día 61 infierno-62

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—De qué hablas? Yeonjun me dijo que estaría ocupado toda la tarde aquí— preguntó a Yeji.

—Yeonjun si estuvo aquí pero salió, no dijo a donde solo lo vi subir a un taxi y ya— dijo ella— lo necesitamos ahora y no sé donde puede estar.

Soobin guardó silencio.

—Tampoco te lo dijo?

—Ah, es que hoy no hablamos mucho porque tenía trabajo que hacer así que salió de prisa.

—Y qué traes aquí?

—La cena, iba a comer con él porque le encanta esta comida... tómala si quieres creo que iré a casa de nuevo.

Yeji vio al chico alejarse caminando, la bolsa llevaba pollo, donas, sodas y mucho pastel de chocolate, Soobin caminaba viendo hacia el suelo sin comprender por qué Yeonjun se iría de su trabajo cuando le dijo claramente que eso sería su rutina completa.

Prefería pensar que tuvo una emergencia, quizá un primo, una hermana o algo así que necesitaba su ayuda, ¿por qué no se lo dijo?, ¿no había confianza? Seguramente Yeonjun estaba muy preocupado y ni siquiera pensaba en responder llamadas por eso mismo, seguro eso era y prefería pensar en eso.

—Te lo juro fue lo más divertido que he hecho en mi vida.

Soobin levantó la vista de nuevo, esa voz la reconocía perfectamente, tanto que dolía, tanto que la imagen de Yeonjun con un hombre de cabello oscuro y largo sonriendo mientras este colocaba la mano sobre su hombro le causó algo extraño, algo que pensaba se había terminado.

—Deberíamos volver a salir

—Ya lo creo Gyu, nunca me había entretenido tanto.

—Creo que va a llover— comentó el castaño.

—Ya está lloviendo.

El clima estaba tan idéntico a él que pensaba era su reflejo, Yeonjun llevaba los pendientes naranjas que con los movimientos alegres de su cabeza se sacudían dulcemente, todo era casi en cámara lenta, su sonrisa plasmada, la forma en que lo veía, sus leves roces intencionales y su voz tan suave como la recordaba mientras las gotas caían pero ellos estaban refugiados bajo la plataforma de vidrio sobre ambos.

Luego estaba Soobin, empapado casi completamente, su sudadera gris comenzaba a pesar por el agua, el cabello se le había humedecido, podía ver un poco por los vidrios de sus gafas, deseaba no ver más, no escuchar más, pero allí seguía, viendo como Yeonjun lo abrazaba con una sonrisa, como jugaban de vez en cuando y eso solo destrozaba más lo que le quedaba.

Quizá eran sus palabras, el "nunca antes", uno que pensaba era suyo, esas palabras que le prometían ser único, ser lo que más entretenía y divertía a Yeonjun, pero al parecer no lo hacía de la forma correcta, sino como un juguete completamente.

Soobin dio la vuelta, comenzó a caminar alejándose de allí deseando muchas cosas, los pasos eran cada vez más rápidos, la respiración más acelerada, sus ojos picaban y ya no podía ver bien, no le importaba, solo quería que algo cambiara, que algo... no fuera igual que con Hanmi.

Una luz roja interrumpió su camino, detuvo el paso a tiempo para no ser arrollado antes de cruzar la calle, escuchó la voz que alertaba que la luz estaba en rojo, se quitó los lentes mientras el agua comenzaba a correr chocando con su rostro.

Fue entonces cuando lo vio, ella, sentada dulcemente entre el pasto llevando un vestido de tela a cuadros rojos y blancos, un moño en su espalda y el cabello medianamente atado con un lazo de la misma tela que el vestido, su cabello castaño brillando a la tenue luz del sol, su sonrisa, esa que recordaba como suya quizá, esa que pudo ver tan naturalmente muchas veces, la cámara había enfocado su belleza en plenitud, había tomado lo que era Hanmi verdaderamente.

Marriage StoryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora