Bienvenidos a Hawkins

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Septiembre, un mes antes del asesinato de Jason Carver


Un nuevo curso escolar comenzaba, el último para algunos de ellos, incluido Steve Harrington. Septiembre se presentaba con un clima agradable, una fina camisa de manga larga o una ligera chaqueta repelían el frescor que se había levantado en el aire, el sol brillaba fuerte sobre sus cabezas. Era un día glorioso para el inicio de las clases, para el inicio de su último año en Hawkins High, para una nueva oportunidad de cara al campeonato de baloncesto, pero Steve Harrington se sentía absolutamente derrotado. El curso se presentaba difícil, jamás había sido un lumbreras y el instituto cada vez se le hacía más cuesta arriba, antes no parecía importante pero ahora que estaba en su último año era vital, no quería ser como Eddie Munson, atrapado un año más allí. Además, su vida social se había visto fuertemente trastocada al perder la amistad de Tommy y Carol a causa de Nancy, seguía siendo alguien popular y el capitán del equipo de baloncesto, pero no era como antes... y al final Nancy le había dejado por Jonathan.

Un fuerte rugido lo sacó de sus pensamientos, el motor de un coche que sin duda estaba excediendo la velocidad permitida en el aparcamiento del instituto, una música estruendosa que le recordaba a aquella que Eddie Munson y los suyos habían tocado en el concurso de talentos saliendo de él. Steve alzó la vista para ver un hermoso Camaro azul entrar a toda velocidad y aparcar perfectamente con un forzado derrape, no pudo evitar abrir la puerta de su coche y salir lentamente para mirarlo mejor, era algo espléndido y absolutamente desubicado en Hawkins, la matrícula de California confirmó sus sospechas. La puerta del pasajero se abrió y salió una niña de larga melena pelirroja, debía de ser de la edad de Dustin, unos 13 años. La chica se giró para tomar su mochila, colgándola de un hombro, luego tomó un patinete y habló por un momento con quien estuviera dentro, cerró entonces la puerta y se marchó hacia el colegio.

Steve permaneció observando. La puerta del conductor se abrió finalmente, la música seguía sonando a todo volumen cuando el primer pie, envuelto en una pesada bota marrón, tocó el suelo en una fuerte pisada y cuando el resto del cuerpo le siguió, Steve perdió el aliento. Era un chico de piel bronceada y dorados cabellos rizados, ojos profundamente azules y un leve bigote, labios de un rojo intenso, y cuando se estiró Steve pudo apreciar que tenía un cuerpo escultural. Era el chico más hermoso y ardiente que jamás hubiera visto y Steve no estaba muy seguro de si ese era un pensamiento que él debería tener. Por un momento prestó atención a la música que sonaba, sus oídos se hicieron eco de la letra, "here I am, rock you like a hurricane", y Steve pensó que no podría ser más acertado, sin duda aquel chico iba a revolucionar todo Hawkins. 

El muchacho movió sus manos bajo la chaqueta vaquera que llevaba para sacar un paquete de  Malboro, tomando un cigarrillo directamente en los labios y encendiéndolo de la forma más sensual existente, luego se giró y cogió una bandolera de color marrón que estaba llena de parches y chapas, además de rotos y escritos de rotulador. Steve notó cómo el rubor subía a sus mejillas cuando sus ojos se posaron sobre el culo del chico, inclinado dentro de su coche con el culo alzado, se veía más apetecible que el trasero de ninguna chica, e increíblemente apretado en aquellos vaqueros. El moreno se percató entonces de la presencia de Carol Perkins, Tammy Thompson y Heather Holloway a un par de filas de allí, las tres chicas haciendo exactamente lo mismo que Steve hacía, darle un buen repaso al Adonis que acababa de llegar al instituto.

La música se cortó de repente, el chico finalmente había apagado el coche y cerraba la puerta antes de marcharse hacia el instituto, Steve se encontró a sí mismo mirándole el trasero al andar, cuando su mirada volvió a las chicas, Heather le estaba mirando con una sonrisa divertida y le guiñó un ojo. El moreno agitó su cabeza volviendo en sí y tomó su mochila junto a la carpeta que había estado revisando momentos antes, cerró el Beamer y comenzó a caminar hacia el instituto sin prestar atención, sus ojos fijos en una de las múltiples cartas que había escrito a las diferentes universidades, revisándolas una vez más en su desesperación por encontrarles el sentido. Una razón más para echar de menos a Nancy.

{Happy} SCREAMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora