18- El relato de Key

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5:00 p.m.

-Mamá, ¿Otra vez tienes que irte?

-Sí cariño. No tardaré, iré a una entrevista, así tal vez consiga un mejor trabajo.

-Pero nunca estás en casa, te extraño tanto cuando estás fuera.

Key le dio un tierno abrazo a Raymond y después de permanecer así un momento se separó de él.

El pequeño Raimy corrió hacia la señora Houst, su vecina. La mujer de mediana edad y mirada cansada alzó al niño en brazos y se dirigió a Key.

-Estás segura de esto K…?

-Sí señora. No puedo permitirme seguir en ese hospital tan horrible con un sueldo tan mísero. Tengo que buscar algo mejor para mí y para Raimy… Esto suena bien, me prometieron un buen ambiente laboral y mejores prestaciones.

-Bueno, espero vuelvas pronto. Ten cuidado. Raimy despídete de tu mamá.

-Adiós mami, aquí te esperaré.

II

 

Llegó al lugar que la empleada de recursos humanos le indicó.  Francamente le sorprendía lo rápido que surgió la oferta. Le dijeron que era para ser la enfermera particular de un anciano. Pero no importaba, eran tiempos desesperados y necesitaba urgentemente el dinero. Así podría permitirse un departamento o asilo en otro lugar que no fuera la casa de la señora Houst.

Era un domicilio particular, una casona en uno de los barrios menos concurridos de la ciudad. Se veía antigua, aunque conservando cierto aire de modernidad. La recibió un mayordomo que la hizo pasar a una salita adornada con un estilo de inicios de siglo.

Se mostraba inquieta a la llegada del que tal vez sería su nuevo patrón. Entró un hombre de unos 40 años. De facciones que denotaban autoridad y aspecto de una clase acomodada.

-Buenas tardes. ¿Señora Maslow?

-Sí, soy yo, un gusto en conocerle-Y le estrechó la mano al desconocido.

-Evan Harshman, para servirle. Me complace que haya aceptado venir por el puesto.

-Claro. No podría rechazar una oferta como ésta. Al menos en una economía tan mermada.

-Comprendo. Es una época difícil. No tiene porque preocuparse, le encantará el trabajo.

-¿Quién será mi paciente?

-Oh, claro, olvidé mencionarlo, disculpe mi descuido. Mi padre, Edward Harshman está allá arriba, ¿le importaría acompañarme?

Key y Harshman subieron el largo camino de escaleras.

Abrió la puerta y encontró una cama opulentamente decorada. Debajo del cobertor dormía el viejo Edward.

-Oh parece que aún no ha despertado de su siesta. ¿Es tan amable de despertarlo?

Key fue hacia la cama y quitó el cobertor sólo para encontrarse con almohadas acomodadas para simular una persona.

Key se sobresaltó y miró con ansiedad al hombre.

-Olvidé mencionarle algo, el señor Harshman no será su único paciente…

-¿Qué, de qué está hablando?

Evan dio paso a unos hombres que se abalanzaron sobre Key y la amordazaron. Trató de gritar pero no podía hacerlo. Hizo unos movimientos convulsos y trató de salir, pero le dieron un golpe atrás del cuello y cayó desmayada.

-Súbanla a la camioneta…

Fue lo último que escuchó.

III

Despertó por el ruido que había afuera. Estaba todo oscuro. Y se escuchaban las irregularidades del camino. Estaba atada. Se movió un poco y chocó con algo, haciendo que soltara un gemido de miedo. La cosa también gritó. Era una persona.

Ella no era la única secuestrada. Esto se ponía feo.

Después de un largo camino, la camioneta llegó a una pequeña construcción en medio de un páramo desolado. Fingió seguir noqueada y un hombre la cargó en los hombros como si fuera un costal de papas.

Vio que entraban al recinto que se veía abandonado. Jaló una compuerta y se abrió un pasadizo con escaleras.

Al bajar, ese lugar resultó ser un búnker o algo por el estilo.

Al recorrer uno de los pasillos pudo observar a un grupo de hombres dando descargas eléctricas a un joven.

Al pasar a otra sala vio a una enfermera llevando en silla de ruedas a una mujer. Se veía como un cadáver y la que la empujaba no era la excepción.

Después de un rato llegaron a una estancia con puerta doble que decía

“Habitación de personal”

 Entraron. Había muchas divisiones, y arrojaron a Key a uno de los cubículos. Consistía en una cama individual, un mueble para almacenar cosas y una lámpara de noche.

Una vez libre de aquel hombre, se levantó apresuradamente buscando la salida, pero sólo vio más cubículos y en un parpadeo se vio rodeada de personas.

-Hey, a dónde crees que vas?- Un hombre de edad avanzada la tomó por sorpresa.

-¿Qué es esto? ¿Dónde estoy?

Otra persona habló.

-Este, querida dama, es el King’s Wisdom, y será su nuevo hogar hasta que alguno de ellos se deshaga de usted.

La desgracia de los ojos verdes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora