🖤🕸️ 𝐒𝐩𝐢𝐝𝐞𝐫-𝐦𝐚𝐧: 𝐻𝑒 𝐹𝑒𝑒𝓁𝓈 𝐿𝒾𝓀𝑒 𝐻𝑜𝓂𝑒 🕸️🖤 Peter Parker x Male OC / Male Reader

39- ¿Qué pasó anoche?

En el jardín, Peter y Alex  estaban otra vez tratando de encontrar algo de normalidad en medio del caos. Estaban en una especie de biblioteca al aire libre, con mesas y sillas dispuestas bajo frondosos árboles. Peter se despertó, sintiendo un extraño aparato que cubría parte de su brazo. Trató de no pensar en la visita de la noche anterior; ni él ni Alex habían sacado el tema, ya que para Alex, tristemente, era algo normal. Pero Peter se sentía inquieto, perturbado por el vacío en su memoria.

"Entonces, ¿qué te gustaría hacer hoy?" preguntó Alex, tratando de aliviar la tensión. "Podríamos ir a nadar. ¿Sabes nadar?"

"Sí, sé nadar," respondió Peter, aunque su mente estaba en otro lugar.

Alex notó la distracción en Peter. "O podríamos ir a una práctica de tiro. ¿Te gustaría eso?"

Peter asintió, pero la incomodidad persistía. Finalmente, no pudo contener más sus pensamientos. "Alex... anoche, me dieron un suero. No recuerdo nada, pero sé lo que pasó. ¿Te lo han dado a ti también? ¿O a los demás?"

Alex miró a Peter con una mezcla de tristeza y resignación. "No, no a todos. Pero he escuchado rumores. Es un experimento de Saadir. Ese suero no te duerme realmente, solo te hace perder el control de tu cuerpo y te vuelve más obediente. Solo te obligan a tomarlo cuando saben que habrá resistencia"

Peter asimilaba la información cuando, de repente, los enfermeros aparecieron para llevárselo. Sabía lo que venía, así que se puso en guardia, listo para luchar. Uno de los enfermeros presionó un botón en un control remoto, y el aparato en el brazo de Peter se encendió. Una descarga eléctrica recorrió su cuerpo, doblando sus piernas, mientras un sonido agudo aturdía sus sentidos.

"¡Peter!" gritó Alex, tratando de ayudarlo a levantarse, pero los enfermeros se lo arrebataron y se lo llevaron.

Peter luchó por mantenerse consciente mientras era arrastrado, sus piernas apenas respondían. Las voces de los enfermeros se mezclaban con el zumbido en sus oídos, pero no podía discernir sus palabras. Cada paso que daba era un recordatorio de su situación. Sentía rabia y desesperación.

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Peter fue llevado a la oficina de Malek Saadir, sintiendo el ardor del aparato en su brazo y la angustia creciendo en su pecho. Malek lo recibió con una sonrisa burlona.

"¿Te gusta tu nuevo juguete?" preguntó Malek, señalando el brazalete en el brazo de Peter. Antes de que Peter pudiera responder, Malek continuó, "Marcus me dijo que tu 'show' de la otra noche llamó la atención de muchos clientes."

Malek se acercó a una pantalla y comenzó a reproducir un video. Peter se quedó paralizado al ver las imágenes: él mismo, junto a la pareja de la noche anterior, participando en actos que apenas podía reconocer. La vergüenza y la repulsión lo invadieron mientras veía su propio cuerpo moviéndose de manera mecánica y obediente.

"¿Te reconoces, corderito?" Malek lo miraba con una satisfacción perversa. "Hemos decidido que participarás en más actividades, incluso en cacerías. Tu actuación ha sido tan convincente que no podíamos desaprovechar la oportunidad."

Peter intentó mantener la compostura, aunque su mente estaba en caos. "¿Por qué me están haciendo esto?" preguntó con voz temblorosa.

Malek se acercó, su expresión se volvió aún más siniestra. "Es simple. Si no haces lo que te decimos, enviaremos este video a tu querida tía May. Ya está bastante angustiada por tu ausencia, ¿verdad? Imagínate cómo se sentiría al ver esto."

Peter sintió un nudo en el estómago. No podía permitir que su tía viera ese video. La sola idea de causarle más dolor lo atormentaba. Bajó la mirada, tratando de esconder las lágrimas que amenazaban con brotar.

"¿Entiendes lo que te estoy diciendo?" insistió Malek. "Harás lo que te digamos, participarás en lo que te indiquemos, hasta que decidamos lo contrario."

Peter asintió lentamente. "Lo haré," murmuró, casi inaudible.

"Bien," dijo Malek, volviendo a su tono habitual de burla. "Sabía que lo entenderías, corderito."

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Peter fue sacado a rastras de la oficina de Malek, los enfermeros lo empujaban con brusquedad mientras agitaban el control remoto del neutralizador frente a su cara. La amenaza era clara y constante, como una sombra que lo seguía a cada paso. Lo condujeron a través de un pasillo largo y sombrío, sus pasos resonaban en el suelo metálico.

A medida que avanzaban, Peter notó que lo llevaban hacia un sector diferente. Sus ojos se agrandaron al darse cuenta de que lo estaban llevando directamente hacia las celdas. Su corazón se aceleró cuando pasó frente a una celda en particular y vio a Quetzal. Estaba sentado en un rincón, su cuerpo estaba marcado por golpes y quemaduras. La visión de Quetzal en ese estado destrozó a Peter.

"¡Quetzal!" gritó Peter, tratando de correr hacia la celda. Derribó a dos enfermeros, incluso con las esposas que limitaban sus movimientos. El estrépito de la lucha despertó a Quetzal, quien al reconocer a Peter, también se lanzó hacia la puerta de su celda, golpeando el cristal blindado con todas sus fuerzas.

"¡Peter!" Quetzal gritó con desesperación, sus ojos estaban llenos de lágrimas y rabia. Ambos querían romper la barrera que los separaba, querían sentirse en casa otra vez, aunque solo fuera por un momento.

"¡Déjenlo en paz!" gritó Quetzal, su voz quebrándose mientras golpeaba el cristal. "¡Malditos, déjenlo en paz!"

Pero la lucha fue breve. Uno de los enfermeros presionó el botón del neutralizador, y Peter cayó al suelo, su cuerpo convulsionaba por la descarga y el sonido aturdidor. Quetzal, al ver a Peter caer, sintió un dolor desgarrador. Las lágrimas caían libremente por su rostro mientras maldecía a los enfermeros.

"¡No! ¡Peter!" Quetzal gritaba, golpeando el cristal con más fuerza, y sus nudillos sangrando. "¡Váyanse al diablo! ¡Juro que los mataré!"

Peter yacía en el suelo, incapaz de moverse, sus ojos se encontraron con los de Quetzal por un momento que pareció eterno. Luego, los enfermeros lo levantaron bruscamente y comenzaron a arrastrarlo de nuevo. Quetzal, impotente, continuó golpeando el cristal y gritando hasta que su voz se quebró por completo.

"¡Te encontraré, Peter! ¡No dejaré que te hagan esto!" gritó Quetzal, con voz llena de desesperación y promesas rotas.

Mientras lo alejaban, Peter apenas podía oír los gritos de Quetzal a través del zumbido en sus oídos. No importaba cuántas veces lo derribaran, él encontraría una manera de salir, y salvaría a Quetzal también.