Ashton regresó lentamente hasta alcanzar las lizas. Se encontró con la mirada atenta de Kyan, quien, tras dirigir el entrenamiento restante, se acercó a él.
–Eilidh no volvió para entrenar la tarde de hoy.
–Imagino que no lo hizo.
–Hmmm.
–Volvió al castillo –aseguró– la vigilé hasta que atravesó la entrada.
–¿Le has contado? ¿Lo que sucedió?
–No.
–¿Y antes? ¿Lo que ha sucedido estos meses?
–No.
–¿Por qué?
–Porque quizás así entendería mejor lo que sucedió esta tarde.
–Kyan, ni siquiera yo lo entiendo... del todo.
–¿No? ¿La posición privilegiada que tienes aquí no está clara? Has ingresado como capitán y futuro co-regente de Glenley. Eso no es poca cosa y habrá más de uno...
–No que yo lo haya querido así.
–Eso no importa. Está hecho.
–Y no seré co-regente de Glenley...
–Dudo que eso importe. Así es como todos lo verán.
–¿Por qué? ¿Porque Eilidh es joven?
–Y no una guerrera ni un hombre –apuntó con tono práctico Kyan– puede no gustarte, pero sabes que es así.
–Dioses, odio lo complicado. Y más aún cuando se trata de mi vida.
–Puedo verlo. No los confrontas cuando se burlan de ti, pero tampoco puedes ignorarlos eternamente.
–Por supuesto que puedo, tengo hermanos mayores, así que estoy acostumbrado. No me importa lo que digan o hagan... siempre que no involucren a Eilidh.
–Ah. ¿Realmente te importa?
–Kyan, tú no estuviste ahí. No viste lo que yo cuando asesinaron a toda su familia. Nadie debería vivir algo así, mucho menos una niña pequeña como Eilidh.
–Vaya, no sabía...
–Lo que tenga que hacer –cortó con seguridad Ashton– por protegerla, lo haré. Ahora y siempre.
–Siempre suena como demasiado tiempo –musitó Kyan, con una leve sonrisa– pero como veo que aún te queda energía para protestar, ¿entrenamos un poco más?
–Desde luego –contestó Ashton, divertido, alcanzando su espada.
***
Cuando la noticia llegó a Glenley, Ashton apenas era consciente del tiempo que había transcurrido desde la última vez que visitó el castillo Drummond. Sus entrenamientos eran estrictos y, en general, no habían muchos días de descanso en las tierras de los guerreros. Así que le pareció una buena idea adaptarse lo mejor posible a aquello, posponiendo una época tras otra la visita a las tierras de su familia.
Por esa razón, le pareció inconcebible lo que anunciaba la misiva. ¿Realmente...?
–Dioses.
–Milord –entró Eilidh a sus aposentos, como si fuera normal que estuviera allí– escuché las noticias y... lo siento mucho –musitó, alargando la mano y depositándola en su brazo.
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Solo una promesa (Drummond #5)
RomanceTodo inició con un impulsivo rescate... Ashton Drummond, el hijo menor de lord Wulfric Drummond, se encontraba en búsqueda de ayuda cuando se encontró con una pequeña siendo atacada. Y, sin pensarlo demasiado, se lanzó a su rescate. Sin saber que a...