Tres meses después 

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Tres meses después 

— Salta, salta, salta, salta - dice mientras salta en uno de los sillones, sosteniéndose del respaldo del mismo

Madison es una niña encantadora, es mi hija, es obvio que para mí es perfecta tal cual es, es la bebe de la familia y sé que solemos malcriarla, chiquearla de más, no es una niña grosera, porque a pesar de todo es calmada, amorosa, risueña. Suele hacer caso cuando se le dice NO a algo, pocas veces llora, pero no deja de ser una bebe la cual sigue experimentando con nuevos descubrimientos, nuevas emociones. 

— Vasta Madi no hagas eso - digo mirándola desde el sofá de enfrente 

No me siento bien, no sé qué es lo que me pasa, llevo todo el día con náuseas y no es la primera vez en el último mes, por falta de tiempo, le he dado poca importancia, estoy supersaturado del trabajo, mi hija también absorbe gran partee de él, no me pesa, por qué ambas cosas las amo.  

Solo que siento que todo se me ha juntado, esa etapa de la que todos hablan y pocas veces creí cierta, "Los terribles dos". Cuando escuchaba hablar de eso a las demás personas no lo creía, pues siempre consideré que es una etapa que se vive día a día con un hijo, pero no, es una edad en la que empiezan los descubrimientos, las preguntas, que muchas veces no tienen una respuesta correcta o sí, pero a veces no sabemos como explicarlo correctamente. 

—No quiero - la miro serio, no estoy de humor y últimamente le ha dado por contestar 

—No me hagas enojar Aylén por qué vas a ver - es pequeña, pero entiende lo que está mal y lo sé por la mirada que me da

Su madre tenia la misma mirada retadora, cuando se enojaba, o cuando había algo que no le gustara y quería llevar la contraria. Me mira y con toda la valentía del mundo se encoge de hombros y sigue saltando, me levantó del sofá, lejos de tenerme miedo, se ríe y corre al lado apuesto al que estoy caminando

—Aylén —digo como advertencia, pero ella me mira y niega 

—No me digas Aylén, soy Madi - dice negando con su dedito índice, niego 

—Vos sos Madison Aylén y debes de estar orgullosa de tu nombre - ella niega 

—No papi - dice con el ceño fruncido - No me gusta Aylén 

—¿Por qué no? Vos sabés por qué te llamas asi, por qué es que debes de portar con orgullo ese nombre 

—Papi, yo no quelo tener dos mamis - dice y se acerca a mí - Yo quelo tened solo una mami ¿Por qué debo de tened dos mamis? 

—Porque asi Diosito lo quiso - ella me mira raro 

—¿Y poque Diosito lo quiso asi? 

—No lo se Madi... No tengo la respuesta a eso. Pero vos sos una privilegiada, por qué dios te dio amor de sobra. Tu mami Aylén, te amo desde siempre, cuando supo que estabas en su pancita fue la mujer más feliz del mundo, esos preciosos ojos que tienes y que te compartió le brillaban de felicidad 

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