El sol antes de la tormenta

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Septiembre, 1 semana antes del asesinato de Jason Carver


Billy encendió otro cigarro, sus manos aún temblaban por lo que le costó un largo rato que la punta prendiera, trago humo hasta sentir que su garganta colapsaba y aún así lo mantuvo un rato más antes de espirar. Miró sus vaqueros sucios, no había tenido tiempo de cambiarse antes de ir al instituto. Miró las palmas de sus manos, arañadas por el asfalto, las cuales solamente había podido limpiar en el baño como medida de prevención para una infección. Recordó el rostro de Max, mirándole desde el asiento del copiloto del Camaro, la expresión de dolor y horror cuando vio a Neil empujándolo... eso no podría borrarlo de su mente con nada.

Neil nunca se había atrevido a tocarle delante de ella, un burdo intento de mantener cierta imagen de superioridad moral delante de la pelirroja, aunque ella sabía perfectamente lo que sucedía, podía escucharlo de su habitación por mucho que Neil subiera el volumen de la música antes de golpearle. Pero aquel día lo había hecho, le había golpeado delante de ella, en la puerta de la casa, arriesgándose  a que los vecinos le vieran. O tal vez, puede que ese viejo macabro se hubiera asegurado de que todos ya se habían marchado antes de empujarlo desde la puerta, haciéndole caer por los escalones hasta la acera. Billy no escuchó lo que le decía, no valía la pena, nunca importaría lo que hiciera, nunca importaría lo que corrigiera de sí mismo, Neil siempre encontraría algo.

Cuando llegaron al instituto Steve estaba allí, sentado sobre el capó de su BMW con Robin y con Heather, esperándole. Billy tampoco podría olvidar nunca la expresión de Steve al verle. Ese temor contenido, esa curiosidad aplastada. Sabía que el moreno se moría por preguntarle qué le había pasado, la excusa de haberse resbalado no le convencería, Steve no sabía lo que enfrentaba con su padre, pero sabía que su vida familiar no era buena y no era tan tonto como para no atar cabos. Aún así Billy agradecía el hecho de que el moreno nunca le preguntase, que nunca le presionase, aceptaba la excusa que se hubiera inventado y no volvía a sacar el tema. 

En aquel instante un ruido distrajo a Billy de sus pensamientos, la puerta trasera del gimnasio se había abierto de golpe bajo sus pies. El rubio se encogió aún más en la escalera de incendios, apagando el cigarro contra la pared lo más rápido que pudo, sospechando que fuese un profesor quien había hecho acto de presencia y que el humo lo atrajese. Pero al mirar abajo solamente encontró dos cabezas rubias.

-Jason, ¿qué es lo que pasa? ¿Por qué me haces salir aquí?

Eran Chrissy y Jackson, ambos con sus chaquetas del equipo de baloncesto, y él no tenía cara de estar nada contento. 

-Quiero que dejes de juntarte con Eddie Munson 

La rubio miró algo perpleja a su novio, aquel tono de rabia contenida, aquellas palabras tan repentinas.

-Yo... yo no me junto con Eddie -respondió Chrissy algo confundida -Bueno, sí, pero no porque YO me junte con ÉL, sino porque es amigo de Billy 

Jason sonrió algo macabro, como el gato que tiene la satisfacción de al fin atrapar el ratón y piensa retorcerlo antes de comerlo.

-Pero Billy siempre dice que Eddie no es su amigo, ¿no es cierto? Solamente es su camello, solamente le consigue cintas de música -habló lentamente mientras observaba el rostro de Chrissy con atención -Es por eso que os vais a comer fuera, a las mesas abandonadas del bosque, para que nadie os vea a todos juntitos

-No... no pretenderás que Billy le compre delante de todos -balbuceó Chrissy intentando salvar la situación

-¿Era eso lo que ibais a hacer? ¿Y para eso tiene Billy que llevarte con él?

{Happy} SCREAMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora