10. ¿Necesitas De Una Mano?

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Jennie se despertó con un rayo de sol acariciando su rostro y una sensación de calidez que la envolvía. Parpadeó lentamente, aún medio adormilada, y al enfocar su mirada, vio a Lisa durmiendo plácidamente a su lado, con una sonrisa suave en sus labios, sintiendo mariposas florecer en su estómago. Una oleada de ternura la invadió al observarla, recordando la increíble noche que pasaron.

Sin embargo, al mirar el reloj de la mesita de noche, su corazón se aceleró repentinamente. Las manecillas señalaban un tiempo mucho más avanzado de lo que esperaba. Se sentó bruscamente en la cama, con el corazón palpitando con fuerza. ¿Cómo pudo dormirse tanto? Se suponía que hoy tenía turno en el hospital y ya era tarde para llegar a tiempo.

— Lisa, arriba — dice mientras recoge la ropa desordenada y la arroja sobre la cama.

Se detiene al notar que Lisa no se mueve. Se acerca a ella y se inclina. Con delicadeza, Jennie sacudió suavemente el hombro de Lisa.

— Hey, dormilona — murmuró con voz suave — tenemos que irnos, vamos tarde al trabajo.

Lisa abrió lentamente los ojos, parpadeando mientras se ajustaba a la luz de la habitación. Sin embargo, en lugar de entrar en pánico por la idea de llegar tarde, Lisa sonrió con tranquilidad.

— Jennie, cariño, hoy no tengo turno — informa, lo que provoca que la ceja de Jennie se arquee con incredulidad.

— ¿Cómo que no tienes turno? — Jennie empieza a alistarse rápidamente para cambiarse.

— No lo sé, Nam-joon me lo comento — levanta la cabeza para mirarla.

Una sonrisa traviesa se dibuja en su rostro al encontrarse con el cuerpo desnudo de Jennie. Se acomoda mejor para disfrutar de la vista.

— Bueno, tú puedes estar relajada, yo no — le dice mientras la observa.

Frunce el ceño al encontrarse con la mirada tonta de Lisa. Baja la mirada y se encuentra con su propio cuerpo desnudo. Sus mejillas se tiñen de rojo por la vergüenza.

— Me... me iré a bañar — murmura mientras toma su toalla.

Jennie cierra la puerta, dejando a Lisa sola en la habitación. Lisa sonríe orgullosa y satisfecha, y se vuelve a acostar. No tiene problema en que todas sus mañanas sean así.

Jennie se movía con prisa por la habitación, arreglándose rápidamente para ir al trabajo. Mientras ajustaba los últimos detalles de su atuendo, se detuvo de repente y se giró hacia Lisa, quien estaba sentada en la cama, observándola con una sonrisa.

— Lisa, antes de irme, quiero agradecerte por anoche — dijo Jennie con sinceridad, su voz suave. Lisa levantó una ceja, curiosa.

— ¿Por anoche? ¿A qué te refieres? — preguntó con una sonrisa picarona.

Jennie se acercó a Lisa y tomó sus manos suavemente entre las suyas.

— Deja de actuar como tonta, sabes a qué me refiero — Lisa acaricia su mejilla.

— Desearía que te quedes conmigo — dice con dulzura.

— Pronto nos volveremos a ver — dice Jennie con una sonrisa.

Sin poder contenerse más, se inclinó hacia adelante y depositó un suave beso en los labios de Lisa.

Después del beso, Jennie se enderezó y le dio a Lisa una mirada, con el corazón a mil.

— Hasta luego, Lisa. Te veo más tarde — Lisa asiente.

— Suerte, cariño — Le envía un beso, sacándole una risita a Jennie.

Enferma De Amor (Jenlisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora