-¡Maldita sea!- Grité con frustración mientras rebuscaba en las gavetas del armario- ¡Mamá ¿En dónde está mi uniforme?!
-Hija, lo lavé anoche. Debe estar húmedo aún- Dice subiendo las escaleras.
-¿Y cómo iré a la escuela?
-Podrías ponerte la falda de tu antiguo uniforme, milagrosamente ambos son del mismo color.
-Mamá, esa falda me queda muy corta. ¿Qué quieres, que se me vea todo?- Me tiro en la cama cubriéndome el rostro con las manos ante la desesperación.
-Bueno, Layla, es lo que hay. Además será solo por hoy, no exageres. Ni siquiera te queda tan corta. Así que levántate y vístete que ya estás llegando tarde- Dice para luego dirigir su vista por toda la habitación- Por cierto ¿En dónde está tu amiga?
-Ali ya se marchó hace media hora. Dijo que no quería llegar tarde- Me levanto de la cama y comienzo a buscar mi antigua falda. Supongo que tendré que ir con eso mismo.
Mamá no responde y sale de la habitación, cerrando la puerta a su paso.
Cuando al fin encuentro la falda y me la pongo me doy cuenta de que me queda aún más corta que la última vez, queda por arriba de medio muslo. ¡Por Dioooos!
Con todo listo aún no me digno a salir de la habitación, ¡Es que me da demasiada vergüenza ir así al insti! Pero bueno, hay chicas que van peores así que...De los cobardes no se ha escrito nada.Bajo las escaleras y me dirijo hacia mi HERMOSO destino.
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-Buenos días- Digo tímida, de pie frente a la puerta de mi salón.-¡Oh por fin ha llegado, señorita Cooper!- Exclama el "profesor insoportable", irónico- Casi Buenas tardes pero bueno, Adelante.
Comienzo a caminar hacia el interior, con todas las miradas encima; cuando de repente el profe me detiene, colocando su puntero frente a mí para impedirme el paso.
-Espere un momento señorita, ¿A qué se debe tal descaro de su parte?- Pregunta cortante, lo cual me confunde al instante.
-¿A qué se refiere, señor?
-Esa falda tan provocativa es una falta de respeto, tanto para los profesores como para los estudiantes. Si no se la cambia ahora mismo, la suspenderé por una semana.
¿¡Qué?! ¿¡Quién se cree este viejo ahora?!
Sin decir nada me dirijo fuera del salón lentamente, pues no tengo nada que ponerme para quitarme la falda "provocativa".
Cuando ya estoy apunto de salir siento un fuerte agarre en mi brazo que hace que me detenga.-Espera- Se trata de Dylan, quien comienza a quitarse su chaqueta para colocarla detrás de mi cintura- Así está mejor...¿No es cierto, señor Gerald?- Pregunta dirigiéndose hacia el profesor.
-Digamos que por lo menos ya no se le ven todas las...
-Eso es un sí- Dylan lo interrumpe rápido antes de que termine la frase. Luego me da la mano y me guía por el salón hasta nuestro asiento.
¡JODEER! ¡DYLAN ME DIÓ LA MANO!
No sé por qué me emociono como una tonta. Quizás porque lo soy, Je.-Gracias...- Le susurro una vez estamos sentados- Te debo una.
-No hay de qué, hormiguita. Digamos que no quería que te suspendieran, no tendría a quien decirle hormiga ni a quien ofender por puro gusto- Suelta una carcajada tímida que me parece adorable. Simplemente le sonrío con agradecimiento.
» Por cierto- Dice luego de un rato - Están muy bonitas tus bragas de animalitos.«
No puedo evitar sonrojarme a más no poder. Le doy un libretazo en la nuca mientras éste ríe a carcajadas.
-¡Eres un pervertido!
-Te aseguro que no fui el único que lo notó, hormiguita.
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Este día los pasillos del insti se me han hecho más largos que nunca. A cada paso que doy siento una nueva mirada encima de mí. El hecho de que vaya acompañada de Ali y Zahira no hace que me sienta más incómoda.
Resulta que tuve que quitarme la chaqueta del chico Walker porque se mojó, Sí, solo a mí se me ocurre sentarme en un banco del patio luego de que lloviera. Esto significa que tuve que andar por cada rincón enseñando las bragas. ¡Y joder! ¡Sí que se siente feo! Sinceramente no entiendo como hay chicas que van así por la vida sin ningún tipo de preocupaciones.Iba camino a mi casillero, junto a mis amigas, cuando siento como un grupo de chicos comienza a chiflarme para llamar mi atención. Pero no eran chiflidos normales, más bien de esos que hacen en las películas a las chicas sexys, pero bueno, yo no era nada sexy, Je.
El caso es que a uno de esos inútiles le dió por meterse conmigo una vez Ali y Zahi fueron al comedor y yo me quedé esperandolas. Estaba sola, COMPLETAMENTE SOLA. No había nadie en los pasillos a excepción de el chico que estaba mirándome con deseo desde la otra esquina, pues al parecer todos estaban en el comedor.Quién conozco como Reth comienza a caminar hacia mí disimuladamente. Por lógica no corrí ni hice nada porque sinceramente no me esperaba que me hiciera algo. Solo me limitaba a mirar mi celular y de vez en cuando a los lados.
De repente siento como alguien me arrebata el teléfono y me jala del brazo hasta levantarme, dejándome completamente descolocada.-Hola, princesa- Dice en un intento de sonar seductor, pero lo que hace es provocarme ganas de vomitar.
-¿¡Qué haces, Reth?! ¡Suéltame!- Intento soltarme, pero solo obtengo que intensifique su agarre, pegándome más a su cuerpo- ¡Si no me sueltas gritaré!
-Si gritas será peor para tí, muñeca- Me susurra al oído mientras me levanta para pegarme a los casilleros, dándome un fuerte golpe en la cabeza que me deja fuera de lugar, impidiendo que pueda defenderme.
Comienza a besar y a hacer chupones en mi cuello de una forma agresiva mientras intento salir de allí. Cuando está a punto de desabrochar mi blusa, veo como una mano se aproxima hacia él y le pega un puñetazo en el rostro, haciendo que me suelte al instante. Caigo al suelo como muñeca de trapo, sintiendo un fuerte dolor de cabeza.
-Layla ¿Estás bien?- Escucho la voz de... ¡Dylan! Pero no tengo la fuerza para responder, solo siento como mis ojos se van cerrando poco a poco- No te desmayes, por favor- Se le escucha muy preocupado y a la vez asustado, sentimientos que nunca pensé ver en él. -No me dejes solo, hormiguita. Te necesito...- Son las últimas palabras que escucho antes de que todo se vuelva completa oscuridad.
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Bajo el Cielo de tus Ojos
RomanceLayla Cooper siempre ha vivido rodeada de amor y comodidad. Ser hija única le ha permitido disfrutar de la atención completa de sus padres, y su personalidad alegre la ha hecho querida por todos. Su vida en Nueva York era perfecta, un sueño hecho re...