♡ ℂ𝕒𝕡𝕚́𝕥𝕦𝕝𝕠 𝟚 ♡

62 18 7
                                    

[Al fin, luego de 7 horas y 40 minutos, aparcamos en casa de la abuela; Toronto, Canadá.]

Al abrir los ojos para observar a mi alrededor, aún tengo la vista un poco borrosa luego de largas horas de sueño. Me bajo del auto y corro a los brazos de mi querida abuelita que no veía desde que era pequeña, la cual me recibe de brazos abiertos desde el umbral de la puerta.

-¡Mi querida Layla, qué grande estás!- Dice, apartándome de su cuerpo para ver mejor lo mucho que he crecido, gesto al cual correspondo con una sonrisa. Lógicamente, desde la última vez que nos vimos hace 6 años ha pasado mucho tiempo.

-¿Mamá, acaso no piensas saludar a tu hija y a tu yerno?- Pregunta mi madre un poco indignada, pero alegre.

-No hija, yo solo tengo ojos para mi nietecita- Me sonríe dulcemente- Ven, te mostraré tu nuevo hogar- Dice mientras me lleva del brazo, para adentrarnos a lo que supongo será la casa en la que nos hospedaremos hasta que mis padres consigan un nuevo trabajo.

La casa de la abuela es muy humilde pero hermosa, es espaciosa y muy cómoda. Las zonas lejanas a la vivienda son modernas y extravagantes, al igual que verdaderas mansiones, hay muchos restaurantes y negocios muy desarrollados. Todo el exterior resalta nuestra casa, la cuál luce todo lo contrario a los sofisticados edificios que nos rodean; es pequeña, sencilla, pero acogedora, sin duda debe de tener muchos años de historia esta humilde morada.

Me adentro en la casa mientras ayudo a cargar parte del equipaje, y lo guío hasta las que ahora serán nuestras habitaciones. Mi habitación no es tan colorida y animada como la anterior pero sin duda me ayudara a crear nuevos recuerdos al igual que la que me acogió toda la infancia.
Dejo mis maletas sobre la cama y decido cambiar un poco mi desastroso atuendo, estrujado por el viaje.
Al final me decido por un sencillo vestido blanco que se ajusta a mi cintura, dejando caer una corta falda. Adorno el detalle de lazos en los tirantes, con un collar de perlas que me regaló mi madre en mi decimoquinto cumpleaños. Dejo mi cabello suelto detrás de mí espalda y me coloco mis sandalias de tacón blancas.

Termino de vestirme y bajo junto al resto de la familia a desayunar unas galletas con chocolate caliente que nos preparó la abuela al llegar. Mientras desayunamos juntos todo se siente como antes, la paz vuelve a mi interior al darme cuenta de que nada está yendo tan mal como pensaba...
Terminamos de comer pero aún así seguíamos en nuestros lugares, mientras contábamos anécdotas de estos últimos 6 años, la verdad han pasado demasiadas cosas desde mi cumpleaños número once.Pasada una hora aproximadamente la abuela nos propone ir a dar un paseo por la ciudad para así conocer mejor el lugar, así que nos ponemos de pie y buscamos nuestros abrigos para comenzar el viaje turístico. Algo que sí noté al salir de casa fue el gran cambio de temperatura en el ambiente. Me parece que voy a pasar mucho frío con este vestido y un simple abrigo...

Las calles de Toronto se encuentran llenas de personas que van de aquí para allá, en autos, bicicletas, autobuses, etc. Estoy completamente maravillada con las vibras que da este lugar. Hay una gran vegetación de árboles que dejan caer sus hojas sobre los bancos de los parques cercanos a la icónica Torre CN.
A decir verdad me siento un poco tonta al ver a tantas personas abrigadas de pies a cabeza y yo aquí con mi vestidito como si estuviese en pleno verano. Pero qué más dá, hoy vine a aventurarme en las hermosas calles de Toronto, no a avergonzarme de mi atuendo.

La próxima semana mi abuela me inscribirá al Hudson College Toronto, el cual ha mencionado que se trata de un colegio privado, al cual asistiré el tiempo que me encuentre aquí en la ciudad. Estoy un poco nerviosa y a la vez emocionada por este gran cambio. Desearía que mi mejor amiga estuviese aquí para vivirlo conmigo....¡Hablando de mi mejor amiga!
Rápido busco mi celular en mi bolso, para marcar el número de Allison.

-Hola Ali- Digo una vez responde a la llamada- Perdón por no haberte llamado hace un rato es que estaba en un paseo junto a mi abuela y se me había pasado, lo siento.

-Ay, querida, no te preocupes. No pasa nada- dice riendo- ¿Cómo te va la nueva vida? ¿Ya haz conocido a algún chico guapo?- Puedo ver su sonrisa a través del teléfono.

-Ni te creas, Ali. Aquí todos son un poco reservados- Digo mirando a mi alrededor- Además eso de chicos es para tí, yo no necesito a nadie por ahora.

-Bueno Lay, pues búscame a algún chico guapo por allá y envíamelo en un avión, vale?- Dice en tono de burla.

-Vale, vale. Bueno, después te llamo, ahora iremos a visitar la torre más famosa de Toronto.

-No me das envidia, querida- Dice riendo- Ojalá y pudiera estar allá contigo, ya te extraño un montón, amiga. Sin ti no tengo a nadie con quién chismear.

No puedo evitar reír ante su comentario. En verdad extraño mucho a esa chismosa que ya forma parte de mi familia. Recién es el primer día y ya muero por volver a verla y pasar tiempo juntas.

-Layla luego hablamos entonces, vale? Que no se te olvide.

Nos despedimos mientras mis padres y mi abuela ya se encuentran frente a la torre a la cuál subiremos dentro de unos minutos, esperando por mi llegada para vivir una experiencia que nunca olvidaremos.

✩.・*:。≻───── ⋆♡⋆ ─────.•*:。✩

Nota del autor:

Que les pareció el segundo capítulo? :)
Layla Cooper por fin ha llegado a su destino, Toronto, Canadá.

Espero que les haya gustado <3
No olviden comentar y votar si quieren más capítulos

Sin más que decir...
Nos vemos en el próximo capítulo<3

Bajo el Cielo de tus OjosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora