Capítulo 4

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Capítulo 4

Promise me a place in your house of memories

El Ragnarok no era algo que emocionara a Poseidón. Si tenía que ser sincero, realmente le parecía una estupidez. Independientemente de si los humanos eran capaces de ganarles o no, la simple idea de una lucha ya era fastidiosa y molesta. Pero como parte de los dioses más fuertes, tenía que participar de esa basura y lograr una victoria para los dioses. Para un montón de inútiles buenos para nada que solamente sabían adularlos para ganar favores. Solo eran gusanos inservibles que hacían bulto en el Valhalla.

Proteo lo había seguido mientras Poseidón caminaba por el pasillo que daba lugar a la entrada de los dioses a la arena.

—Mi señor, sé que debe representar a los dioses en esta batalla, ¿pero es necesario que participe de esto? Claramente no es de su agrado rebajarse a luchar contra un humano.

—Reglas son reglas. De todas formas, terminará antes de que nos demos cuenta—dijo Poseidón sin voltearse a mirar a Proteo—. Ahora regresa, debo seguir solo.

—Sí, mi señor.

Obedientemente, Proteo se regresó en sus pasos mientras Poseidón continuaba avanzando por el extenso pasillo hasta llegar a la puerta que llevaba a la entrada a la arena. Otro pasillo oscuro se abrió ante él y Poseidón esperó a que Heimdall terminara con la estúpida presentación antes de tener que ingresar.

La puerta se abrió, dejando entrar algo de luz y una gran cantidad de agua con la que habían llenado alrededor de la arena. No sabía si era un detalle o su hermano había querido darle ventaja con eso. Una estupidez, con su tridente sería suficiente para matar al humano.

De un pisotón en el suelo, las aguas se abrieron ante él para dejarlo entrar. Como dios del mar, era capaz de controlar cualquier masa de agua que tuviera cerca. Era parte de su especialidad y una de las razones por las cuales le habían dado el título. Muchos humanos creía que primero había obtenido el título y después los poderes, pero la verdad era al revés. Si Poseidón fue elegido rey del mar, fue por sus habilidades para controlar cualquier superficie acuosa presente.

Avanzó hasta subir a la arena, donde todos se quedaron en silencio, sin atreverse a decir una sola palabra.

—Hmp, gentuza—murmuró indiferente.

Tan pronto terminó su presentación, Heimdall continuó con el de su contrincante, un humano que duraría un suspiro frente a su tridente. Por más fuerte que el humano fuera, no sería rival para él, cuya rapidez y fuerza eran sin dudas superiores a las de cualquier humano.

Una raza inferior como la de ellos no eran rivales para los dioses.

Escuchaba al humano acercarse en un pequeño barco hasta la arena porque, por supuesto, no podía abrir las aguas como él. Poseidón no se molestó en mirarlo, después de todo, él no miraba a los seres que consideraba inferiores a él. Solo miró hacia un costado, escuchando el palabrerío de Heimdall, el cual hablaba de las nulas hazañas de su oponente.

A comparación de Poseidón, su contrincante solo era un perdedor que nunca había ganado una pelea. Bien, no ganaría esta tampoco. Y lo peor sería que moriría atravesado por su triden...

—¡Sasaki Kojiro!

El tren de pensamientos asesinos de Poseidón se detuvo abruptamente, chocó contra una pared de recuerdos y se desmoronó lentamente. Un recuerdo tras otro llegó a él, la voz de un joven que le hablaba de todo lo que se le cruzara por la cabeza, la sombra de un joven que entrenaba con una espada para hacerse más fuerte.

Thunder, ocean and teaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora