Tras la terapia, la rehabilitación va al ritmo que se esperaba desde un principio, ni más lento ni más rápido. Pero cuando César pudo dirigirse a su esposa mientras dormía, pronunciando perfectamente "Sopa de Pata de Pollo", esas ocho sílabas sonaban como un milagro. No sólo estaba recuperando el habla, sino también su apetito. Pues cada vez que César pedía la especialidad de Rossanita (como él le llama a mi jefa), era en definitiva una buena señal. Sus ganas de estar bien iban regresando a la normalidad.
Dicho en palabras refraneras: mientras haya sopa, hay esperanza.
Ese episodio fue el viernes; Rossana (yo no tengo por qué usar el diminutivo cariñoso) me dio permiso para agregarle mi toque profesional. Cebolla rallada, orégano orejón y ají verde.
Anoche, César volvió a tener un episodio de somniloquía. Además de recuperar su habla, hay que tener claro que se le hace más fácil generar oraciones "mientras está roncando". Como si en estado de vigilia, tratase de hablar con la zona más afectada del cerebro... Dormido es otro César; quiero decir, el de siempre. El de antes del accidente.
¿Sueña con la sopa de su mujer? Bien podría ser un plato terapéutico. En fin, si quiere sopa de pata de pollo, con papas y alas, todos los viernes, eso desayunará.
Hoy toca otro menú en plato hondo, pero no para desayunar, sino para una ligera cena temprana. Le pedí permiso a Rossana para ayudarle otra vez, siendo que cada vez que se trata de sopa ella toma el protagonismo en las hornillas.
- ¿Qué ha pedido César mientras duerme, mi Señora? -Le pregunté esta mañana a Rossana en son de broma-
- Sopa de costilla, le oí balbucear. -Respondió muy en serio; en efecto, mi Patrón sueña cada tanto con sus platos líquidos de preferencia-
Siento ganas de reír. Nunca había escuchado de un caso así. Pero mi trabajo es este, sin importar el origen del pedido. Sopa de costilla, ¿No? ¡Pues, manos a la obra!
Hoy fue día de terapia. No quiero entrometerme en los asuntos de los especialistas, pero de vez en cuando me pregunto si alguno de ellos ha pensado usar la somniloquía de César a su favor, o sólo a mí me genera fascinación el caso (y cada vez más preguntas). Tal vez debí ser terapeuta en alguna de mis 8 vidas pasadas. Sigo de cerca la evolución del patrón, más de lo que todos en La Hacienda pudieran percatarse.
Hoy, César decidió afeitarse solo. Y no le salió mal, para ser su primera vez después de la convalecencia. Su motricidad está volviendo a la normalidad. Al menos podía sostener su mandíbula con la mano más afectada, y con la otra (la izquierda) ya mostraba un manejo más estable. Rossana lo supervisó en todo momento, por si alguna eventualidad con la máquina como un trasquilado, o algo peor que requiera primeros auxilios. ¿Estoy exagerando con la segunda?
El Doctor Puente tiene buenas expectativas. Dice que César no es un milagro, ni mucho menos una curación acelerada. Pero en efecto es un caso de éxito. Yo digo: al menos ya se afeita solo, habla dormido, y dice "Gracias" al recibir o al terminar sus platos. Eso dicta que va bien.
Dicen que una experiencia cercana a la muerte te hace más sereno y menos exigente, que puede extirpar por completo la arrogancia y el miedo, y te convierte en un ser humano despreocupado y mentalmente más fuerte. No lo sé, creo que la gente sobreestima está experiencia... Cuando me pregunto cuál será el caso de César, noto que de vez en cuando, en el fondo de esos silenciosos ojos saltones, puede verse el grito del mismo hombre ansioso y triste de siempre. Al parecer, las experiencias místicas no son tan místicas como uno las ve en YouTube... Regresar de entre los muertos no le desprendió de sus penas en vida. Es el mismo César, sólo que ahora no puedo hablar. ¿O no quiere?
Esta tarde a las 7 será su primera sesión de negocios en que estará presente, aunque poco pueda decir; Rossana dará cuentas a los socios, ese es el principal punto en agenda. Después de haber ensayado su propio sistema de comunicación alternativa, la jefa está lista para traducir a viva voz las últimas decisiones del padre de hogar, antes de vender la corporación y la mitad de las acciones de la Hacienda Adriani. Me pregunto si seguiré trabajando para ellos, o los cambios empresariales implican un intercambio de esclavos.
Da igual.
Esta tarde, la sopa de costilla no me quedó tan sabrosa como la sopa de patas y alas del fin de semana. Pero el Patrón siempre agradece.
- Confío en ti. -Pronunció César claramente al terminar su cena temprana.- Rossanita, imparable y buena socia. Inteligente, tú.
- Te entiendo perfectamente, mi amor -Pronunció la madrastra de los Adriani- Tú también eres imparable e inteligente, mi César.
Zaret y yo estamos viendo de cerca. Lo suficientemente cerca para saber lo que pasa, lo suficientemente lejos para no interrumpir. Más allá del romance sobreactuado de la Doña joven (como le llamamos entre nos) es claro que el buen César, le está dando instrucciones acerca de la reunión.
- ¿Cómo lo ves, primo? -Me preguntó Zaret-
- Cada vez mejor. -Le respondí en voz baja- Sus ojos se ven tranquilos como quien habla con sinceridad. El patrón no está mintiendo, realmente confía en su esposa. Rossana representa sus intereses ante los compradores y los socios. Será un cierre de negocios sin igual.
- Son una hermosa pareja, primo. ¿No te parece? -Dijo Zaret, como si se tratara de una mala noticia a la que hay que resignarse-
No la juzgo. Es normal en su posición. Mi prima sólo ve lo que puede ver. A diferencia de ella, yo he estado en esta casa y en este planeta, por más tiempo.
Aún no sé si debo decirle lo que escuché esta mañana. El Patrón ha reaprendido otra palabra, que hacía 12 años no usaba.
<<Divorcio>>
Le oí pronunciar con dificultad de dicción y amargura en sus párpados cansados. Tal vez ensayó esa palabra en su mente muchas veces. Yo me aparté, fingiendo no haber oído nada.
No, César y Rossana no son una buena pareja. Son un excelente dúo empresarial. Pero Zaret debe notar la diferencia por sí sola; no es de mi incumbencia abrirle los ojos, porque no es de su incumbencia esa realidad.
- El ACV no sólo le quitó el habla, sino las ganas de conversar. -Reflexionó Zaret mientras lavaba los platos-
- Prima, el habla tarda en recuperarse tras un evento como ese, aunque en algunos casos puntuales volver a la normalidad no es posible. Lo que sí es seguro es que un corazón roto no sana tan pronto como el cerebro. La memoria de César está intacta, y los recuerdos suelen ahogar su voz.
- ¿A qué te refieres, Walther? -Preguntó Zaret a modo de respuesta- ¿Y qué tiene que ver eso con lo que yo dije? ¿Qué sabes tú que yo no sepa?
- Yo sé que la sopa de pata de pollo, es más sabrosa que la de costilla de res.
- No estoy para juegos, Walther. -Replicó mi prima-
- Yo tampoco estoy jugando, Zaret. Sigamos en lo nuestro por ahora. <<Y dejad al César lo que es del César>>
Fin
Juan Marco Lasierra.
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Cuentos que La Naranja no leyó
RandomQuerida La Naranja, añoro aquellos tiempos de la vida real, cuando no teníamos instagram y te encantaba leerme cuentos. Quisiera volver a tu casa a hacer nada, volver a ser el nadie más feliz junto a tu silla favorita mientras hablábamos de cuentos...