"Por mas que duela" Capitulo 6

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En un lugar inmenso, cerrado... ahí estaba yo... en aquella discoteca... la de siempre. Estaba con mis amigos los cuales habían bebido excesivamente, habían perdido el control. Pero eso no era un problema... nuestras "juntadas" siempre eran iguales, era nuestra manera de divertirnos, "a lo grande" y no porque si bebes sos mas "grande" sino que el alcohol despertaba en nosotros una chispa de locura la cual estaba acompañada con una marea de risas, chistes y eso concluiría a una noche perfecta.

Riendo, pasándola bien, con aquellas personas, con mis amigos... "hacia tanto que las cosas no eran iguales" – pensaba en mi mente. "Iguales", ahora las cosas eran como antes... aquellas salidas... todo. El grupo permanecía intacto, indestructible. Estaba forjado a una amistad eterna, con estas tres personas. Estábamos entrelazados a seguir juntos toda esta vida... y eso me hacia bien. Me hacia bien pensar en que por lo menos algo... simplemente un detalle insignificativo seguía igual... que por lo menos aquellas personas no las había perdido... ellas siguieron ahí siempre. Como me gustaría decir que nadie se había ido de mi vida... que todos seguían allí, al igual que mis amigos... pero lamentablemente la verdad dolía pero aun más duele la realidad... y mi realidad era que hoy por hoy los que estaban eran ellos mis amigos, mi familia. Porque ni siquiera mi madre, ni mi hermana podrían sacarme de aquel estado que ni yo comprendía en con quetro de que trataba... era una especie de vacio... de aislamiento... ahogo... todo eso sentía a la vez pero sin poder descifrar teóricamente lo que significaba. Hoy en día los tenía a ellos y nada más que a ellos... ya no tenía más que perder... ya lo había perdido todo... Años a tras era tan solo un nene pequeño, inocente... feliz, el cual en "mi mundo" todo estaba bien, todo era perfecto. Pero ahora no... ahora había perdido a aquel hombre... al hombre que me había enseñado las cosas significativas de la infancia y muy pocas acerca de la vida... había perdido a mi padre, porque ahora nuestra relación no era la misma... era una relación de "rivalidad". "¡Mi propio rival era mi padre!"... eso si que nadie lo podía entender... ¿Cómo es que de ser amigos íntimos pasamos a ser rivales? Una respuesta por descifrar. Pero lo que aun más me dolía era que había perdido a la persona en la que me lo enseño todo, en la que me hizo sentir todo... la había perdido a ella... a la única mujer que ame... y que ahora no entendía en donde había quedado ese amor... si tal vez estaría en el fondo de mi alma, escondido, con temor... temor a que si salga a la luz lo destruyan... o tan solo se había ido con ella. A ella sí que la necesitaba, deseaba que ella estuviese aquí, entre las personas que "jamás me abandonaron"... pero no... ella estaba en la lista de las personas en las que "había perdido" y eso me dolía...

Me alejo de la barra, de donde estaban ellos, mis amigos. Me alejo de la ebullición, de la euforia, "del descontrol". Comienzo a caminar por la pista de baile, entre desconocidos y algunos conocidos... entre gente que reía, bebía, disfrutaba. Disfrutaba de su juventud. "Yo también la he disfrutado" – pensaba. Me paro en el medio de la pista. Cierro los ojos. Y la recuerdo. La recuerdo a ella ahí, con migo. Bailando. Podía ver a un hombre feliz... un hombre feliz con aquella mujer que tan solo reía y disfrutaba de bailar con aquel hombre. En ese momento, mientras sonreía al recordar y disfrutaba aquella imagen como si la estuviera viviendo... justo ahí... el recuerdo se torna borroso, cortante, es remplazado por otro recuerdo aun más triste. Aparece ella mirándome a los ojos, esos ojos esmeraldas hechos cristal, frágiles. Ella seguía allí mirándome, su mirada se encontraba triste, vacía... pero era un recuerdo... ella en algún momento habrá tenido esa mirada y yo no la recordaba. Comienzo a gritar su nombre. Desesperado. Quería que reaccionara. Que me digiera algo. Ella esforza una sonrisa y se va. La veo irse. Era aquel recuerdo. Ese recuerdo se había despertado en mí. Era el recuerdo de la graduación. No lo había podido cambiar. Ese recuerdo permanecía ahí... era eterno, indestructible... se iba a quedar allí.

Creo en tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora