Capítulo 10: El Punto de Quiebre

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Claudia se apartó de Xochitl con brusquedad, su corazón latiendo con fuerza en su pecho mientras luchaba por procesar lo que acababa de suceder. "Esto no puede seguir así, Xochitl," murmuró, su voz temblorosa.

Xochitl la miró con una mezcla de tristeza y frustración. "Claudia, no entiendes. Todo lo que hago, lo hago por nosotras. Te amo más de lo que puedes imaginar."

Claudia negó con la cabeza, dando un paso atrás. "Esto no es amor, Xochitl. Es control. Me estás asfixiando. No puedo seguir viviendo así."

Xochitl avanzó hacia ella, su expresión desesperada. "Por favor, Claudia, no digas eso. Todo lo que quiero es que estemos juntas, que seamos felices."

Claudia sintió las lágrimas acumulándose en sus ojos. "Pero no soy feliz, Xochitl. No puedo ser feliz si estoy constantemente asustada y controlada. Necesito mi libertad, mi espacio."

La desesperación de Xochitl se transformó en ira. "¿Espacio? ¿Libertad? ¿Eso es lo que quieres? ¿Abandonarme? ¡No puedo permitirlo, Claudia!"

Claudia retrocedió, su espalda chocando contra la pared. "Xochitl, por favor. Esto no está bien. Necesitamos ayuda. Necesitas ayuda."

Xochitl la agarró por los hombros, apretando con fuerza. "No necesito ayuda. Solo te necesito a ti, Claudia. Eres todo lo que tengo, todo lo que quiero."

El miedo en los ojos de Claudia se mezcló con determinación. "No puedes obligarme a amarte, Xochitl. El amor no funciona así."

Xochitl la soltó abruptamente, dando un paso atrás como si hubiera sido golpeada. "No entiendes... no entiendes cuánto te necesito," susurró, su voz quebrándose.

Claudia aprovechó el momento para avanzar hacia la puerta, su corazón latiendo con fuerza. "Lo siento, Xochitl, pero no puedo quedarme. Esto tiene que terminar."

Antes de que pudiera llegar a la salida, Xochitl se movió con rapidez, cerrando la puerta y bloqueando su camino. "No, Claudia. No puedes irte. No te dejaré."

Claudia miró a Xochitl, sus ojos llenos de una mezcla de miedo y compasión. "Xochitl, por favor. No hagas esto más difícil de lo que ya es."

Xochitl tomó una profunda respiración, tratando de calmarse. "Está bien, Claudia. Hablemos, solo... hablemos. No quiero perderte."

Claudia dudó por un momento antes de asentir lentamente. "Está bien. Hablemos. Pero no aquí. Necesito un lugar donde me sienta segura."

Xochitl asintió, abriendo la puerta con cautela. "Está bien. Pero por favor, Claudia, no intentes huir. Solo quiero hablar."

Claudia salió lentamente de la habitación, su mente trabajando frenéticamente para encontrar una solución. Sabía que necesitaba ayuda, pero no estaba segura de cómo conseguirla sin empeorar la situación.

El Rostro de la ObsesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora