Sinceramente la noche pasó más rápido de lo que me gustaría. Ya son las 4:00 AM cuando nos dirigimos hacia mi casa. Por mucho que me negué, Dylan insistió en acompañarme. A esta hora las calles suelen ponerse más peligrosas, pues es cuando comienzan los asaltos, robos, etc; creo que entiendo su preocupación. Dudo mucho que algo nos pueda pasar pero no niego que me encanta su compañía.
Vamos riendo y hablando sobre algunas anécdotas de la infancia.-...y digamos que por eso soy tan distante con los demás- concluye restándole importancia a su relato.
-Wow, si que tienes muchas historias escondidas.
-Soy interesante- Sonríe orgulloso- Por cierto, ¿Que piensas hacer hoy? ¿Tienes planes?
-No creo. Sinceramente solo tengo ganas de encerrarme en mi cuarto y pasar el rato con mi mejor amiga, hace días que no la veo.
-Bueno si quieres podría ir contigo a algún lugar, al que gustes- Sonríe, tímido.
-Me encantaría- Le devuelvo la sonrisa.
-Sabes...Ahora que lo pienso nunca te he visto caerte. Sería gracioso- Comienza a reír.
-¿Es enserio? No sería gracioso- Digo frunciendo el ceño.
-Para tí no, hormiguita. Pero para mí, sin dudas lo sería- Coloca uno de sus pies delante de los míos, provocando que me tropezara como tonta, pero antes de caer al suelo me sujeta el brazo, impidiéndolo.
-¡Tonto!- Le doy un golpe en el pecho con la poca fuerza que tengo, mientras él comienza a reír.
-Por lo menos impedí que cayeras. Deberías agradecérmelo.
-Pues gracias y no gracias.
-Por nada, hormiguita.
Estamos casi a unas calles de llegar a casa cuando me percato de la presencia de un chico alto, parado en la esquina de una de ellas; con una botella de alcohol en la mano. Era imposible ver su rostro por la oscuridad de la noche, así que seguimos nuestro camino.
Luego de un rato comienzo a sentir que alguien nos está siguiendo, pero no le comento nada a Dylan porque no quiero interrumpirle, se encuentra hablando sobre su gran pasión por la astronomía.-Oh, cierto, se me había olvidado. Te traje un regalito- Dice sonriendo mientras buscaba en uno de los bolsillos de su sudadera negra- Cierra los ojos.
-Vale- Sonrío y obedezco, mientras agarra una de mis manos y deja algo circular en ella.
-Listo - Abro los ojos lentamente y no puedo evitar soltar un chillido de alegría al ver en mis manos una pequeña lámpara de Luna.
-¡Es hermosa! ¡Siempre había querido una de estas, Muchísimas gracias!- Doy un salto hacia él rodeando su cintura con mis piernas, mientras le abrazo fuertemente.
-Que bueno que te haya gustado, Layla- Dice entre risas por mi reacción.
-Oh, disculpen la interrupción, muchachos- Una voz masculina me saca de mis casillas. Me suena familiar.
Rápidamente me bajo de los brazos de Dylan para observar a mi alrededor, lo noto a él igual de descolocado que yo.
»Aquí estoy- Dice la misma voz, saliendo de detrás de uno de los árboles cercanos- ¿Cómo han pasado la noche? ¡Ah no, cierto, que tonto soy! He visto todas y cada una de las cosas que han hecho. En serio, querida Layla, deberías de fijarte más de quiénes están a tu alrededor, eres muy despistada.«¡No puede ser! Me quedé mirando con la boca abierta a...¡Reth! ¡Ese maldito imbécil!
-¿¡Que haces aquí, Reth?!- Escucho a Dylan gritarle, agarrando una de mis manos. Ese gesto me brindó un poco de seguridad, aún cuando estaba cagada del miedo.
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Bajo el Cielo de tus Ojos
Lãng mạnLayla Cooper siempre ha vivido rodeada de amor y comodidad. Ser hija única le ha permitido disfrutar de la atención completa de sus padres, y su personalidad alegre la ha hecho querida por todos. Su vida en Nueva York era perfecta, un sueño hecho re...