Capitulo 11

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–Joan no estoy seguro de esto...

–¿Por qué no? ¡Yo estoy muy feliz!

–Pah tienen razón ¿Invitarte a la reunión de hoy, cuando él te quería sacar a patadas del templo ayer? Me parece muy sospechoso...

–Están exagerando.

–¡¿Exagerando!? -Dijeron ambos amigos al mismo tiempo.

–Yes.

–Joan por Dios, si cada vez que te mira, parece que te quiere mandar al más allá. -Menciono Pachin.

–Además de que literalmente te ha estado mandando a la mierda cada vez que te habla. -Continuo Peyan.

–Bueno...Manjiro siempre ha sido mal hablado. -Soltó una pequeña risa.

–También... ¿Por qué dejaste que se llevara a Takemichi?

–Él no se lo llevo, lo acompaño hasta su casa.

–Pero pensamos que tú lo ibas a llevar.

–¿Qué acaso no se acuerdan lo que dijo Manjiro? Él lo iba a llevar para que yo me alistara para la noche. –Mostro una sonrisa. -El siempre pensando en los demás.

–Por favor para, no creo que seas tan idiota como para no darte cuenta de lo que está pasando.

–Claro que sé que es lo que está pasando ¡Hoy voy a hacer los pases con el! Y después de eso voy a poder regresar a la casa, voy a ver al abuelo y a Emma. También voy a poder hablar con los demás, todo volverá hacer como antes ¡Nada puede arruinar esta noche! -Dijo mientras daba pequeños saltitos de felicidad.

Estaba pensando que atuendo se pondría para la reunión, pero un golpe en su mejilla lo saco de su burbuja.

–¡Carajo Joan, esto es una trampa! -Dijo Peh con gran enojo.

–Joan abre los ojos, esto va a salir muy mal.

–¿Por qué desconfían tanto de Manjiro? -Pregunto mientras se sobaba la mejilla. -Él es su amigo de la infancia.

–Tienes razón, él es nuestro amigo y lo queremos, pero tú eres nuestro mejor amigo, entre él y tú, siempre te vamos a escoger a ti.

–Y como tus mejores amigos, debemos advertirte sobre los peligros que al parecer no estás viendo.

–Pero no hay ningún peligro.

–Ni si quiera sabes que te va a mandar a hacer.

–Manjiro siempre ha sido muy caprichoso, de seguro quiere que le compre algún dulce. -Menciono mirando al cielo, recordando que al pelirubio le encantan los dulces.

–Escucha Joan...

–Basta por favor. -El trenzado interrumpió a su amigo. –Yo sé que no me va a hacer daño, él siempre ha sido una persona muy empática y que ayuda a los demás, yo no lo culpo por la manera en la que me ha tratado, es entendible su reacción después del incidente...pero ahora me dio una oportunidad de aclarar las cosas, él me va a escuchar, vamos a hacer las paces. Yo confió en mi hermano. Así que, como mis mejores amigos, les pido que me apoyen...por favor.

Ambos chicos miraron con pena a su amigo y soltaron un suspiro, sabían que nada de lo que dijeran haría cambiar de opinión al trenzado, así que, si Mikey planeaba hacerle algo, ellos estarían ahí para defenderlo.

–Está bien, está bien, te vamos a apoyar en esto.

–¡Gracias! -El trenzado se lanzó a abrazar a sus amigos.

–No seas empalagoso.

–Entonces ¿Quieres que te acompañemos a tu casa?

–No, tranquilos puedo ir solito.

–Ya viste que paso la última vez que te fuiste solo.

–Si, pero...no va a volver a pasar.

–Bien, entonces te pasamos recogiendo para ir a la reunión.

–Me parece perfecto ¡Adiós! -Dijo despidiéndose de sus amigos y dirigiéndose a su casa.

–¿Qué me pongo para esta noche? ¿Algo elegante o casual? ¿Me dejo el cabello atado o suelto? ¿Debería llevar algo? Oh, Dios, ya empecé a hablar solo otra vez, bueno lo llevo haciendo dos años, eso no es malo ¿o sí? Además, es para conocerse mejor uno mismo.

–Oye niño.

Joan dio un pequeño saltito del susto, su rostro se enrojeció por la vergüenza de que alguien lo haya visto hablando solo.

–¿Sí?

–De hecho ¿se te puede llamar así?

–¿Perdón?

–¿No tienes espejos en tu casa o qué?

–Si, si tengo.

–Parece que no sabes cómo usarlos.

–¿Por qué me dice eso?

–Porque pareces maricon.

Joan al escuchar eso se quedó helado.

–Ya mejor hazte mujercita.

–Señor no entiendo porque me está faltando el respeto de esa manera, cuando yo no le eh hecho nada.

–¿No has hecho nada? Eres un cáncer para la vista del ser humano. Si quieres parecer un buen macho como yo, quítate ese maquillaje, córtate el cabello, pareces una nenita. El maquillaje es solo para las mujeres ¿Tus padres no te lo han enseñado o de paso no tienes padres?

–Mire "señor" si así se le puede decir, mis padres me han inculcado valores y sobre todo respeto hacia las personas, pero con usted voy a hacer una excepción. Para empezar el maquillaje fue usado primero por hombres en diversas culturas y períodos históricos. En el Antiguo Egipto, aplicaban kohl alrededor de los ojos para protección. En Grecia y Roma antigua, así como en la China antigua, los hombres de la nobleza usaban polvos faciales. Los actores de teatro Kabuki en Japón usaban maquillaje elaborado, y los samuráis también lo hacían para intimidar a sus enemigos. En Europa, durante el Renacimiento y el siglo XVIII, los aristócratas usaban maquillaje para parecer más pálidos y mejorar su apariencia.

El desconocido trato de decir algo, pero Joan lo interrumpió.

–Así que, como verá, "señor", en vez de criticar la apariencia de los demás, le recomendaría que agarre un libro y se ponga a leer. Parece que sus capacidades mentales son bastante limitadas. Honestamente, prefiero que me llamen "maricón" a ser un señor de bajo intelecto, inculto y analfabeto como usted. Que tenga un buen día. -Dicho esto se dio media vuelta y se empezó a alejar.

–¡Maldita mujercita!

Joan hizo caso omiso, ya que no valía la pena pelear con un señor de la edad de piedra.

–Tranquilo, tranquilo, Joan, recuerda que nada puede arruinar este día...

Siguió caminando, pensando en conejitos rosas y en unicornios sin cuerno para tratar de tranquilizarse, y lo estaba logrando...

–¡¿Pero que m...?!

Al llegar a su hogar, lo primero que observo fue que la puerta de su casa estaba destruida, entro con prisa pensando que tal vez le habían robado algo, pero lo único que encontró, fueron las ventanas totalmente destruidas y ¿piedras?

–¿Qué es esto? Las piedras tienen notas...

Al revisarlas, se dio cuenta que eran amenazas de muerte, insultos, información privada, entre otras cosas.

No sabía se reír o llorar, parece que la mala suerte lo perseguía.

–No, no, no recuerda, nada puede salir mal, nada puede salir mal... ¿verdad?

DesvaneciéndoseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora