La hermana de Lily Evans (Severus Snape x Cala Evans) *Harry Potter

Capítulo 10 Hogsmeade

La voz sobresaltó a ambos.

Harry se recuperó antes, mientras la mente de Cala seguía en blanco.

- Buenas noches director – Atinó a decir este.

La mirada escrutante de Severus Snape se clavó en la espalda de la pelirroja, sin voltear a ver a su alumno.

Cala soltó un suspiro bajo antes de darse media vuelta para quedar de frente al profesor. Lo tenía a un par de metros de distancia. La luz de la lámpara ensombrecía su rostro, haciendo que pareciera casi uno mismo con la oscuridad que rondaba la noche.

- ¿Y bien? – Dijo el profesor Snape, alzando una ceja.

Su sobrino titubeó volteando a verla, dejando en sus manos la respuesta. Negó sutilmente con la cabeza a él, para evitar que dijera algo respecto al "tema" del que hablaban.

Ni por asomo.

Se aclaró la garganta antes de decir.

- Hablábamos de lo tarde que es – Le respondió al mago. Por su expresión mordaz dudaba que se creyera una palabra de lo que decía.

Volteó a ver a su sobrino.

- Ve a dormir Harry – Le dedicó una sonrisa tranquilizadora, alentándolo a regresar a su dormitorio.

Este intercaló su mirada del profesor a ella antes de asentir, al parecer tomando una decisión. Apenas se adelantaba unos pasos cuando Cala tomó su brazo.

- Muchas gracias – Conectó su mirada con la de su sobrino, agradeciéndole por haberle conferido la información que necesitaba – Descansa – Terminó diciéndole.

Él le dedicó una sonrisa, antes de darse la vuelta en dirección a su habitación murmurando un buenas noches a ella y al director.

Apenas se marchó Harry, ella se dio la vuelta, conectando su mirada con el director, que seguía de pie sin haberse movido un centímetro. Incluso de espaldas podía sentir su presencia, de frente era una sensación aún más intensa.

No esperaba verlo tan pronto.

Tragó saliva antes de decir.

- Le agradezco nuevamente su gracia, como le comenté, si necesita algo solo tiene que pedirlo – Dijo Cala, recordándole el favor que le debía.

- Y sin embargo, no respetó el límite de quince minutos – Respondió el director, con esa voz tan queda y pausada que lo caracterizaba.

Le dedicó una última mirada antes de darse la vuelta.

No sabía que le había entrado para evitar la conversación, pero el pánico ganó por un momento y fue suficiente como para perder su oportunidad de hablarle sobre la oclumancia. Con pisadas rápidas, vio su espalda desaparecer al doblar en pasillo.

Entonces se encontró sola en el corredor.

Soltó un suspiro mientras se pasaba las manos por el rostro. No podía haberse comportado más torpe. Hablábamos de lo tarde que es – Podía ser más obvia.

Entonces el cuadro de la derecha, un hombre de piernas cortas y torso largo con bigote gris habló.

- Debería haberle hablado de las lecciones niña – Negó con la cabeza en gesto de decepción.

Le lanzó una mirada fulminante por la evidente crítica en su voz.

Tomando una respiración, caminó hacia su habitación, evitando responder al retrato entrometido.