba mi dinero en mano.

Las chicas apenas entre me acorralaron a preguntarme sobre como había sido, yo al contarles los detalles recibí una reprimenda por no haberle dado mi número, una compañera hasta me pego con un fajo de billetes.

—Eres tonta ¿Cómo puedes dejar con las ganas a alguien así?

—Si hubiesen estado ahí, hubieran hecho lo mismo, sentirse así, deseada. Es lo mejor — respondí a todas sus preguntas.

Las chicas estaban como locas pero se alegraban por mi, entonces entro Michael para darnos la despedida a todas.

—Chicas, siempre se los digo, hoy han estado todas y cada una de ustedes muy bien, son todas increíbles. —las palabras de Michael siempre son las mejores— Hoy ha sido un día muy largo y cansado, pero hemos ganado más dinero del que ninguna se podría imaginar, así que como premio, todas tendrán toda esta semana libre.

—Pues ya podrían venir más famosos.

—Justo por eso tendrán libre esta semana, muchos managers que han venido hoy nos han recomendado, por lo que haremos algunas reformas, el club se volverá más elegante, subirá de nivel, así como ustedes.

Esto me haría bien, una semana de descanso y un club renovado son lo que todas necesitamos en estos momentos.

[ ... ]

Habían pasado ya tres días desde que le había bailado a Central Cee y mi cuerpo se siente frustrado de no poder repetir aquella sensación de emoción y satisfacción del momento.

Por mi mente pasaban todo tipos de escenarios con aquel hombre de venas tan marcadas y que era mucho más alto que yo; como él se puso duro por mí y la manera en la que su respiración se agitaba cuando yo estaba cerca de él.

Esto era injusto, la manera en la que yo no paro de pensar en él, y que él ya habrá ido a otros clubs y le habrá pasado lo mismo con otras, eso me ardía.

Toda esta situación se la había contado con cada mínimo detalle a Mikaela, la cual estaba más indignada que todas las del club juntas. Luego de eso pude ver como se puso de rodillas a rezarle a la Virgen María de que yo me lo volviera a encontrar, gracias Mikaela.



 Luego de eso pude ver como se puso de rodillas a rezarle a la Virgen María de que yo me lo volviera a encontrar, gracias Mikaela

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stripper. central ceeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora