Claudia se fue a su cuarto, sus lágrimas fluyendo sin control. Se desplomó en la cama, abrazando la almohada mientras sollozaba. Todo su cuerpo temblaba, y su mente era un torbellino de emociones y recuerdos. Recordó la noche en que su vida cambió para siempre, la noche en que comenzó a amar a Xochitl de una manera que nunca quiso admitir.
Esa noche, Xochitl la había obligado a estar con ella, su obsesión transformándose en una demanda irrefutable. Claudia había sentido una mezcla de miedo, rabia y, para su sorpresa, una chispa de algo más profundo. Fue una noche llena de lágrimas y resistencia, pero también una en la que se dio cuenta de lo poderosa que podía ser la conexión entre ellas, incluso si estaba envuelta en dolor y sufrimiento.
El pensamiento de esa noche la perturbaba, pero no podía negar que desde entonces, algo había cambiado en su corazón. Un vínculo oscuro y retorcido se había formado, uno que ni ella misma entendía del todo.
Pasaron unos minutos antes de que Claudia escuchara pasos acercándose a su habitación. La puerta se abrió lentamente y Xochitl apareció, su rostro mostrando una mezcla de arrepentimiento y determinación.
"Claudia, por favor, tenemos que hablar," dijo Xochitl, su voz temblando.
Claudia se sentó en la cama, sus ojos hinchados y rojos de tanto llorar. "¿Hablar? ¿Sobre qué, Xochitl? ¿Sobre cómo estás destruyendo mi vida?"
"Eso no es justo," replicó Xochitl, entrando en la habitación y cerrando la puerta detrás de ella. "Lo que hacemos, lo que somos... todo es por nosotras."
"No, Xochitl. Es por ti. Tú me estás controlando, manipulando. No puedo vivir así," respondió Claudia, su voz llena de desesperación.
"¡No digas eso!" gritó Xochitl, acercándose a Claudia. "¡Lo hago todo por amor! ¡Te amo más que a nada en este mundo!"
"¡Esto no es amor!" Claudia se levantó de la cama, enfrentándose a Xochitl con valentía. "Es una obsesión enfermiza. Necesitamos ayuda, necesitamos cambiar."
Xochitl la miró, sus ojos llenos de lágrimas. "Claudia, por favor. No puedo perderte. Haré lo que sea necesario, pero no me dejes."
No entiendes, Xochitl! ¡No se trata de perderme! Se trata de salvarnos a las dos de esta relación tóxica," gritó Claudia, sintiendo cómo la rabia y la frustración se acumulaban en su interior.
Xochitl dio un paso hacia adelante, extendiendo la mano para tocar a Claudia, pero ella se apartó bruscamente. "¡No me toques!"
"Claudia, por favor, solo quiero arreglar esto," suplicó Xochitl, sus lágrimas cayendo libremente.
"No hay nada que arreglar si no admites que esto está mal," replicó Claudia, su voz temblando de emoción.
La tensión en el aire era palpable mientras ambas mujeres se miraban fijamente, cada una luchando con sus propios demonios. Xochitl intentó acercarse nuevamente, pero Claudia la empujó con fuerza, su rabia finalmente desbordándose.
"¡Basta, Xochitl! ¡Sal de aquí!" gritó Claudia, empujando a Xochitl hacia la puerta.
"No, Claudia, por favor," imploró Xochitl, resistiéndose.
Las dos mujeres forcejearon, sus cuerpos chocando en una lucha desesperada. Finalmente, Claudia logró sacar a Xochitl de la habitación y cerrar la puerta de golpe, sus manos temblando.
Claudia se apoyó contra la puerta, sus lágrimas fluyendo nuevamente. Su cuerpo temblaba de agotamiento emocional mientras se deslizaba al suelo. Se quedó allí, sollozando en la oscuridad, sintiendo el peso de la situación aplastándola.
Después de un rato, se levantó y se arrastró de vuelta a la cama. Se dejó caer, sintiendo cómo sus fuerzas la abandonaban. Cerró los ojos, permitiendo que las lágrimas fluyeran libremente. Mientras el sueño la vencía, su último pensamiento fue una mezcla de dolor y esperanza, deseando que, de alguna manera, pudieran encontrar una salida a este abismo.
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El Rostro de la Obsesión
FanfictionEl Rostro de la obsesión es una escalofriante historia de deseo y obsesión, que muestra cómo el amor puede transformarse en una peligrosa fijación.