VII

7 1 0
                                    

Un secreto revelado a cambio de una vida a salvo

MORGANA

Es lunes por la tarde.

He salido más temprano de lo normal de clases. Una máquina del equipo falló y nos mandaron a casa para que pudieran arreglarla lo más rápido posible.

En otras palabras para que no estorbamos cuando la arreglen. Voy a ser realista, somos demasiados curiosos y lo más probable que pasaría si no nos hubieran mandado a casa sería observaciones meticulosas sobre cómo arreglaban la maquinaria.

A mi curso le encanta arreglar y crear cosas con ayuda de máquinas, así que...

Camino por el pasillo después de tomar un relajante baño. Le dije a la sexi Lila que estaría ocupada por una hora y media. Y desde hace una hora escuchó la melodía de una guitarra acústica...

Por esto mismo intuyo que está en el salón de las melodías.

—¿Cuál es esa canción?— preguntó cuando llegó al marco de la puerta color menta.

Señorita sexi se sobresalta al escuchar mi voz.

Está sentada en un sillón color tierra de una pieza que se encuentra en medio de la habitación.

Cambió sus característicos trajes por una ropa casual. Trae puesta una camiseta negra sin mangas holgadas dejando ver su sujetador verde oliva.

Creo que todavía no capta el estado en que me pone solo en verla.

«Se ve sexi también en esta faceta, si me preguntan».

—Dangerous Women.

Vuelve a ver las cuerdas del instrumento.

—¿Ariana Grande?

—No, Rosenfeld en realidad.

Se levanta del sillón y pone el instrumento en donde lo tomo o al menos eso creo.

—¿Ya no vas a tocar?— señaló el instrumento colgado en la pared.

—No.

Su cara está relajada. Lo sé porque siempre que relaja la cara parece como si quisiera golpear a alguien.

—¿De quienes son todos estos instrumentos?

Se sienta de nuevo en el sillón. Yo me siento en el sillón miel quedando frente ella.

—De Arthur, estudia música en la universidad.

Su cara muestra sorpresa. Sé que mi hermano no tiene cara artística, así que lo entiendo.

—Le ha gustado desde los catorce, tocaba junto con Nefeli y Elios siempre. Y después se les unimos Erwin, Camelia y yo un año después.

—¿Qué instrumento tocas?

—Ninguno, yo cantó.

Veo cómo de nuevo se sorprende y yo solo puedo recordar los buenos recuerdos.

—¿Ósea que eran una banda?

—Solo era por diversión.— le reste importancia al asunto.

Los únicos que alguna vez nos escucharon tocar fueron los que vivían en el palacio.

Nunca llegamos a presentarnos en el gran baile anual como teníamos planeado.

—¿Y los demás?

—Jajajaja, ¿qué tan interesada estás?

—Mucho.

Su respuesta inmediata me tomó por sorpresa.

Después de procesar lo que acababa de pasar, sonrió sin parar.

Pequeña Mikko// Gl (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora