Capítulo 15

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Capítulo 15

I shake and I think about the powers at play

Zeus sabía que pronto llegaría Hermes para informarle que la octava ronda del ragnarok se llevaría a cabo. No conocía qué dios iba a representarlos, no le importaba demasiado tampoco. Sabía que habría un dios y un humano representando, pero realmente no sabía a quién le tocaría. No era como si le importara demasiado tampoco. Zeus no estaba interesado en absoluto en la octava ronda, ni siquiera lo estaba en el ragnarok como había sido desde antes de su pelea con el padre de la humanidad. La pelea había sido emocionante, pero los dilemas mentales que le trajo no fueron lo mejor.

Escuchó los tres toques en la puerta y le dijo a Hermes que en breve iría al sector VIP para ver la octava ronda. Necesitaba un tiempo a solas, necesitaba enfriar su cabeza para pensar con más claridad. Sin embargo, su hijo al parecer no entendía eso porque de todas formas ingresó al cuarto.

—Dije que ya salía—dijo serio sin molestarse en girar para ver a Hermes.

—Vengo a hablar, Zeus.

Oh, Hestia. ¿Ahora qué quería ella? ¿No podía dejarlo en paz un momento?

—No estoy de humor.

—No estar de humor no es motivo para tratar mal a alguien que se tomó la molestia de venir a verte—dijo Hestia con un tono que distaba mucho de ser dulce y amable como usualmente era.

Zeus se preguntó por quién hablaba, pero solo había una divinidad por quien su hermana podría haberse molestado así. La única a la que había tratado "mal", aunque Zeus no encontrara demasiado que le importara, era a su esposa quien había ido a visitarlo. Zeus no solía hablarle demasiado a Hera y las veces que lo hacía solo le decía cosas cortas. No se molestaba demasiado en intercambiar palabras con ella porque realmente no le interesaba hablar con ella. No esperaba que una discusión, no, mejor dicho, una descarga de odio a la persona equivocada, provocara esto.

—Hestia, las discusiones que tenga con mi esposa no incumbe a nadie más que nosotros. No tienes que entrometerte.

Zeus dejó escapar su aura peligrosamente, dándole a entender a su hermana que no estaba de humor para soportar un regaño como si fuera un niño pequeño. Pero su hermana no era fácil de intimidar.

—Me preguntaste qué errores estabas cometiendo y así como nuestro padre, tratar a tu esposa como si no importara es otro error que estás repitiendo—Hestia se acercó a él, su rostro siempre sereno y amable se había distorsionado con el enojo—. Comprendo que tu mente esté en un gran debate sobre lo que hemos hablado, comprendo que te sea difícil procesar todo eso, pero eso no te da derecho a tratar mal a tu esposa que se tomó la molestia de venir a verte a ti. Justamente a ti, un esposo que le puso los cuernos más grandes de todo el Valhalla, la deshonró como esposa y la dejó olvidada en su palacio haciendo el trabajo que él no quiere hacer—sin inmutarse, Hestia quedó a un paso de distancia de Zeus—. Hera vino a verte porque se enteró de tu pelea, se preocupó por saber de ti que, de ser el caso contrario, ambos sabemos que eso no pasaría. Ella vino por ti y tú, como un cretino, la trataste mal solo porque tu corta mente es incapaz de procesar una realidad muy obvia.

»Zeus, he ignorado muchas de las cosas que has hecho solo porque eres el líder de todo el Valhalla, pero ragnarok fue el límite que realmente pude soportar. Quizás los demás dioses no te dijeron nada, pero yo no estoy de acuerdo con todo esto. Tu inmadurez e insensatez solo ocasionarán una gran guerra que podría llevarse la vida de miles de divinidades. Realmente, eres una decepción como el líder supremo de todos.

Fue un impulso. Zeus no acostumbraba a que criticaran su manera de liderar el Valhalla. Nunca nadie se había atrevido a hacerlo ya fuera por miedo o desinterés. Por eso fue prácticamente un impulso imposible de detener el puñetazo que lanzó hacia Hestia.

Thunder, ocean and teaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora