El camino en solitario se sintió un poco deprimente. Pero al llegar todo se sintió bien nuevamente cuando volví a la habitación con Ali, quien al parecer ya había terminado de matricularse en el insti.
Me anima a sentarme en el escritorio, con la excusa de darme una noticia.
-¿Y bien?- Pregunto luego de un rato en silencio.
-¿Recuerdas que luego de matricularnos debíamos esperar una semana más para que aceptaran nuestra solicitud de ingreso?- Pregunta sentándose en la cama.
-Sí, lo recuerdo.
-Pues... Nos han aceptado más rápido de lo que pensaba y ya mañana debemos ir a nuestras primeras clases.
-¿Qué?- La sorpresa se hace notar en mi rostro- ¿Estás hablando en serio?
-Si quieres pregúntale a tu madre. ¿Acaso no te emociona que mañana sea nuestro primer día de clases?- Dice con una sonrisa.
-Sí, claro que sí. Es solo que no tenemos nada listo.
-Nah, eso es lo de menos, mañana las clases comienzan en la tarde, así que podemos ir temprano a comprar lo que haga falta.
-Tienes razón- Comienzo a sonreír también.
-¿Y cómo te fue en tu cita?- Cambia su posición para prestarme más atención. Mientras comienzo a contarle todo lo ocurrido.
-¡WoW, qué hermoso todo!- Comienza a dar saltitos como niña pequeña- Espero que yo también pueda conseguir a alguien así en esta gran ciudad- Se tira en la cama nuevamente para quedar mirando el techo mientras sueña despierta.
-De seguro que sí, Ali. Eres muy hermosa, todos los chicos del instituto babearán por tí.
-Eso espero- Dice soltando una carcajada.
Ambas comenzamos a reír para luego de un rato, pelear por quién se duchará primero.
Me quedo sentada en la cama luego de ser derrotada, esperando a que Allison salga del baño. Comienzo a buscar qué ponerme y me decido por una pijama de animalitos que solía usar en mi antiguo hogar. Sí, siempre he sido demasiado infantil, ja.
Luego de lo que pareció haber sido un siglo, Ali sale del baño con un vestido negro ajustado al cuerpo, unos tacones altos, un bolso con mucho brillo y un maquillaje perfecto.
-¿Se puede saber a dónde vas a esta hora? - Pregunto extrañada.
-Iremos a cenar- Dice sonriendo.
-¿Quiénes?
-Tú y yo. Así que vístete rápido- Se acerca al espejo para ponerse una gargantilla llena de perlas pequeñas.
-Pero...¿A dónde iremos?- Pregunto volviendo hacia el armario.
-A una pizzería.
-¿No es mejor pedir adomicilio?- No puedo evitar decir enarcando una ceja.
-No, querida. Debemos salir a disfrutar, aún somos jóvenes.
-Bueno...- No digo más y me dirijo hacia el baño con el vestido que me compró Alex en manos. Debo aprovechar esta noche para usar tal belleza.
-Estás loca ¿Sabes? ¿Piensas ir a comprar pizza o a un club nocturno?- Pregunto una vez salgo del baño.
-La segunda opción no está tan mal- Bromea.
-Sí claro, ¿cómo no?- Suelto una carcajada.
-Hay que ir arreglada a todos lados, chica.
-Ya veo, mejor vámonos ya. Tengo hambre.
Salimos de la casa y nos encaminamos hacia una pizzería que la verdad quedaba un poco lejos, no había ninguna por la zona.
Nos adentramos en el lugar y yo tomo asiento en una de las mesas del fondo mientras Allison va a pedir las pizzas. Esos minutos se me hacen infinitos mientras siento como si alguien me observara. No puedo evitar mirar a mi alrededor a ver si se trata de mi mejor amiga, pero no. Tampoco hay muchas personas en el lugar, solo una familia, una chica de cabello cobrizo en la mesa de al lado, un padre y su pequeño; y...¡Un chico de cabello blanco! No puede ser el mismo del parque...De verdad que no. De seguro es cualquier otro. ¿Cuántos chicos de cabello blanco no hay en el mundo?.
Saco mi teléfono rápidamente para distraerme, cuando vuelvo a sentir esa extraña sensación de ser vigilada. Levanto mi vista y la dirijo hacia el peliblanco, el cual se encuentra observándome fijamente. ¡Esos ojos azules! Definitivamente se trata de él.
Trato de ignorarlo pero no puedo evitar lanzarle una mirada de vez en cuando, y todas esas veces ha estado mirando en mi dirección. Me siento demasiado incómoda. ¿Cuánto tardará Ali en llegar con las pizzas?
Luego de un rato en el que nada cambia, decido por levantarme y acercarme al chico.
-Hola...- Digo acercándome a él- ¿Por qué me miras tanto?- Lanzo a quemarropas.
-¿Quién te crees que eres?- Responde cortante- Ni siquiera te miraba a tí. ¿Acaso crees que eres tan importante como para que alguien se fije en tí?
¿¡Qué se cree este idiota?!
-¿Te estás escuchando a tí mismo? Ni siquiera me conoces como para estar sacando conclusiones tan estúpidas- Digo empuñando mis manos. Sí, tengo muy poco autocontrol.
El chico se levanta de su silla, intimidandome de inmediato con su gran altura, debe medir casi 1.90. Me mira amenazante con esos ojos que ahora solo echan fuego.
-Estúpida te ves tú tratando de discutir conmigo. No tengo tiempo como para estar desperdiciandolo escuchando insultos de una hormiga de metro 60. Así que quítate de mi camino.
-¿O sino qué?- Pregunto desafiante.
-O sino te arrepentirás de no haberlo hecho en este momento.
-Pues veamos, porque no me pienso mover de aquí hasta que te disculpes.
Suelta una sonora carcajada justo en mi cara.
-¿Aún piensas que pediré perdón? Yo nunca pido perdón pequeña hormiga.
-Deberías, porque con esa actitud no vas a lograr nada.
-Sí gracias, lo escribiré en la agenda de cosas que me valen una mierda. Y posiblemente también escriba tu nombre en ella- Dice riendo, engreído- Ah no, cierto, no sé cuál es. Y tampoco quisiera saberlo, muchas gracias.
Comienza a caminar lejos con una sonrisa triunfante, dejándome sin palabras.
-Por cierto...- Dice dándose la vuelta antes de marcharse- Ese vestido te queda horrible. ¿Quién te lo compró? ¿Tú abuela?.
¡Maldito imbécil! No aguanto más y corro hacia dónde está para comenzar a golpearle el pecho mientras suelto insultos al azar.
-¡Imbécil! ¡Estúpido!...
-Ya basta, hormiga asquerosa- Dice con asco apartándome de su cuerpo con el dedo índice- Agradece que no nos volveremos a ver, porque no sabes las ganas que tengo de aplastarte como el insecto que eres.
Sin más que decir abre la puerta y se dirige hacia el exterior mientras yo me quedo dentro, con la mirada de todos sobre mí. No puedo explicar todo lo que siento en este momento: rabia, vergüenza, asco... Odio a ese chico. No puedo creer que todo este tiempo estuve pensando en los ojos de un ser tan despreciable como él.
Mi mejor amiga se dirige hacia mí y me guía afuera del local, con las pizzas en la mano. Ambas caminamos hacia una plaza que queda al frente para sentarnos ahí a comer mientras le explico lo que sucedió.
ESTÁS LEYENDO
Bajo el Cielo de tus Ojos
RomanceLayla Cooper siempre ha vivido rodeada de amor y comodidad. Ser hija única le ha permitido disfrutar de la atención completa de sus padres, y su personalidad alegre la ha hecho querida por todos. Su vida en Nueva York era perfecta, un sueño hecho re...
