Capítulo 8

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Capítulo 8

Deep blue mind

Los siguientes días en los que estuvo en la playa, no tuvieron muchos cambios. Normalmente estaría esperando sentado bajo el mismo árbol, pensando en cualquier otra cosa mientras esperaba el milagro de la planta que jamás ocurría. Durante esas horas iría el molesto humano a entrenar, hablándole de algunas cosas en el medio de sus descansos, cosas que Poseidón escuchaba a medias y pronto terminaba olvidando. Ignorar al humano se había vuelto una tarea sencilla, en especial porque el humano jamás insistía en hablarle demasiado o en buscar una respuesta a sus cosas. Simplemente hablaba y luego se dedicaba a entrenar por horas. Hubo un par de ocasiones donde se quedó toda la noche entrenando y Poseidón se lo encontró al regresar al mismo árbol donde siempre se sentaba.

Pero hoy hubo un evento especial que cambió su día: el humano no regresó. Imaginó que al fin se había cansado de ir a ese lugar y había encontrado otro sitio para entrenar, así que se alegró de recobrar la paz. La playa se sentía más tranquila sin el humano entrenando o hablándole de estupideces.

La paz que se respiraba ahora le recordaba a Poseidón el día que mataron a Cronos. Su hermano Zeus, el único hijo que su madre pudo ocultar en otra cueva, había entrenado por años junto a su abuela. Poseidón se había enterado de su existencia gracias a Hades, quien había escuchado a escondidas una conversación entre Rea y Gea. Gracias a eso se había enterado del embarazo que su madre ocultó de su padre con ayuda de Gea y de que tenía un hermano menor que había sido enviado lejos del rincón oscuro del universo al que ellos habían sido confinados. Según Gea, este niño tendría que ser el que derrotara a Cronos y liberara a sus hermanos de ese encierro al que eran sometidos.

Ese momento llegó muchos años después, cuando ya todos ellos eran adultos. El día que Zeus los sacó de ese rincón oscuro, los llevó a otro lugar para que recuperaran la energía y el poder que Cronos les seguía robando. Fue en ese otro lugar donde él y Hades recibieron regalos especiales que los ayudarían a luchar contra Cronos. En su caso, fue su tridente, un arma divina con la que había logrado derribar varios titanes que luchaban a favor de Cronos.

No fueron suficientes para derrotarlos y luego de días de intensa lucha, los cuatro se hicieron del poder de su padre y lo dividieron para gobernar en las diferentes partes de la Tierra.

Toda esa reunión fue tediosa, pero habían conseguido llegar a un acuerdo para dividir la Tierra en cuatro partes, dejando a Zeus como el líder de todos los dioses.

Sin embargo, antes de esa reunión y de la división de poderes, hubo un momento de paz cuando encerraron a los titanes y mataron a Cronos. Un momento en donde todo quedó en silencio y calma, donde todo se detuvo. Durante ese corto momento, Poseidón había sentido una gran paz invadir su pecho. Luego de años de ser debilitado por su padre, de ser encerrado y usado por el mismo, volvía a recuperar su libertad.

Poseidón deseaba que los días así fueran eternos.

*

No lo fueron. El humano molesto regresó al otro día, con su voz alegre y molesta saludándolo con total felicidad. Como era su costumbre, Poseidón no le respondió.

—Ah, amigo, ayer fue un buen día. Seguro te preguntaste dónde estaba, o quizás no—el humano rio—. Me encontré con un gran espadachín con quien luché. Era muy genial, tanto que terminé perdiendo en menos de diez movimientos. Eso me motiva, ¿sabes? Ahora tengo un nuevo entrenamiento para continuar y superarme.

Fue todo lo que Poseidón quiso escuchar. Sus entrenados oídos se cerraron a las palabras estúpidas del humano y cerró los ojos para descansar. No le importaba el palabrerío tonto de ese humano estúpido, escucharlo hablar de entrenamiento y de la lucha que tuvo con un espadachín no era lo que más le interesara en el mundo. A él realmente no le importaba nada de eso, así que dejó ir su mente lejos. Sin embargo, la voz del humano se mantenía como un murmullo, tal y como una mosca rondando cerca de su oído. Era un fastidio, uno muy grande, así que para tapar ese sonido comenzó a silbar. Una melodía que había escuchado hacía mucho tiempo por parte de su hermano mayor. Silbó esa melodía para tapar las palabras vacías del tonto humano.

Thunder, ocean and teaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora