7- Una muestra de empatía

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Apenas podía abrir los ojos. Sus párpados se cerraban del cansancio. Se sentía exhausta. Los médicos habían desaparecido junto con todo el instrumental médico. Genial, otra vez esas paredes cuya blancura aborrecía. Seguía atada a esa ridícula camisa. Le apretaba peor que nunca. ¿Dónde diablos estaba? Ya no tenía dudas, era un psiquiátrico.

¿Cómo había acabado en un lugar tan estigmatizado por la sociedad? Sociedad que durante siglos creyó poseídas a las personas que manifestaban afecciones mentales.

Ni idea, después de todo, ni siquiera sabía su nombre.

Estaría todo esto relacionado con aquella extraña pesadilla que la atormentó hace... ¿Horas? ¿Días? ¡Bah! En ese momento no tenía relevancia, pero el pensamiento de que tal vez hubiera matado a alguien la consternaba.

Las palabras pronunciadas por esos desalmados de bata, llegaron a su mente en forma de flashbacks. Experimento. Sujeto de prueba. 130643...

¡Eso era! Todo esto formaba parte de un experimento. Y seguramente esa era la razón por la que todo se encontraba tan secreto. Pero. ¿Un experimento? ¿Para qué?

Vaciló por unos momentos sobre su explicación. Pero no supo resolver la incógnita.

Su cautiverio le restaba oxigeno, pero a la vez tenía miedo de volver con esos hombres, que la torturarían de nuevo. Tal vez, si cooperaba con ellos podría llegar a un acuerdo, u obtener algo de información. Sí. Se mostraría cooperativa y quizá, así lograría descubrir la razón de su estadía en ese lugar.

II

Las horas pasaron. Empezó a sentir hambre. No sabía si era de día o de noche. Tampoco la hora, pero el estómago no miente. Quién sabe cuánto tiempo podría haber pasado sin ingerir algún alimento. Agachó su cabeza hasta tratar de quedar en posición fetal. Apretó los párpados y trató de así mitigar el salvaje movimiento de sus intestinos.

Era inútil, seguía con hambre. Y ahora también sentía sed, su boca estaba más seca que el desierto de Atacama. Sentía rasposa la garganta, y se sintió más miserable al no ver nada que pareciera comestible.

Estuvo así por unos instantes. Hasta que escuchó el ruido metálico de la puerta blanca. Entró un empleado de gorra. Traía algo sujetando. Era una bandeja. Ella sacudió su cabeza en un intento de apartar el mechón de cabello que le cubría la cara.

El hombre flexionó su cuerpo para ponerse al nivel de la pelirroja. Y le desató la camisa de fuerza. "Ahh... Que sensación tan liberadora" Pensó. Y se frotó los brazos para aliviar la molestia. El tipo le tendió la bandeja y ella sintió una repentina felicidad. ¡Era comida! No sé veía muy apetitosa. Verduras que parecían ya algo pasadas, un puré de papa que parecía más pálido que esas paredes y un trozo de pan duro.

Bueno, no era la mejor comida, pero para el estado de inanición al que llegaba, era más que la gloria, empezó a comer compulsivamente y terminó rápido los alimentos.

El hombre le dio un vaso de agua. Y sintió el refrescante líquido resbalando por su organismo. Al menos sus necesidades básicas estaban saciadas.

Se quedó viendo al trabajador y notó la palidez de su semblante, que contrastaba con su negro cabello. Parecía cansado, sus ojeras estaban muy pronunciadas. Muy demacrado.

A pesar de su aspecto desgarbado, sintió una empatía y agradecimiento profundo por él.

Cuando éste recogió la bandeja y se disponía a irse, se apresuró a decir.

-¡Espera!-Él se giró- Gracias, de verdad, necesitaba comer.

No dijo una palabra y sólo asintió en un gesto de amabilidad. Parecía que quería sonreír, pero se contuvo. Se dirigió a la puerta y la cerró.

Había algo muy extraño en todo esto. Las pocas personas con las que había interactuado compartían un rasgo en común. Parecían muertos vivientes. Pálidos, demacrados y desprovistos de alguna reacción emocional.

Claro, a excepción de los doctores, esos estaban más vivos que nunca.

El personal de ese lugar ¿Estarían obligados a permanecer a ese lugar? Pero ¿Por qué?

Debía descubrir el trasfondo de todo esto. Pero no podía hacerlo sola, tenía que indagar...

La desgracia de los ojos verdes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora