— ¿Dónde está la cosita más hermosa de este mundo? - digo estirando los brazos hacia Madison, que está parada agarrándose del borde de la mesa de centro que hay en la sala de la casa de Ruggero

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— ¿Dónde está la cosita más hermosa de este mundo? - digo estirando los brazos hacia Madison, que está parada agarrándose del borde de la mesa de centro que hay en la sala de la casa de Ruggero

Últimamente, desde que mi tía y Malena viven en mi casa, me vengo los fines de semana a pasarlos a casa de Ruggero. Y es que realmente el estar en mí casa se ha convertido en un infierno, no soportó los comentarios de Malena quejándose por todo, nada le parece, nada le gusta. 

Los fines de semana Madison suele quedarse en casa de Julia y Aron, pero este fin ellos han tenido un compromiso y no se han podido llevar a la pequeña, asi que este fin se ha quedado con Ruggero. La pequeña, al reconocer mi voz, se tambalea de un lado al otro emocionada con una pequeña sonrisa y sin que lo espere, se mantiene en pie por sí sola, sin agarrarse de la mesa

Suelto un gritito emocionada, pero en seguida me tapo la boca con las manos, para que no se asuste, su papá que esta a mi lado, se apresura a sacar el celular y comenzar a grabarla y es que llevamos esperando este momento desde hace unos meses atrás que la pequeña cumplió su primer año de vida. Nos quedamos en silencio esperando que de el primer paso 

—Mamá - dice y da tres pasos tambaleándose hacia mí, termina cayéndose, pero gatea hasta mí, para volver a repetir la palabra - Mamá 

Dice, un poco choqueada la alzo en brazos cuando llega a mí, Ruggero deja de grabar y mira a la pequeña 

—Diste tus primeros pasos - digo besando su mejilla, con cariño 

Y es que aunque mi impresión aún está por la palabra, también soy consiente de lo que acaba de pasar. Me volteo y un poco apenada miro a Ruggero, que sigue mirando a la pequeña 

—¿Qué es lo que sientes? - dice 

Me encojo de hombros, porque aunque este feliz, porque sé que Madison es como me comienza a ver, es su forma de decir que me quiere, pero, por otra parte, estoy asustada, por todo, porque no sé si llegue a hacer las cosas bien, no sé si lo mío con su papá vaya a funcionar. 

—No lo sé... Te juro que yo no le he enseñado la palabra o la he incitado a que me diga asi

—Eso lo sé, sé cómo eres, sé que no eres capas de jugar con los sentimientos de una bebé, también sé que aunque mi hija es pequeña, no es tonta y ha sabido relacionar las cosas. Nadie en casa le ha enseñado la palabra, todos por temor a que no haya quien ocupe ese lugar en su vida, y no saber como explicárselo, pero sí usamos la palabra 

Yo también llegué a pensar en eso, pero no lo creí posible porque Madison aún es muy pequeña para entender el significado de la palabra 

—Y para ella eres lo más cercano a esa palabra, la cuidas, la mimas, estas con ella mucho tiempo, ella te conoce y vos a ella - dice con calma, una calma que no tengo - Talvez vos no te acuerdes, pero el día de la fiesta, cuando llegamos a casa, vos me dijiste muchas cosas. Pero sobre todo me dijiste algo que yo ya intuía 

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