Solo una carta para tu esperanza :

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Max 17 , Bradley 18 :

Max no sabía su fecha de nacimiento exacta y calculaba tener entre quince y diecisiete años. Esta incertidumbre se sumaba a su sentimiento de desarraigo, exacerbado por la relación complicada con Bradley. Max aún recordaba la cálida sonrisa de Bradley cuando fue presentado. "Entonces puedo utilizarte de otras maneras", había dicho Bradley en tono de broma aquel invierno, se levantó de su cama tambaleándose. Había bebido alcohol por primera vez, invitado por el dueño de la taberna para celebrar su cumpleaños. Caminó hasta el escritorio de madera y abrió la ventana. El aire cálido del verano lo golpeó mientras, con pluma en mano y papel, escribía una carta impulsado por el coraje que le daba la bebida en sus venas.

1 de agosto de 1886

Querido Bradley,

Ha transcurrido un largo tiempo desde la última vez que nos vimos. Escribo solo por nuestra antigua camaradería, enemistosa en parte. Durante mi estancia en los dominios del rufián de su padre, usted me protegió a su manera retorcida. Puede que sea la bebida quien hable, o mi conciencia cargada, pero huí como un cobarde, dejándolo a su suerte. Juro por un dios inexistente que me arrepiento de no haberme despedido, pero ¿me hubiera dejado usted partir? Ambos lo sabemos, Bradley. Me hubiera mirado con esos ojos helados, impartiendo la orden, y yo, como si estuviera bajo un hechizo, no lo hubiera hecho.

Un hombre enamorado es capaz de todo por su amado, y yo estoy dispuesto a todo para tenerlo a mi lado. Bradley, comprenda que a través de este escrito quiero confesar mis sentimientos hacia usted. No sabría decir en qué momento caí bajo su hechizo, pero cuando me besó, confirmé mis sentimientos. Sin embargo, ante su huida, comprendí que nunca podría tenerlo más allá de una relación de amo y esclavo. Me escapé por dos razones: una pequeña chispa de esperanza de poder ser su igual ante los ojos del mundo, y otra intención que no puedo revelarle en esta carta.

Debo confesarle que pasé un par de meses navegando en un barco manteniendo nuestros recuerdos presentes y ahora me encuentro en Eldoria, añorando su calidez. Juro por mi amor hacia usted que regresaré. Hablaré con el Duque para que pueda hacerlo un omega respetable ante la sociedad. Si no me da su permiso, ¿estaría dispuesto a huir con un hombre pobre? Solo puedo ofrecerle mi amor, pues no tengo posesiones materiales más que mis ropas. Espero su pronta respuesta.

Atentamente, Max


Después de escribir aquella carta, Max puso la dirección donde posiblemente estaba estudiando Bradley. Bajó las escaleras de la taberna, saludó a un par de clientes y luego caminó a paso lento y tambaleante hasta la oficina de correos. No había fila. Miró al recepcionista, pagó la tarifa y dejó la carta. Conocía al cartero, un hombre honrado, y sin más preocupaciones se fue.

Al salir, dos rufianes lo cogieron por la espalda y lo arrastraron a un callejón oscuro. En su estado de embriaguez, no pudo defenderse. Le propinaron una golpiza y le despojaron de todo su dinero. Caído en el suelo, Max intentó levantarse, pero el dolor se lo impidió. Permaneció allí un rato, recuperando el aliento y la conciencia. Finalmente, se levantó y, tambaleándose, regresó a la taberna. La noche se sentía más fría y su corazón más pesado, pero la esperanza de recibir una respuesta de Bradley le dio fuerzas para seguir adelante.

Pasados tres días después de aquella paliza, Max pudo levantarse gracias al gran corazón de su jefe, quien no lo despidió. Bajó cojeando a la primera planta y pudo ver a muchos marineros hablantes de diferentes dialectos y etnias. Fergus, el omega, lo vio con una mirada fría para luego decirle: -Max de Goof, ¿aún está lastimado?-- Max sudó frío por un momento ante la actitud del omega, pero poniendo su cara más estoica respondió: -Son tonterías. La taberna tiene muchos clientes y debo ayudarle. He trabajado en peores condiciones, Fergus.--

Sin más palabras, Max tomó la orden de un par de clientes. Mientras tanto, Bobby miraba con asombro a su amigo y, viendo a Horace, quien estaba detrás de la barra actuando como tabernero, preguntó -¿Desde cuándo Max habla alemán, francés e italiano tan fluido? --Horace sirvió una cerveza y respondió: -El señorito Bradley le enseñó. Max le leía al amo y también estaba presente en las clases del amo.-- Bobby quedó impresionado; Max era una caja de sorpresas.

Al finalizar la jornada, Max se dirigió a una tienda de caza. La pequeña tienda, situada en un rincón polvoriento de la ciudad, estaba llena de utensilios de caza, desde arcos y flechas hasta trampas y cuchillos. Max entró, aún cojeando ligeramente, y miró a su alrededor -¿En qué puedo ayudarte, joven?-- pregunta el dueño de la tienda

Max respondió: -Necesito un arco y flechas --

El tendero, un hombre de aspecto hosco y mirada dura, lo miró de arriba abajo con desdén.

-No vendo armas a mestizos como tú--

Max se sintió indignado por la respuesta del tendero, pero su orgullo y valentía lo impulsaron a responder con firmeza. -¿Mestizo dices? Quizás. Pero también soy un hombre valiente y orgulloso-

El tendero frunció , pero finalmente accedió a mostrarle algunas opciones. Sin embargo, los productos que le mostró eran de mala calidad y los precios absurdamente altos, Max salió del lugar con un pensamiento claro "Haré mis flechas y arco, demostraré a todos que ganaré "

Entre mundos: amor y guerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora