California quedaba atrás. Atrás sus bellas playas y tardes de sol. Atrás las olas del mar y las noches en la feria del muelle. Atrás los clubes donde nadie le miraba extraño porque todos eran como él. Atrás su madre, sus amigos y todo lo que había conocido. Delante de él solamente había bosque, iglesias puritanas, gente recatada y pueblos que desaparecerían sin que nadie se diera cuenta. Su padre había elegido la tortura perfecta para él. Por suerte, Billy tenía a Max. Hacía menos de un año que se conocían, desde aquellas tardes en las que su padre llevaba a su "amiga" y a su hija a casa para ver si congeniarían, pero el rubio ya sentía como si hubieran estado juntos toda la vida, como si la hubiera visto nacer, como si el color fuego de su cabello en comparación con el dorado del suyo fuera todo lo que demostrase que no eran hermanos.
Billy le había enseñado a montar en monopatín, también le había enseñado a vencer en todos los juegos del arcade, y cómo defenderse por sí misma de todos los imbéciles que se cruzasen en su camino, sin importar cuando grandes fueran... sin importar si era el mismísimo Neil. Billy no era estúpido, sabía que su padre ahora mismo fingía mucho interés por Max, incluso amor, pero sabía que tarde o temprano su mano caería sobre ella de la misma forma que caía sobre él, ¿si no era capaz de amar a su propio hijo, cómo iba a amar al de otro? Mientras el rubio pudiera impedirlo, Neil no iba a alzar la mano contra Max, pero si él no pudiera... la chica debía estar preparada. Y era por esto que Billy y Max estaban en el pequeño jardín que había detrás de la casa, Susan y Neil acababan de irse y aún tenían 30 min para llegar al instituto, la menor tenía los puños arriba mientras el rubio sostenía sus palmas abiertas, recibiendo los golpes de la chica.
-Eso es, recuerda cargar más peso sobre la pierna... así, muy bien
-¿Realmente crees que esto es necesario?
-¿Acaso no es divertido igualmente?
-La verdad es que sí -sonrió la chica mientras golpeaba otra vez
Billy solamente respondió con una sonrisa igual de amplia mientras revolvía levemente su cabellera pelirroja, la lección se dio por terminada y subieron al Camaro para enfrentarse a su primer día de colegio e instituto en Hawkins, ambos rezando porque no fuese demasiado horrible. El Camaro llamó la atención de todo el mundo cuando entró en el aparcamiento, tal y como esperaba, Billy sabía que la mejor forma de integrarse en un nuevo instituto era llamar la atención desde el primer momento, luego solamente había que fijar la atención de los más populares. Max bajó del coche, mirando a su alrededor para identificar la entrada al colegio, el cual estaba en un edificio aparte, luego volvió a inclinarse para tomar sus cosas. Billy se estiró para tomar su mochila del asiento trasero y dársela a la menor.
-Presta atención en clase, muéstrate abierta pero no demasiado desesperada por hacer amigos, no olvides lo que te enseñé y que no se note demasiado el asco que te da estar aquí
-Ya lo sé, Billy -bufó leve Max, pero aun así la chica estiró su mano e hicieron su saludo secreto -Tú intenta no llevarte una amonestación en el primer día, ¿vale?
-No prometo nada -sonrió el rubio divertido
Después de observar a Max alejarse por un momento, Billy bajó del coche observando su alrededor, dos líneas más adelante un grupo de tres chicas ya le miraban, su atención recayó sobre aquella que le inspeccionaba sin babear, una chica de pelo moreno con su nombre, Heather, escrito en grandes letras de purpurina sobre su carpeta. Luego se giró y entonces vio al chico más hermoso sobre los que jamás había posado sus ojos. Era alto, más que él, y su piel era nívea como la leche aunque llena de lunares, tenía una increíble mata de pelo castaño estilizado con paciencia, sus ojos eran enormes y redondos como los de un cervatillo, sus labios carnosos invitaban a los peores sueños. El rubio no pasó por alto que chico le estaba mirando con evidente impacto, maravilloso, era el primer día de instituto y ya tenía un objetivo, una presa.
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{Happy} SCREAM
FanficHawkins (Indiana) 1984 Una tranquila y pequeña ciudad de Indiana perdida entre el bosque es asolada por una terrible ráfaga de asesinatos en serie Siete víctimas son brutalmente asesinadas en cuestión de pocos días incluso ante las narices de la pol...