La enfermera de pulcro uniforme violeta regresó a su habitación compartida con los demás desgraciados que también se encontraban privados de su libertad.
Entró a su cubículo, espacio minúsculo en el que había dormido cada noche, y se lavó la cara en el lavamanos. Miró su rostro al espejo opacado como consecuencia de los años.
Esa mujer de ojos castaños y cabello negro, ¿era la misma mujer que llegaba cansada de la extenuante jornada a casa de la señora Houston? Que todos los días al acostarse reprochaba al destino por arrebatarle a su querido Kenett, dejando a su hijo sin padre cuando éste apenas daba sus primeros pasos.
Pensaba que su vida no podía ser más miserable. Pero no sabía lo que era el sufrimiento en sí mismo. Al menos en ese entonces podía abrazar con ternura a Raimy, y agradecer a la señora Houston por sus atenciones. Pero ahora, estaba completamente sola.
Se concentró en la sensación del agua fría al resbalar por su rostro, para así perderse en eso y apaciguar la inmensa tristeza que sentía.
II
Todavía estaba envuelta en su vieja bata, cuando escuchó el golpe violento de la puerta del cubículo. Se sobresaltó. Y se acercó a la puerta, con voz trémula preguntó quién era aquella persona que golpeaba con diablura la puerta.
Hasta que el antiguo seguro se rompió y dio paso a unas cuantos individuos del personal.
Bremmon y Greyman entraron amenazantes.
-¿Qué demonios les pasa? ¿Por qué entran a estas horas de la noche?
-¡Katherine! Tú sucia traidora, los demás quieren hablar contigo. Y acto seguido la jaló del brazo aún con sus protestas.
La llevaron a la sala común que conectaba todos los cubículos. Ahí todos sus compañeros de trabajo la esperaban. Enfermeros, personal de limpieza y guardias de seguridad figuraban en la lista de trabajadores del King’s Wisdom.
Hicieron que se hincara y ella miró confundida a aquella multitud furiosa.
-¡Estás loca mujerzuela! Atreverte a hacer lo que hiciste es digno de uno de los pobres internos que tenemos a nuestro cuidado-dijo una mujer mayor.
-¿De, de qué están hablando?
-No te hagas la distraída con nosotros. Todos sabemos que hablaste más de lo permitido con la paciente chiflada de cabello rojo.
-Necesitaba mi ayuda, se estaba ahogando y tuve que calmarla conversando con ella.
-Esa excusa suena tan poco creíble como decir que esa tipa está completamente cuerda.
-No entiendo.
-¿No te enteraste? Fue derivada a cuidados intensivos porque a mitad de una “terapia” de aislamiento perdió los estribos y atacó a otros empleados. Peor aún, irrumpió en las salas de otros pacientes. Y todos sabemos que romper la soledad de estos enfermos mentales compromete los experimentos a cargo del señor Harshman.
Otro hombre habló-Me sorprende que no la hayan asesinado aún, esos científicos creen que le pueden sacar algún provecho a esa chica. Y no entiendo porque. Su nivel de lucidez mental parece demasiado baja para ser útil en las pruebas.
-¿Y eso que tiene que ver conmigo? Su historial delictivo, o lo que sea, no es de mi incumbencia. Sólo estaba tratando de ayudarla.
La señora de rostro arrugado se integró a la discusión:
-¡Bah! Lo mismo da. El punto es que esa mujer se ve lista y de gran agudeza mental. Seguramente logrará sacarte toda la información que pueda.
-No puedes comprometernos. Cruza la línea y todos estaremos muertos.
-¡Sí! Voy a salir de aquí y ustedes no me lo impedirán. Es más… ¡Ayúdenme, juntos podremos hacerle frente a estos insensibles psicópatas!
-¡No hay salida! Nunca la habrá. Estamos condenados a morir aquí.
-¡Eso no es cierto! Bueno, las cosas se ven inamovibles ahora, pero esa mujer, algo de ella me hizo darme cuenta de que somos más los buenos. Podemos salir de aquí. Y no hablo sólo por mí cuando digo que quiero volver a ver a mi hijo. Seguramente ustedes también tienen familia y amigos allá afuera. Sólo hay que crear un plan.
Key esperó a que los demás vacilaran un momento.
-Vaya que tienes una fe inquebrantable-dijo la señora de piel surcada.
-Tiene razón ¡Tenemos que escapar!-agregó un enérgico muchacho.
-Todos ustedes están locos. Este es un proyecto de gobierno. Debe haber mucho tipo armado allá afuera.
Y siguió la acalorada discusión.
-A ver. Ya fue mucho alboroto, si continuamos vamos a amanecer sin una resolución-Katherine esperó a recobrar la atención de los presentes-Este es mi plan. Hay que convencer a los pacientes de escapar junto con nosotros. Así seremos más y podremos salir más fácil.
-Pero ¿Cómo saldremos? este lugar tiene mucha seguridad.
-Lo de los guardias debe limitarse a la parte superior. Nunca he visto a ningún militar o algo por el estilo aquí abajo.
-Ya sé. ¡Hay que provocar un incendio o explosión!
-¿Y si envenenamos a los médicos?
-Ustedes las jovencitas tienen mucha belleza y poca neurona ¿De dónde sacaremos veneno en este lugar-protestó la anciana.
-Guarden la calma. Emer tiene razón, la opción más rápida para salir de aquí es volar este lugar en pedazos. Solamente hay que encontrar el pasadizo que conduce a las escaleras a la superficie.
-Pasan por alto a Harshman y su grupo-dijo Greyman
-Eso será cosa fácil. Tenemos bisturís e instrumental médico. Podemos guardarlo para amenazar a los científicos.
-¿Pero y los pacientes? ¿Los dejaremos aquí?
-De eso me encargaré yo-Katherine tomó la palabra-La chica pelirroja ya hizo parte del trabajo al romper el ciclo de aislamiento de las personas internadas, falta que finja otro ataque de demencia para que pueda ir a hablar con los demás pacientes.
-Seguramente reforzarán la seguridad luego de ese incidente.
-Eso ya lo había pensado. Por eso-se dirigió al par de guardias ya conocidos-necesitaré la ayuda de Greyman y Bremmon.
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La desgracia de los ojos verdes
Mystery / Thriller¿Qué pasaría si despertaras en un cuarto completamente blanco, amarrada a una camisa de fuerza, y sin ningún recuerdo de lo ocurrido antes de eso? Eso le ocurrió a la mujer pelirroja con el código 130643. Al darse cuenta de que está siendo parte de...