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Último trabajo

ARTHUR

Por alguna extraña razón, verla muerta en el suelo no me genera nada en especial.

Todo se encuentra en oscuridad, la sangre pinta la mayoría del lugar y los cadáveres son abundantes.

Después de acabar con todo. Con todos no me siento bien, solo siento un vacío.

Es como si me faltara algo... o tal vez alguien.

No lo sé en realidad.

No sé nada.

Paseo por el lugar. Los árboles de sakura apenas y hacen presencia.

Todo es tan solo deprimente...

Notó el jarrón que está más al frente. Lo más raro es que no se destruyera en toda esta masacre.

«¿Cómo algo tan frágil no se rompe en este tipo de situaciones?»

Por un momento me comparo con él.

Comparó el Arthur del presente. No con él joven que inculparon de matar a su rey, a ese muchacho que se sentía tan pequeño en los momentos más vulnerables de su vida.

Él muchacho que sentía que la muerte era la mejor opción...

Antes que sentir tanto, sentir tan fuerte. Que creía que sus emociones al final lograrían destrozarlo.

Pero no fue así.

Nunca pasó lo que pensó.

Nunca logró ser el hechicero que todos amarían conocer.

Nunca logró llegar al gran baile anual a presentar su música.

Nunca logró ver como Mey conseguía ser reina.

Nunca logró a amar a alguien con todo lo que tenía.

O al menos eso cree él.

Ya había llegado al hotel en que se hospedaba gracias a sus poderes.

No iba a ser tan imbécil y pasearse por ahí lleno de sangre en Tokio.

Dejó el jarrón en uno de los muebles de la habitación.

«¿Qué? pensaron que no me llevaría el jarrón que podría ser valorado en millones».

«Además es lindo».

Me veo en el espejo que se encuentra en el baño.

Mi cara no demuestra ninguna emoción y está manchada con sangre.

Cierro los ojos unos segundos y lo primero que recuerdo son sus lamentos. Los gritos de la gente que he asesinado esta noche. Algunos piden piedad, otros solamente me ven con ira y Emica Sano me ve con paz.

«¡¿Por qué mierda me ve así?!»

«¡¿Por qué no sufre?!»

«¿Por qué me sonríe?, se supone que me debería ver con ira, enojo, tristeza lo que fuera pero no con paz».

Siento lagrimas caer por mi rostro.

La herida reciente en mi rostro arde cuando llega una lágrima a ella.

Mi rostro ahora está adornado con dos heridas que nunca podré quitar. La de mi labio y la más reciente, la que atraviesa mi nariz.

Arde cuando la toco.

«Espero no tener problemas gracias a esto».

Me desnudo y me meto en la bañera con agua caliente. Mis músculos se relajaron cuando la tocó pero no me atrevo a mojar mi rostro con agua que no sea fría.

Alcanzó mi celular cuando escucho que me llaman. Leo el nombre en pantalla.

Pequeña gardenia

Acepto la llamada contento.

—Hola pequeña

—¡Hola!— notó felicidad en su voz—, ¡tienes que probar esto!

—¿De qué estás hablando?— sonrió divertido.

—¡Está delicioso, te va encantar!, ¿cómo dijiste que se llamaban?— escucho la voz de Lila cerca de ella—. ¡Tamales, te van a encantar los tamales!

Escucho de nuevo mi tono de llamada.

—Morgana me llaman por un encargo— reconozco el número—, te regresare la llamada después, ¿sí?

—Está bien.— la escucho decaída.

—Te amo pequeña, te llamaré más tarde— dijo antes de contestar la otra llamada—. Hola señora Ramos

—Espero que te encuentres bien, Arthur— esa maldita falsedad de preocupación la odio—. ¿Acabaste el trabajo al fin?

—Sí, tal y como lo pidió. Emico Sano ya no le dará problemas.

—Ya era hora— notó alegría en su voz—, entonces mandaré tu pago inmediatamente.

Escucho sonar la notificación proveniente de mi teléfono.

Una gran cantidad de dinero acaba de ser depositado en mi tarjeta.

—Ya llegó el comprobante del banco.— le informó.

—Siempre es un placer hacer negocios contigo. Y por favor Arthur llámame Julieta.

—Por cierto, su hija es hermosa.

Nos quedamos en silencio por unos segundos.

—Ella no sabe nada de esto, ¿cierto?— suena más como una advertencia que una pregunta.

—No, claro que no—empiezo a sonreír—. Solo congeniamos gracias a mi hermana y a Lila.

—¿Lila dijo?

—Sí, Lila Valencia. Trabaja para mi como guardaespaldas. Debería estar llegando con mi hermana a la florería de sus padres ahora mismo.— siento alivio al decirlo.

—Gracias por todo Arthur— me dice en un hilo de voz—, discúlpame pero tengo algo que hacer.— colgó.

Vuelvo a ver la cantidad de dinero que tengo en mi cuenta de banco.

Es lo suficiente para no preocuparme por un largo tiempo, al menos hasta que acabemos la universidad.

Le regresó la llamada a Morgana. Cuando contesta soy él primero en hablar.

—Lo dejaré...

—¿Qué?

—Ya no trabajaré en esto.

—¿Hablas en serio?

—Sí hermanita, se acabó.

—¡Es grandioso Arthur!

—Estaré ahí con ustedes en una semana, ¿ok?

—Sí

—Pasaremos navidad juntos...

—Te estaré esperando con Lila. Descansa y no te exijas demasiado.

—Está bien.

—Siento como sufres— baja la voz—, tomate esta semana para ti y mantenme informada, ¿ok?

—Ok, jefa—dijo divertido—. Pásenla bien.

—Descansa.— colgó.

No dejo de sonreír.

Al fin podré ser libre, al menos por un tiempo.

Pequeña Mikko// Gl (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora