IV

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Felino de ojos miel

LILA

La señorita Mikko se desmayó encima mío. Su respiración es tranquila y su cuerpo está relajado.

La muevo un poco para poder sentirme con ella encima.

Veo a mi jefe. Tiene toda la camiseta manchada de sangre y sus ojos brillan a un naranja, un poco de su cabello se encuentra en su rostro. Noto el arma blanca que sostiene, parece una espada, la cuchilla es curvada.

Me percato del cuerpo del hombre que ha querido asesinarme. Se encuentra en el suelo, bajo de él se encuentra un charco de su propia sangre.

Escucho la lluvia caer, las gotas son frías, me encanta esta sensación. Me levanto con la señorita Mikko en brazos sin esfuerzo.

—Hay que resguardar a la joven Morgana.— le sugiero a Arthur.

Me ha observado desde hace un rato.

—Dejamos las cosas de Morgana en medio del bosque. Lo más seguro es que sus zapatillas se hayan estropeado.

Le doy la espalda, empiezo a caminar a la dirección donde Morgana dejó su Ferrari.

—No tiene gasolina.

No se ha movido ni un poco en todo este tiempo. Estoy pensando seriamente si es una posibilidad de que también quiera acabar con mi vida, como lo hizo con el tipo que está en el suelo.

—¿En serio fuiste hacia él?

Me doy la vuelta a verle. Está viendo el cadáver del suelo, luce furioso.

—Fuiste sincera en la entrevista— ahora a es a mí que me ve con esa expresión—. Te daré una advertencia— empuña con más fuerza el arma que se encuentra en su mano-. Sí ella le sucede algo— apunta a su hermana con el arma—, estás muerta, me encargare de asesinarte como ese tipo pero yo si lograre mi cometido. Lo haré doloroso y no importa a donde huyas, te encontraré.— ahora es a mi a quien apunta.

«Le salvó la vida a su hermana y así es como me agradece».

«Que ironía».

—Creo que está confundido— le sonrió—, antes que Morgana muera tendrán que matarme a mí antes de tocarle un solo cabello.— dejó de sonreír.

No me importa quién sean ellos, esta chica merece tener una buena vida, algo me lo dice.

Intuición, tal vez...

No le deseo a nadie vivir huyendo, tener un lugar donde llamar hogar y no poder quedarte, es el peor sentimiento que he experimentado en mi vida.

Veo como suelta el arma y camina en dirección contraria a la mía.

—Es por aquí.

Lo sigo. Deja huellas con sangre por donde camina.

Salimos del bosque, frente mío veo un maldito Lamborghini color negro.

«¡Malditos ricos!».

Me abre la puerta y me sorprende el cómo se eleva. Entró en el lamborghini y acomodo a la joven Mikko encima mío.

—¿Lista?— asiento.

Me sobresaltó por el repentino cambio de velocidad. Abrazo a Morgana por reflejo y gritó en mis adentros.

(•••)

Acuesto a la señorita Mikko en su cama después de cambiar su ropa mojada.

—En mi oficina en veinte minutos.— dice dejando ropa seca para mi en la esquina de la cama.

Pequeña Mikko// Gl (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora