— ¿Por qué tan nerviosa Karol? - dejo de mover la pierna, al escuchar las palabras de papá

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— ¿Por qué tan nerviosa Karol? - dejo de mover la pierna, al escuchar las palabras de papá

— ¿Yo? ¿Nerviosa? No que va - digo con un poco de sarcasmo 

Cuando Ruggero me marco, papá y yo veníamos camino a la casa, mi teléfono estaba conectado al bluetooth del carro, asi que conteste, sin pensarlo mucho, papá escucho toda nuestra conversación y se empeñó en que lo invitara a comer a la casa. No queriendo y más por obligación lo invité a comer, no acepto ese día, pero sí al siguiente. O sea hoy 

Dos semanas estuve viviendo con Ruggero, un poco mejor lo conocí, es un tipo sencillo, pero él está acostumbrado a lo lujoso, mi casa no tenia nada de eso, a las comidas elaboradas, yo no era buena en la cocina. E hice lo mejor que sé hacer que tampoco es gran cosa, estaba nerviosa por papá, por qué no sabía qué comportamiento tomaría con él y como Ruggero se comportaría... Por todo estaba nerviosa, tenia miedo de que papá no creyera nuestra mentira. 

Tengo 19 años, y en mi vida le he presentado un novio a mi papá y es que oportunidades claro que he tenido, pero jamás me intereso alguien como para llegar a algo formal y presentárselo a papá. Asi que no tengo la más remota idea de como puede llegar a ser mi papá con mi "supuesto pretendiente". El timbre de la casa suena, papá y yo nos miramos a la vez, antes de que papá se ponga de pie, me le adelanto

—Yo voy, debe de ser él - digo caminando hacia la puerta

Al abrir la puerta, me encuentro con Ruggero, que en una de sus manos trae un ramo de flores y en su otra mano trae lo que parece ser una torta  

—Rugge - digo él me extiende el ramo 

—Hola, te traje un ramo de flores, espero te guste y una tarta de zanahoria sin azúcar para compartir - sonrió y tomo las flores 

—Gracias, son muy lindas, no te hubieras molestado —él se encoge de hombros restándole importancia, me hago a un lado - Adelante 

—Gracias, compermiso - dice e ingresa a la casa

Cierro, una vez pasa, él sigue a unos pasos de mí, le hago señas para que camino conmigo, hasta que llegamos a la sala, en donde apenas papá nos ve entrar, se pone de pie, a la par nos acercamos a él  

—Papá, él es Ruggero, Ruggero, él es Omar, mi papá - ambos se dan un fuerte apretón de manos, mirándose a los ojos 

—Un gusto señor 

—Lo mismo digo Ruggero, mi hija me ha hablado mucho de vos - eso es en parte, verdad, en parte mentira 

—Espero que cosas buenas - dice dándome una mirada, sonrió divertida, mientras niego 

—¿Por qué abría de hablarme mal de vos? ¿Hay algo que ayas hecho mal? 

—Papá... Solo está bromeando 

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