— Puedo yo llevarme un carro y vos el otro - propongo al ver su frustración

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— Puedo yo llevarme un carro y vos el otro - propongo al ver su frustración

En este tiempo me había dado cuenta de que Ruggero suele desesperarse con facilidad, lo frustra el no saber como hacer las cosas, por eso cuando me dijo que viniera ayudarlo por qué hoy Madison regresaría a su casa, acepte. Sabía que le iba a frustrar el no saber por donde comenzar. 

—¿Cuántas cosas puede tener una bebe, de un año? - cuestiona mientras se rasca la cabeza, sonrió 

—Yo creo que muchas... Solo ponte a pensar en la lista que hizo tu mamá, para las cosas que iba a necesitar al cuidarla. — abre los ojos con asombro, termina por asentir 

—Tienes razón, vos llevate un carro y yo el otro - dice sin otra opción, me hace entrega de la llave de su carro, mientras que yo subo al carro, él entra a la casa, supongo que por la otra llave del otro carro. 

Una vez que regresa, él se sube al otro carro, yo por mi parte voy siguiéndolo hasta la casa de sus papás, una vez que llegamos, ambos bajamos, él se encarga de tocar, a los segundos nos habré Megan, nos deja acceder a la propiedad, Julia está en la sala, con la pequeña en los brazos, trae los ojos rojos he hinchados. Apenas nos ve, los ojos se le vuelven a llenar de lágrimas, mientras abraza a Madison, negando una y otra vez. 

—Mami no te pongas asi - dice Ruggero que se acerca a ella, la abraza, mientras que ella se suelta a llorar más fuerte 

—Prométeme que la vas a traer los fines de semana... Me cuesta mucho - dice con pequeños hipidos, a causa del sentimiento del llanto. 

—Todos los fines de semana te la voy a traer, sé que te cuesta... Vos te has hecho cargo de ella, todo este tiempo, pero ahora es mi turno, ella es mi hija, es mi responsabilidad, mami - ella asiente, mientras la pequeña se colocó de pie, y le planta varios besos en la mejilla

Tal vez no entienda lo que pasa, ni porqué llora Julia, pero ella a su entender trata de hacerla sentir bien. La inocencia es fascinante

—Pequeña flor de loto, pórtate bien, cuida de tu papi... — dice mientras le da un beso en la cabeza, la pequeña se deja tranquila. 

—¿Dónde están las cosas? Para ir subiéndolas a los carros - su mamá asiente y se coloca de pie, al pasar a mi lado, me toma del brazo, dándome un pequeño apretón en él y una sonrisa a modo de saludo. 

Le sonrió, mientras Ruggero y yo la seguimos, hasta el segundo piso, nos guía hasta una de las habitaciones. Paredes pintadas de color rosa clarito, piso de mármol blanco, cuna y demás muebles de color blanco. Había una silla mecedora, una pequeña alberca de pelotas, un caballito de madera, peluches de algunos personajes de Disney, algunos otros de animales, todos en colores claros. Había algunos cuadros con fotos de Madison, de ella sola, algunas con Ruggero, otras con Julia, Aron y Fernando... El cuarto es hermoso y muy grande para una bebe de tan solo un año. 

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