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┊╰  capítulo cinco ‧₊



     Él se sentó en aquel enorme sofá de terciopelo negro, otra vez, todo se sentía como un deja vu, pero esta vez algo era diferente, no nos conocíamos pero yo sentía que lo conocía de toda la vida, podía sentir todo de una manera diferente pero ...

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Él se sentó en aquel enorme sofá de terciopelo negro, otra vez, todo se sentía como un deja vu, pero esta vez algo era diferente, no nos conocíamos pero yo sentía que lo conocía de toda la vida, podía sentir todo de una manera diferente pero en el mismo escenario. Me deshice de la sudadera que llevaba puesta y comencé el show.

Me senté encima de él dándole la espalda, podía sentir su respiración en mi cuello y eso me calentó. Comencé a mover mi cadera lentamente pero con fuerza, intentaba no apoyarme del todo encima de él, quería que sintiera mi movimiento bien.

No lo pude evitar y le agarre de la mano para posicionarla sobre mi cadera, al parecer eso le gusto porque la apretó con fuerza. Mis caderas se movían en círculos sobre su regazo dando un pequeño rebote sobre él al final de cada circulo.

Me levante, me arrodille frente a él, esto le hizo sonreír, poco a poco acercaba mi cara a su entrepierna, mis manos se posicionaron en sus rodillas y fueron subiendo hasta sus caderas para acercarse a su bulto pero sin tocarlo. Él se ponía nervioso y respiraba cada vez más lento.

Me descuide y junte mi mirada con la suya, su mirada tenía un brillo especial, sonreí.

—¿De que te ríes? —me pregunto mientras también reía.

—Calla y déjame trabajar —conteste sin dejar de sonreír.

Subí mis manos hasta sus hombros para ponerme de pie y sentarme otra vez encima de él, pero esta vez cara a cara. Mis caderas daban sentones encima de él mientras ninguno cortaba el contacto visual con el otro, me sentía muy observada por este hombre.

No paso mucho tiempo cuando comencé a sentir su gran bulto debajo de mi, el sabía que yo lo estaba sintiendo y comenzaba a sudar frio, a ponerse algo más nervioso y a mirarme mucho los labios, ya sabía lo que quería.

—¿Quieres follarme? —pregunte sin ningún tapujo.

—Eres muy directa —suspiro— ¿A caso no se nota como me pones?

—No lo se, tendrás que ser más claro porque todos los hombres se ponen así por mi.

—Joder... —suspiro más fuerte y bajo la mirada— Si soy más claro y te demuestro como me pones, seguro me darás una cachetada y saldrás corriendo para que me saquen de aquí.

—Yo creo que no lo haces porque no te atreves.

A partir de aquí sentí que su ego no podría quedarse así, por lo que él iba a tomar acción, y así fue.

Se lanzo a besarme de manera salvaje, su mano se poso sobre mi cuello acercándome más hacia él mientras apretaba de manera leve y suave. Su otra mano la coloco de una nalgada en mi trasero.

—¿Ahora te quedan más claras? —pregunto en el descanso para agarrar aire del beso.

No le conteste y volví a besarlo poniendo una mano en su pecho y la otra en su cuello para acercarlo más a mi. El beso cada vez era más potente, cada vez más húmedo y cada vez más profundo.

Bajo sus besos hacia mi mandíbula viajando desde allí hacia mi cuello para bajar más hacia mis pechos.
Sus besos eran húmedos y se sentían muy bien.

Cada uno de sus besos me llevaba a las nubes y sentía como me iba calentando poco a poco mientras mi sed de más aumentaba. Él estaba exactamente igual que yo.

Nosotros hubiéramos hecho de aquella habitación testigo de lo que pasa cuando el cliente vale la pena, pero para nuestra desgracia, tocaron la puerta.

Sentía la furia correr por mis venas, por otro lado la mirada de este hombre estaba llena de desesperación y de profundo desprecio hacia la persona que tocaba la puerta.

Me baje de encima de él sentado justo al lado suyo, me arregle un poco y el agarro un cojín de los que había en el sofá para cubrir su gran bulto.

—¿Quién es?. —dijo él de mala gana.

—Señor la sesión ya ha acabado y ahora tenía una cita con uno de sus amigos. —dijo su segurata mientras abría la puerta.

—Está bien, está bien... —el moreno estaba de muy mal humor— Pero tú, no te salvas, quiero que salgas conmigo.

—¿Y eso por que? —le mire intrigada.

—Porque necesito conocerte —tenía una mirada que derretiría a cualquiera.

—¿Para que? —conteste— ¿Para poder follarme? —él se comenzó a reír y dejó de mirarme por un momento para devolverla pero con más intensidad.

—A lo mejor te sonará raro, te sonará súper cursi o lo que sea, pero hay algo que siento desde el día en que casi te atropello —no me podía concentrar, su sonrisa era demasiado linda.

—¿Qué sientes? —Me mordí el labio, de alguna manera me parecía algo bueno, que alguien se acuerde de ti y tenga un sentimiento encontrado contigo por poco tiempo que se conozcan, me parece algo curioso pero en el buen sentido.

—Siento que hay algo que me conecta a ti —le mire algo extrañada, eso no era lo que me esperaba pero me sentía igual—. No me mires así —calme mi mirada—. Es algo muy raro, ósea, tengo claro que no hemos hablado mucho, pero justo por eso y justo por lo que siento, me parece que tengo que conocerte mejor.

—Pues... no se que decir, me refiero, no te voy a negar que he estado sintiendo lo mismo, pero no se.

—Yo si, dame tu número, mañana no vas a venir a trabajar, nos iremos a cenar por ahí, conocernos y saber como es la mujer a la que me siento conectado.

—Me parece bien, pero lo de no trabajar mañana, no creo que sea algo que tú puedas decidir —sonrió.

—Tú tranquila princesa, yo me encargo de todo. —no lo pude evitar, tenía una sonrisa de oreja a oreja y me puse roja.

—Está bien... —le di mi teléfono y le dije el número de mi edificio, mañana cenaríamos los dos solos, esto tiene que ser irreal, esto no me puede estar pasando a mi, ¿acaso estoy en un sueño?

Mañana tendría una cita con Central Cee solo por una locura de que se siente conectado a mi...



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stripper. central ceeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora