La primera sangre

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Octubre 1984


Steve tenía razón, puede que hubiera perdido los honores pero su reinado continuaba. Cuando propuso, de una forma tajante que poco invitaba a la negativa, el realizar una fiesta en el garito que el club de baloncesto "poseía", y del cual continuaba custodiando las llaves, todo el mundo se volvió loco. Era de esperar, al fin y al cabo un adolescente jamás le dice que no a una fiesta, menos aún cuando vives en un pueblo de mala muerte en el que no hay nada de interés, se te brinda la oportunidad de ligar y el alcohol probablemente sea gratis. Esto último gracias a la tendencia de Steve a pagar todo con el grandioso fondo que sus padres le proporcionaban cada mes a cambio de jamás prestarle atención.

La fiesta se fijó para el primer jueves de octubre, después de que el equipo de baloncesto tuviera su primer partido de la temporada grande, de forma que serviría de excusa para celebrar su prácticamente asegurada victoria. A nadie le importó que al día siguiente hubiera instituto, los viernes solían ser relajados y el director estaría tan feliz por el partido que seguramente montaría fanfarrias y los liberaría de clase antes de tiempo, puede que incluso algún profesor decidiera poner una película y echarse una siestecita. Como anfitriones, el club de baloncesto debía hacerse cargo de todos los preparativos, y junto a ellos el equipo de animadoras, quienes asumieron la carga principal debido a que el entrenador había aumentado los entrenamientos extraescolares de cara al partido. Billy era el único con coche disponible en el equipo de animadoras, lo que le obligaba a acompañarlas a cada recado para no tener que recurrir a las inquisitivas madres, las cuales se alegraban y preocupaban a partes iguales de la popularidad de sus pequeñas. En principio hubiera sido difícil, Neil jamás le hubiera permitido hacer de chico de los recados de un puñado de "gritonas obsesionadas con su imagen que lo único que quieren es que las dejes preñadas para asegurar su futuro, y yo no pienso mantener a ningún bastardo, jovencito, tenlo claro", pero por suerte su padre no sabía que Billy había dejado el equipo de animadoras por lo que el rubio se excusaba con los entrenamientos extras. Neil jamás iría a un partido, jamás se enteraría, pero igualmente Max le cubría las espaldas y le daría falsa información sobre la brillante demostración de habilidad de Billy durante los juegos.

Nada hay que decir sobre que esta situación no mejoró los celos de Jason. Ahora, además de estar juntos durante los entrenamientos de las animadoras, las clases que tenían en común y, alguna que otra comida, Chrissy y Billy se veían después de clase para hacer los mandados. Nada importaba que el resto del equipo de animadoras también estuviera presente, Jason parecía obcecado en la presencia del rubio, en la cercanía de este con su novia, en la complicidad que había entre ellos dos. Nunca pensó que solamente pudieran ser amigos, mejores amigos de hecho. Nunca pensó que Billy no tuviera interés en Chrissy, que más bien se fijase en cualquiera de las demás, o que más bien no se fijase en nadie. Estaba tan absolutamente cegado por los celos que ni siquiera podía ver que Billy pasaba muchas más horas con Steve a pesar de que ya no eran compañeros de equipo, que parecía estar siempre en la puerta para encontrarse con el moreno aunque su clase estuviera en la otra punta, la forma en que el rubio lo miraba. Tal vez si se hubiera fijado algo mejor...

El jueves, a penas una horas después de finalizar las clases, el instituto enteró volvió a congregarse en el gimnasio del edificio, acogiendo a anfitriones y visitantes. A pesar de que todo el mundo estaba convencido de la victoria del Instituto Hawkins, pues el equipo contrario era de mucha menor calidad y siempre salía escaldado en sus encuentros, el fervor por parte del público no fue menor, no tanto por el orgulloso sentimiento del que el instituto quería galardón, sino porque no hay nada más emocionante para los adolescentes que ver la derrota y la humillación, la sangre del enemigo, del cual se burlarán durante meses. El equipo estaba listo, también la banda de música y el equipo de animadoras, la mascota ya estaba caldeando el ambiente y en pocos minutos comenzaría el partido. Billy se escabulló del pasillo donde las animadoras estaban terminando de arreglarse, apretando sus coletas y retocando su maquillaje, y se deslizó hasta los vestuarios donde los chicos esperaban ansiosos. Entró con toda la seguridad del mundo, puede que ya no fuera parte del equipo de baloncesto, pero era un hombre y nadie podía reclamarle su presencia, y sobre todo, era Billy, nadie le reclamaba jamás su presencia en ningún lado. 

{Happy} SCREAMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora