Una semana después
Los primeros días en la casa de Ruggero todo me resultaba extraño, me costó acostumbrarme a estar en semejante casa, desde aquel día que coincidimos en la mañana, se me hizo costumbre bajar a acompañarlo a desayunar, solía acompañarlo yo tomando café y él preparándose su desayuno que variaba. En estos días que habíamos convivido, había descubierto algunas cosas de él, como por ejemplo que cuando está enojado, suele aislarse, pero cuando estaba feliz solía ponerse a cantar y no se le da mal, todo lo contrario, lo hace muy bien.
Cuando él se iba a trabajar me tocaba a mí quedarme con la pequeña Madison que solía dormir hasta las ocho u ocho y media, solíamos desayunar en pijama y ya después subíamos a cambiarnos, le encanta que le canten para dormir, también le gusta mucho el agua, el baño es algo que disfruta mucho. Más de una vez nos habíamos metido a la pileta, en esta semana había comenzado a ponerse de pie, aunque se tambaleaba y caía, ella reía y volvía a intentarlo sosteniéndose de lo que sea que estuviera a su alcance, lo cierto es que es una bebe demasiado tranquila
Por otro lado, estaba mi papá, a los dos días de haberlo cambiado de hospital, nos dieron la noticia de que tendrían que operarlo, pues como bien nos explicó el doctor, tenia un vaso sanguíneo tapado y si no le realizaban la operación mi padre moriría. Le programaron la operación a los tres días, en estos momentos seguía en observación, debía de quedarse ocho días en el hospital, porque había muchos riesgos posoperatorios, uno de ellos es que se le hicieran coágulos en la sangre y eso desenlazaría una catástrofe. Mi padre deberá de tomar medicamento de por vida, para disminuir el riesgo de otro infarto.
Después de la operación, tanto mi papá, como yo estábamos más tranquilos, Rugge se había hecho cargo de todos los gastos, yo le estaba sumamente agradecida, asi como mi papá, que más de una vez había insistido en conocerlo, pero no dejaban que nadie que no fuera familiar directo lo vieran. Asi que hasta el momento no se había logrado que se conocieran.
—¿Estás lista Karol? - lo miro con toda la determinación que había conseguido
—Estoy segura, vamos - digo en brazos a Maddi, él toma la pañalera y los dos salimos de la casa
(...)
—¿Vos me podés jurar que aquí no me aran cualquier cosa y me dejaran echo el pelo un estropajo? - él me mira con diversión y niega
—Gabriel es uno de los mejores estilistas que conozco, aquí venía mi esposa, ella confiaba ciegamente en el
—Está bien, entonces entremos - digo no muy convencida
Jamás me había hecho nada en el pelo y es que mi miedo era dañármelo, por eso me había detenido tantas veces de hacerle algo a mi pelo. Ingresamos a la estética, el lugar es enorme, hay un par de personas haciéndose algún corte, otras tiñéndoselo.
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Solo para ti
Teen FictionEl mismo mundo, diferentes realidades. La necesidad de salir adelante lleva a Karol a buscar una salida y aunque no era la mejor opción, era su única opción, así que decidió tomarla. En cuanto a él, vive sumido en el torturoso recuerdo de su pasado...