Capítulo 1

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Nueve años antes

Debía hacerlo. Desde ya, se le antojaba como imposible, pero no había alternativa. Lo sabía. Elegir entre lo imposible y lo impensable era algo que no creyó le sucedería a alguien como él. Después de todo, era el menor de seis hijos. Tenía cinco hermanos mayores, capaces y hábiles de distintas maneras; mientras tanto, él era... él. Nadie le confiaría algo importante.

Hasta que no hubo otra opción.

Continuó cabalgando como si su vida dependiera de ello. En cierta manera, así era. Tenía un caballo veloz y confiable, que aun cuando no fuera el suyo, era capaz de manejar con habilidad. Sí, había practicado durante horas, pero únicamente porque lo disfrutaba. Porque adoraba los caballos.

Sacudió la cabeza levemente, centrándose en el presente. No podía permitirse una distracción, ni aún si era de una milésima de segundo pues podría cambiarlo todo.

Y sucedió. Un grito desgarrador atravesó la bruma de la noche, tan espesa que incluso sentía que, de alguna manera, había nublado su mente. No pudo evitarlo, detuvo en seco a su montura. Esperó.

Un nuevo grito lo condujo hasta un claro del bosque. Varios hombres se encontraban atacando a una mujer. Eran tres los que estaban a la vista. Él era uno y, de lo poco que podía apreciar, menor en edad que cualquiera de ellos. Tomó aire. Solo había una cosa que podía hacer. Lo lógico, irse.

Nuevamente, una decisión. Irse... no era una opción. ¿Combatirlos? Tenía todo en su contra excepto el factor sorpresa. Bueno, pues, tendría que ser suficiente.

Se lanzó por ellos.

Y lord Ashton Wilhelm Drummond ni siquiera consideró que esa elección haría que el rumbo de su vida cambiara definitivamente en los años venideros.

***

Todo sucedió demasiado rápido. El terror que la invadía era inmenso, sentía que no podía respirar mientras pánico puro atenazaba sus entrañas. Quería gritar, quería llorar, quería salvarla. Había querido salvarlos a todos. Pero no había podido. Ahora tampoco podría. La impotencia, apenas reconocible, la invadió.

Quiso correr hacia ella. Sus ojos se encontraron con los suyos. Un último grito de dolor salió de sus labios y la mirada cargada de miedo que le dirigió fue suficiente recordatorio de su promesa, duramente mantenida. Debía quedarse quieta, esconderse y no decir ni una palabra. Hasta que terminara.

Desvió la mirada cuando alguien más entró en la escena que no podría olvidar jamás. La muerte de la única familia que le quedaba, su hermana.

Se armó de valor y lo que encontraron sus ojos la dejaron estupefacta. En un inicio, había pensado que él era uno más de quienes las atacaron. Pero... aquel joven estaba defendiéndolas. Un completo extraño, quizá lunático, las estaba defendiendo.

Por una fracción de segundo sus miradas se encontraron. Y en ese instante el joven de cabello oscuro fue herido con una de las afiladas espadas de los atacantes. De inmediato se enfrascó de nuevo en la pelea y, para su sorpresa, observó que solo quedaba un hombre en pie.

Un par de ellos estaban en el suelo y, al parecer, el resto habían huido. ¿Cómo lo había hecho?

Lady Eilidh MacAuliffe, futura regente de Glenley, no tenía ni idea de que su vida había cambiado, en más formas de lo que sugerían los trágicos hechos acaecidos.

***

En cuestión de minutos todo había terminado. Se encontraba exhausto, herido y considerando seriamente que esto había sido una mala idea. No solo porque no llegaría a tiempo sino porque había atraído atención sobre sí. Tragó con fuerza, no había tenido opción, cierto, pero eso no lo salvaría de lo que venía.

Solo una promesa (Drummond #5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora